Si tu cena ideal es una ensalada crujiente o un yogur con frutos rojos, quizás te sorprenda saber que algunos nutricionistas no los recomiendan para el final del día. Pero, ¿por qué? No es que estos alimentos sean malos, ni mucho menos, sino que pueden jugar en contra de nuestra digestión y hasta afectar la calidad del sueño. Tranquila, se puede cenar sano y ligero sin dramas.
La hora de la cena importa
Si sueles cenar tarde, justo antes de irte a la cama, quizás quieras reconsiderarlo. Cada vez más expertos recomiendan adelantar la hora de la cena y, si es posible, hacerlo antes de que el sol se esconda. ¿Por qué? Porque tu reloj biológico y tu digestión te lo agradecerán. A la pregunta, ¿cuál sería la hora perfecta para cenar? Patricia Pérez, nutricionista y naturópata, explica que “lo ideal es que la última ingesta diaria sea antes de que se ponga el sol, por tanto dependiendo de la estación en la que estemos será un poco más tarde o un poco más temprano”.
¿Por qué recomienda Patricia cenar temprano? Aunque te hayas acostumbrado a cenar a las 10 p. m. después de un día largo, tu cuerpo sigue funcionando según su propio ritmo. El metabolismo es más activo durante el día y empieza a bajar revoluciones cuando el sol se va. Esto significa que cenar tarde puede hacer que la digestión sea más lenta y que tu cuerpo no procese los alimentos de la misma manera que lo haría en horas más tempranas.
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Comer muy tarde puede interferir con la calidad del sueño. Cuando tu sistema digestivo aún está en pleno trabajo, tu cuerpo no logra relajarse completamente, lo que puede provocar un descanso más ligero o interrupciones nocturnas. En cambio, cenar temprano te da tiempo para digerir y permite que tu cuerpo se enfoque en descansar como se merece.
Si alguna vez te has despertado sintiéndote hinchada o con malestar después de una cena tardía, ya sabes de lo que estamos hablando. Comer antes te permite procesar mejor los alimentos, evita acumulaciones innecesarias y deja a tu sistema digestivo en paz para que pueda concentrarse en otras funciones importantes.
¿Adiós a la ensalada o el yogur en la cena?
¿Qué pasa si no podemos cenar antes de que se vaya el sol debido a nuestro ritmo de vida? “Si sí o sí tienes que cenar tarde, por nuestros horarios laborales muchas veces por mucho que queramos cuidar estas cosas realmente es imposible, lo ideal es que cenes no crudos, sino por ejemplo, una crema de verduras o un pescado al vapor, cosas que sean de fácil digestión y, sobre todo, que te aporten calor, por tanto no cenar ensaladas, ni yogur ni queso fresco”.
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Ni yogur, ni queso fresco, ni crudités, ni ensaladas… pero ¿cuál es el motivo de no cenar crudos ni alimentos fríos? Durante la noche, el metabolismo baja revoluciones para prepararse para el descanso. Esto significa que los alimentos crudos, ricos en fibra y más “difíciles” de procesar, pueden quedarse dando vueltas en tu estómago más tiempo del deseado, causando hinchazón o pesadez.
¿Qué pasa con los alimentos fríos? Los alimentos fríos en la cena, como las ensaladas y los yogures, pueden hacer que la temperatura corporal disminuya ligeramente. Esto no es grave, pero sí puede hacer que te sientas menos relajada antes de dormir. En cambio, los alimentos calientes, como sopas, verduras al vapor o guisos ligeros, suelen conseguir que tengamos una sensación más reconfortante que invita al descanso, por lo que dormirás mucho mejor.
Opciones ideales para la cena
Si quieres cenar ligero sin tener problemas de sueño o de digestión, lo ideal es, como recomienda la nutricionista, cenar antes de que se ponga el sol y no ingerir alimentos fríos y/o crudos. Intenta que que tu cena sea sabrosa, variada y nutritiva, hay muchas opciones: Salteados de verduras con quinoa y especias, wrap de espinacas con verduras asadas, pollo con vegetales…Una crema de verduras, como la de calabacín o zanahoria, con un toque de cúrcuma y jengibre, es perfecta para calentar el cuerpo y facilitar la digestión. Acompáñala con un trozo de pan integral tostado o unas almendras para darle un extra de textura y saciedad. Pues añadir a tus cremas de verduras y sopas, un puñado de semillas o frutos secos para añadirles grasas saludables.
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Una tortilla de champiñones o espinacas, revuelto de setas con cúrcuma y jengibre, una tosta de pan de centeno con hummus de remolacha y piñones tostados. Añadir especias como comino o romero mejora el sabor y también son de gran ayuda para la digestión y aportan propiedades antiinflamatorias. Lo importante es encontrar platos sanos que te ayuden a terminar el día sin pesadez y con el estómago feliz. ¡Tu cuerpo te lo agradecerá al despertar!