En una industria en la que la belleza suele tener fecha de caducidad y las arrugas se convierten en asunto de estado, hay una mujer que ha desafiado todos los pronósticos con una naturalidad que pasma. Meryl Streep, con 75 años cumplidos y una filmografía que es ya materia de archivo universal, no solo es la gran dama del cine, sino también un rara avis en el star system. Lejos de los bisturíes afilados y los selfies con filtros, Meryl ha conseguido lo que muy pocas: mantenerse fiel a sí misma, y no solo en su manera de actuar.
Durante años, el reconocimiento pareció resistirse. Demasiado seria, demasiado inteligente, todo era susceptible de convertirse en una excusa para reconocer su talento. Pero esa misma intensidad que le cerró puertas al principio acabó por consagrarla como una figura imprescindible. Hoy, cuando aparece en una alfombra roja o simplemente concede una entrevista, su sola presencia transmite algo que ninguna crema puede prometer: credibilidad. Hoy recogemos un testimonio recogido por la periodista Fi Glover en el Daily Mail, se desveló un pequeño secreto que, como casi todo lo que rodea a Meryl, está lleno de sentido común.
Meryl Streep y su truco infalible para cuidar su piel
(Gtres)
El sencillo truco de Meryl Streep para cuidar su piel
Según contaba Glover, presente en una fiesta junto a la legendaria presentadora Dame Jenni Murray, Meryl confesó algo que, en su sencillez, resulta casi revolucionario: "Mi secreto de belleza es no tocarme nunca la cara". No hubo mención a sueros de laboratorio suizo, ni a tratamientos con nombres impronunciables, ni siquiera a rutinas de 12 pasos al estilo K-beauty. Solo una premisa: hands off.
Y lo cierto es que esa frase encierra una sabiduría que muchas rutinas de belleza modernas parecen olvidar. Porque si hay un gesto cotidiano que pasa desapercibido pero que puede tener -en algunos casos- efectos nocivos en la salud de la piel, es ese: tocarse la cara. Desde el punto de vista dermatológico, nuestras manos son una especie de caballo de Troya. Están en contacto constante con superficies contaminadas: pomos de puertas, pantallas de móvil, dinero, y una larga lista de etcéteras que harían temblar a cualquier microbólogo.
El baratísimo y sencillo tip de belleza de la actriz para cuidar su rostro
(Gtres)
Cada vez que nos llevamos las manos al rostro, arrastramos con nosotros un enjambre invisible de bacterias, hongos y residuos de grasa que alteran el ecosistema cutáneo. Y aunque pueda parecer un detalle menor, ese simple gesto puede desencadenar brotes de acné, desequilibrios en la producción de sebo y hasta pequeñas infecciones localizadas. La piel, ese órgano delicado, no está preparado para resistir el asalto constante de lo que nuestras manos portan.
Pero hay más. Tocar el rostro compulsivamente, especialmente en momentos de estrés o aburrimiento, no solo puede generar inflamación o granitos inesperados. También puede fomentar la aparición de arrugas prematuras. Los movimientos repetitivos (como frotarse la frente o sujetarse la barbilla mientras se piensa) generan pliegues mecánicos que, con el tiempo, se transforman en líneas de expresión. Es decir, las manos en la cara nos pueden llevar a utilizar en un futuro bótox. No hablemos de esas mujeres que en momentos de estrés eliminan las espinillas, puntos negros y granitos apretando sin piedad su piel.
Meryl Streep da un truco infalible para evitar los brotes de acné
(Gtres)
Y aquí entra Meryl, con su piel real, con su frente que se arruga cuando se ríe o se indigna, y con una filosofía que todas deberíamos convertir en tendencia: obviar las imperfecciones. Porque no tocarse la cara no es solo una cuestión de higiene, sino también de autocontrol, de respeto por los procesos naturales del rostro, de permitir que la piel haga lo que sabe hacer: regenerarse, defenderse, respirar.
Es curioso que, en un momento en el que los tutoriales de belleza parecen dictados por ingenieros aeroespaciales, el mejor consejo venga de alguien que simplemente no hace. No exfolia hasta la extenuación, no se embadurna con veinte productos diferentes, no intenta borrar cada signo del tiempo. Simplemente, deja que su rostro sea.
Así que la próxima vez que estés tentada de apoyar la mejilla sobre la palma mientras ves una serie, o de frotarte la nariz sin pensar, recuerda a Meryl. Recuerda que la belleza no siempre está en el último lanzamiento cosmético, sino en la capacidad de observarnos, de ser conscientes de nuestros gestos, y de permitir que nuestra piel respire.