Victoria Federica ya tiene los parches anti granos de ácido salicílico de moda que están arrasando (y cuestan menos de 10 euros)

Adiós a los tiempos de esconder el acné bajo capas de corrector: la generación Z ha decidido convertir los granos en un statement de belleza… y Victoria Federica de Marichalar Borbón se ha sumado al movimiento con sus parches de estrellas en pleno rostro, como quien se planta unos pendientes de Aristocrazy.

Durante años, los granitos han sido esa incómoda realidad de la piel que todos —con mayor o menor arte— hemos intentado ocultar. Desde los maquillajes compactos en barra, pasando por los míticos correctores verdes que prometían neutralizar el rojo (y lo único que hacían era dejarte un halo de zombi radioactivo), hasta las técnicas de camuflaje con base, polvo y la bendición divina de la beauty blender. Todo eso ha quedado atrás. Hoy la tendencia se llama pimple pride, y no solo acepta las imperfecciones: las adorna. Literalmente.

Los nuevos héroes de la belleza no vienen en frascos opacos ni esconden su contenido tras claims medicinales. Son los parches anti-acné de ácido salicílico, pequeñas pegatinas impregnadas de activos que secan el grano, desinflaman y eliminan bacterias, pero lo hacen sin esconderse. En lugar de fundirse con tu piel, se exponen: tienen forma de estrellas, corazones, rayos o flores, vienen en colores neón, glitter o incluso con detalles holográficos, y se lucen con orgullo. Lejos de ser discretos, estos parches son la última excentricidad de las rutinas beauty, en una generación que convierte cada necesidad cosmética en una oportunidad para expresarse.

Los parches antiimperfecciones de Victoria Federica que están arrasando entre las jovenes

Y, como no podía ser de otra manera, la aristocracia patria también se rinde a esta fiebre estética. Victoria Federica ha aparecido en su último vídeo de Instagram con nada menos que dos parches anti-acné en forma de estrella azul cielo: uno estratégicamente colocado en la nariz y otro, coqueto, en la mejilla. ¿El contexto? Un vídeo pasándoselo bomba con su inseparable amiga Rocío Chiffon en un coche.

Lo interesante no es tanto que los lleve —al fin y al cabo, los venden en Amazon por menos de 10 euros—, sino cómo los lleva. No disimulando, no bajando la cámara, no excusándose. Con actitud. Con ese desparpajo de quien sabe que su rostro es observado con lupa y, aún así, decide plantar una estrella azul encima de una espinilla como quien luce un broche de Schiaparelli.

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Victoria no está sola en esto. La tendencia lleva tiempo cocinándose al calor de TikTok e Instagram. Las firmas coreanas como Cosrx o Hero Cosmetics ya habían lanzado sus versiones minimalistas, pero las más celebradas ahora mismo son las de Starface. Fundada por la editora de belleza Julie Schott (ex-Elle US), la marca californiana ha hecho del grano una categoría estética más. Sus clientes no le temen a nada. 

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Y es que la hija de la infanta Elena, que en otro tiempo aparecía en las revistas solo por asistir a la feria de Sevilla o al palco del Bernabéu, se ha reinventado —sin hacer demasiado ruido— como una figura de estilo de lo más elocuente. Sus looks, a medio camino entre la moda callejera deluxe y el de 'pijita madrileña', ya se analizan en cuentas de estilo, y su manera de llevar las tendencias, aunque muchas veces caótica, tiene un encanto innegable. Ahora, con estos parches, se adentra en la galaxia beauty con la misma naturalidad con la que otras llevan labiales rojos o sombras glitter.

Las claves de los parches para granos más virales entre jóvenes

¿Y qué tienen estos parches que los hace tan eficaces además de fotogénicos? La fórmula suele girar en torno a tres ingredientes clave:

– Ácido salicílico, un beta hidroxiácido que penetra en el poro, disuelve el sebo y exfolia desde dentro.

– Niacinamida, que calma la inflamación y evita marcas posteriores.

– Hidrocoloide, el material base del parche, que absorbe impurezas, protege la zona y acelera la cicatrización.

Es decir, mientras tú piensas que estás llevando un adorno facial digno de un festival de Coachella, el parche está trabajando como un pequeño soldado dermatológico. Y todo ello sin efectos secundarios ni necesidad de recetas. Una revolución estética y terapéutica al mismo tiempo, envuelta en purpurina pop y sin miedo al qué dirán.

Lo verdaderamente fascinante es que esta tendencia no se ha limitado a los adolescentes con ganas de sobresalir. Las adultas más cool también han picado el anzuelo. Las editoras de belleza neoyorquinas los usan para ir a la oficina, las tiktokers los lucen en eventos beauty, y más de una modelo los incorpora a sus selfies sin problema. ¿Por qué? Porque hay una nueva narrativa en la belleza, una que ya no aspira a borrar lo imperfecto sino a integrarlo. Y en ese discurso, los parches no son una solución provisional: son un accesorio de actitud.