Anoche Victoria Federica volvió a dejar claro que, cuando se trata de estilismos de invitada, juega en otra liga; algo que, por cierto, sabe hacer muy bien su madre. La cita fue una boda de tarde celebrada en Madrid, y la royal llegó acompañada de su inseparable amiga María Pineda, en lo que podría considerarse una masterclass no oficial sobre cómo llevar un look de invitada (de verdad) en pleno verano, apostando por el negro sin caer en el tópico de que el 'luto' estival es incompatible con la vida a ciertas temperaturas. El resultado fue un ejercicio de elegancia moderna con el que Victoria no solo acaparó atención, sino que volvió a confirmar por qué se ha convertido en musa de una generación, de una estética cada vez más codificada: clásica, cool y con ADN castizo.
Porque si algo define el estilo de la hija de Jaime de Marichalar es esa capacidad tan suya de alternar lo clásico con un punto sutilmente transgresor. No necesita disfrazarse ni forzar las tendencia: juega con los códigos tradicionales de la moda y les da una lectura propia, urbana, joven. Tan pronto la vemos en un evento taurino con aires de mujer Goya, como en una cena en Madrid vestida con piezas minimalistas que podrían llevarse en Notting Hill. Victoria representa ese lujo sin logotipo que tanto atrae a las nuevas "pijitas" de la capital, las que coleccionan bolsos de Lonbali, sueñan con el guardarropa de Sofia Richie y veneran las marcas españolas con nombre y alma.
Victoria Federica apuesta en su última boda por el vestido de The IQ Collection que más favorece los hombros
(Redes Sociales)
El vestido de Victoria Federica para asistir a su última boda de la firma de Inés Domecq y Virginia Pozo
Para esta ocasión, la hija de la Infanta Elena se decantó por uno de los vestidos más especiales de The IQ Collection, una de sus firmas fetiche. El diseño elegido fue el modelo Ondara, una pieza confeccionada en lino y algodón que combina el negro absoluto del cuerpo con unas mangas abullonadas en beige hueso. El escote corazón strapless, tan favorecedor como difícil de encontrar con ese equilibrio entre estructura y suavidad, encaja a la perfección en el torso de Victoria, que lo defiende con esa mezcla de porte natural y actitud relajada. El corte midi y la silueta entallada subrayan su figura sin forzarla, mientras que las costuras vistas a contraste aportan una dirección visual vertical muy inteligente. El detalle de las mangas contrasta con el cuerpo del vestido creando un juego cromático que nos recuerda que el negro se puede llevar a las bodas, si se hace con arte.
La nieta del Rey Juan Carlos I no dudó en incorporar un par de accesorios para rematar su look: unos pendientes tipo botón de oro bien pegados al lóbulo y una choker rígida a tono. No necesitó nada más para brillar.
Vestido Ondara de The IQ Collection 295 euros
The IQ Collection
Vestido Ondara de The IQ Collection 295 euros
El vestido está diseñado y fabricado íntegramente en España, y eso no es un detalle menor: en tiempos de fast fashion globalizado, que una joven referente elija este tipo de firmas artesanales y coherentes con la sostenibilidad habla de una sensibilidad estética pero también ética. Porque The IQ Collection no solo ha logrado consolidarse entre las insiders y editoras de moda como sinónimo de elegancia relajada, también ha encontrado su hueco entre esas jóvenes españolas que buscan diferenciarse sin caer en el disfraz de las tendencias más excéntricas. De hecho, no es la primera vez que Victoria luce la firma.
Victoria Federica presentó su cartel de la Feria de San Isidro con un look de The IQ Collection
(Gtres)
En febrero de este mismo año, durante la presentación de los carteles de la Feria de San Isidro 2025, posó con un conjunto también de The IQ Collection formado por un top de encaje blanco con bordados florales negros y unas maxi hombreras que daban porte a su espalda y entallaban su cintura (además del accesorio de cuero tipo cinturón corset); y unos pantalones culotte negros de talle alto con volumen controlado. Todo rematado con un cinturón ancho que marcaba cintura y confería ese aire de autoridad sutil que tan bien sabe manejar.
Y ese algo es precisamente lo que la ha colocado en el radar de todas las marcas españolas con aspiraciones de crecer entre las nuevas generaciones con gusto. No se trata solo de que luzca bien (que lo hace), sino de que tiene la habilidad de conectar lo aspiracional con lo cotidiano, de transformar lo costumbrista en algo deseable. The IQ Collection lo ha entendido a la perfección: sus diseños son sobrios, con un marchamo inconfundible de la marca, bien construidos, con un punto teatral pero siempre 'ponible' y muy personales.
Ella ya está en otra liga, una en la que el buen gusto no se mide en logos; y en la que el negro, incluso en julio, puede ser tan fresco como un Moscow Mule al atardecer.