El mundo de las emociones siempre resulta complejo de gestionar, sobre todo aquellas que se consideran negativas. Hablamos de la tristeza, el miedo o la ira, esas que solemos asociar a debilidad y que a menudo queremos ocultar, negar o disimular, sin advertir que en realidad es la manera que tienen nuestro cuerpo y mente de comunicarse con nosotros.
La Dra. Beatriz Crespo, doctora en medicina con dos doctorados académicos: PhD en Medicina y PhD en Alto Rendimiento Deportivo, y autora del libro “Microhábitos saludables” (Ediciones B), describe que la forma en la que expresamos las emociones depende, en gran medida, de la cultura en la que vivimos, de nuestro género e incluso de la edad que tenemos, y señala que negarlas o reprimirlas puede ser fatal para nuestra salud mental.
“Cuando analizamos la expresión de las emociones con perspectiva de género, descubrimos muchas más dificultades si cabe. En muchas culturas se espera que los hombres no lloren, no muestren vulnerabilidad o tengan gestos de afecto en público. Esto fomenta mitos como que las emociones deben reprimirse o que la masculinidad se representa como un ente social sin emociones”. La experta incide en que esta etiqueta social genera en muchos hombres estrés y problemas de salud mental.
@bcresporuiz
Crespo propone crear y poner en práctica microhábitos fáciles de incorporar en nuestro día a día para aprender una correcta gestión de las emociones. Para ello, utiliza la psicología positiva, esa que se enfoca en estudiar los aspectos positivos del ser humano, como fortalezas, emociones positivas, relaciones, así como los factores que contribuyen al bienestar y la felicidad. “Esta perspectiva no se limita a un enfoque optimista o motivacional; está respaldada por una sólida base científica”.
El llanto como superpoder
Para la experta, llorar es una de las expresiones humanas más naturales y a la vez más incomprendidas, ya que se suele relacionar con la debilidad. “Pero nada más lejos de la realidad: llorar es un acto de fortaleza emocional, una herramienta que el cuerpo y la mente utiliza para procesar y liberar emociones”.
No recuerda que la vulnerabilidad es el estado o capacidad de experimentar y expresar una amplia gama de emociones, como miedo, alegría, vergüenza, amor o tristeza. “Es la disposición a abrirnos y mostrarnos tal como somos, a atrevernos a conectar con los demás desde nuestra humanidad sabiendo que eso implica riesgos, como la incertidumbre o el rechazo”, y nos recuerda que aplicando algunos microhábitos, aprenderemos a sentirnos cada vez más libres de prejuicios, sesgos o condicionamientos externos.
Microhábitos saludables para la autogestión positiva de las emociones
Para ayudarnos en esa gestión positiva de nuestras emociones, la doctora aporta una serie de consejos fáciles de aplicar y modulables según las necesidades que tengamos en cada momento:
- Regulación de emociones intensas: Escribe un pensamiento positivo en un cuaderno para anclar la emoción. Aunque si te sientes nervioso, Crespo sugiere que hagas una pausa de 2 minutos para observar tu entorno y romper el ciclo de pensamiento.
- Aumentar la consciencia emocional: En momentos en los que la tristeza te invade, la doctora propone que te preguntes, ¿qué necesito ahora para sentirme un poco mejor? Luego escríbelo. Otra técnica muy eficaz para estados de nerviosismo es imaginar los pensamientos como una nube y observar cómo esas preocupaciones se van alejando.
- Conectar con otros positivamente: Enviar un mensaje de agradecimiento a alguien que te haya ayudado, dedicar un par de minutos a recordar una interacción positiva de alguien cercano o pedir ayuda cuando lo necesites a una persona de confianza, son microhábitos que pueden ser muy poderosos.
- Fomentar emociones positivas: Para ello, puedes revisar fotos o recuerdos que te inspiren alegría o satisfacción, mirarte a los ojos frente al espejo cada mañana o crear algo con las manos. “El uso de las manos mejora la activación cerebral y la producción de hormonas de la felicidad”, recuerda Crespo.
- Fomentar el uso de lenguaje positivo: “Antes de hablar reformula una frase negativa que ibas a decir y hazla más constructiva”, propone Beatriz Crespo, aunque el consejo que más nos gusta es el que nos invita a repetir en voz alta una frase positiva del tipo: “Lo estoy haciendo fenomenal”, “Va a salir bien”, “Confío en mí”.
- Aprender a decir no o a desbloquear los noes mentales que me frenan: Dedicar 2 minutos al día para pensar en cosas que no quieres seguir haciendo, analizar los momentos en los que te has dejado llevar y has dicho que sí para evitar un conflicto, o si el exceso de compromisos y la sobrecarga de tareas está provocándote estrés o ansiedad; son microhábitos fundamentales para vivir en paz.
Con estos consejos que nos da Beatriz Crespo, podrás empezar a gestionar mejor tu mundo emocional y con ello, disfrutar de un estado de mayor bienestar. “El objetivo principal es que conozcas microhábitos que te permitan vivir tus emociones con respeto, cercanía y cariño, y erradicar, en la medida de lo posible, cualquier sensación de vergüenza, intolerancia o crítica destructiva asociada a cómo te sientes en cada momento de la vida”.