En el estilo de Cindy Crawford todo encaja como un rompecabezas de elegancia atemporal: su magnetismo; su melena de ondas voluminosas y perfectamente secadas al aire; su forma de caminar como si el mundo fuera una pasarela permanente. Pero hay algo más que nunca falla: su maquillaje impoluto, ese beauty look de rostro saludable y resplandeciente que ha sobrevivido intacto a décadas de modas, contourings y backstage. Hoy, de cara al verano, rescatamos uno de sus trucos más efectivos —y más sencillos— que la propia modelo compartió en una entrevista con Allure: la forma más favorecedora y natural de aplicar el colorete es... sonriendo.

Pocas cosas hay tan delicadas y decisivas en un look de maquillaje como el colorete. Un trazo incorrecto puede endurecer el rostro, crear asimetría o incluso trasladarnos a un carnaval sin invitación. Pero aplicado en su justa medida, en el lugar correcto y con la técnica adecuada, el blush tiene la capacidad de devolverle vida a la piel, esculpir el rostro sutilmente y otorgar ese aspecto de “buena cara” que ni la base más cara consigue por sí sola.

Y eso es precisamente lo que Cindy Crawford domina como nadie: su rostro no parece maquillado, parece bendecido por una luz cálida desde dentro. ¿El secreto? Según ella, algo tan sencillo como sonreír con ganas al aplicar el colorete. Porque en esa sonrisa —casi involuntaria, pero consciente— aparece la clave: el pómulo se eleva, la piel se tensa ligeramente y las mejillas revelan el lugar exacto donde el color debe instalarse. El gesto es casi de infancia, como quien se mira en el espejo jugando a ser mayor. Pero funciona. Vaya si funciona.

El truco infalible de Cindy Crawford para aplicar el colorete

"La gente se burla de las chicas de los 90 porque nos encanta el colorete, pero es así.  ¿Qué puedo decir? Nos encanta el colorete. Así que me gusta este colorete de Charlotte Tilbury, se llama “Pillow Talk Cheek to Chic” Y para hoy, para este look, voy a evitar el centro, porque eso lo haría un poco demasiado moderno, voy a ir por la parte de fuera. Y así es como aprendí a hacerme el blush, ya sabes, a sonreír", asegura la modelo. 

Lo ha dicho sin tapujos: su colorete favorito es el Cheek to Chic de Charlotte Tilbury, ese blush redondo y precioso con doble anillo de color que ya se ha convertido en un clásico de tocador. Más que maquillaje, es una pieza de culto. Pero lo que lo hace realmente especial no es solo su diseño, sino su fórmula: una mezcla de pigmentos ultrafinos y perlas micronizadas que reflejan la luz con naturalidad.

Cheek to Chic  Blush de Charlotte Tilbury 48 euros

Cheek to Chic  Blush de Charlotte Tilbury 48 euros 

Charlotte Tilbury

Cheek to Chic Blush de Charlotte Tilbury 48 euros 

Este rubor está desarrollado con la tecnología Light Flex, lo que significa que captura la luz ambiental y la devuelve difuminada, como si cada célula de la piel estuviese retroiluminada. 

Además, ese doble tono permite jugar con dos intensidades: el centro más encendido, como un corazón de fruta, y el anillo exterior más suave, para difuminar. Al mezclar ambos, se logra una gradación que simula el rubor real, como el que se despierta tras una caminata ligera o una emoción súbita. Crawford no busca parecer maquillada: busca parecer radiante.

Face Shaping Brush 125 Brocha para el rostro de Fenty Beauty 38 euros

Face Shaping Brush 125 Brocha para el rostro de Fenty Beauty 38 euros 

Fenty Beauty en Sephora

Face Shaping Brush 125 Brocha para el rostro de Fenty Beauty 38 euros 

Es cierto que muchas expertas y no tan expertas aplican el colorete con los dedos o lo difuminan con esponjas tipo beauty blender para fundirlo con la base. Pero Crawford se mantiene fiel al método tradicional y efectivo: una buena brocha de maquillaje. ¿Y cuál es la ideal?

La que cumple dos requisitos esenciales: precisión y ligereza. Las brochas biseladas de pelo suelto —preferiblemente sintético, por ética y por textura— permiten modular el color, seguir el contorno natural del rostro y evitar el temido efecto “parches”. Aplicar el colorete con una brocha es como pintar con pincel en lienzo fino: no se trata de cubrir, sino de acariciar el pigmento hasta que la piel lo absorba como si fuese suyo.

Lo ideal es usar una brocha suave, de tamaño medio y corte angular, que se deslice sobre la piel en movimientos ascendentes desde el centro de la mejilla (ese que se forma al sonreír) hacia la sien. Es ahí donde el rubor no solo favorece, sino que estructura el rostro con una armonía que desafía la edad y la gravedad.

Dior Backstage Rosy Glow  Colorete color activado por el pH de Dior 47 euros

Dior Backstage Rosy Glow  Colorete color activado por el pH de Dior 47 euros 

Dior - Sephora

Dior Backstage Rosy Glow Colorete color activado por el pH de Dior 47 euros 

Para quienes aún no han dado con su tono de colorete ideal, o temen pasarse de intensidad y terminar como una muñeca de porcelana pasada de rosca, Dior ha creado una joya contemporánea: el colorete Rosy Glow de la línea Backstage, un blush que reacciona al pH de tu piel y adapta el tono de manera personalizada.

Este colorete ofrece una pigmentación modulable, de larga duración y con acabado segunda piel, sin crear capas ni texturas visibles. Su fórmula inteligente se funde con el cutis y proporciona ese “glow” natural que se activa al contacto con la química propia de cada piel. Es decir, lo que en ti será un rosa sonrosado, en otra persona puede volverse coral o frambuesa suave.

Disponible en siete tonos, desde el “Pink” viral de TikTok hasta opciones más sofisticadas como el “Cherry” o el “Berry”, es perfecto para quienes desean llevar rubor incluso sin base, o para esas jornadas de verano en las que el maquillaje debe durar, pero sin sentirse.