En la familia Borbón no todo es protocolo y palacio. Detrás de las apariencias hay emociones, traumas no resueltos, competitividades silenciosas y vínculos que se enfrían con los años. Hoy analizamos a las cuatro herederas del linaje real: Leonor, Sofía, Victoria Federica e Irene Urdangarin. Cuatro chicas que, aunque comparten sangre azul, no podrían ser más diferentes. Lara Ferreiro, psicóloga y autora del libro ‘¡Ni un capullo más!: El método definitivo para quererte y encontrar a tu pareja perfecta’ desgrana los cuatro perfiles psicológicos de las nietas de los reyes Eméritos.
Perfiles psicológicos
Leonor, la futura reina perfecta
Leonor, la Princesa de Asturias, ha crecido bajo la presión social de ser la heredera al trono. Ha sido criada para reinar y, como buena primogénita, se ha convertido en la hija perfecta: responsable, silenciosa, meticulosa, perfecta, selectiva socialmente, sonriente y políticamente correcta. Pero bajo esa imagen impecable es posible que pudiera esconderse un estilo de apego evitativo, típico de niños que crecen con padres muy exigentes.
Gtres
Este tipo de educación hipercontrolada puede desembocar en lo que en psicología llamamos “el síndrome de la niña perfecta": elevada autoexigencia y prohibición para expresar emociones auténticas en público. Desde muy pequeña ha aprendido que mostrar vulnerabilidad no es compatible con su rol institucional. Este tipo de crianza puede producir adultas emocionalmente contenidas, con dificultades para pedir ayuda o conectar con su parte más auténtica. Es posible que su personalidad apunte a un perfil perfeccionista, siempre intentando controlar cada detalle para no decepcionar, posiblemente heredado del carácter de su madre, la reina Letizia. ¿Su mayor miedo?: Fracasar. Si no controla su autoexigencia, Leonor podría desarrollar “la atelofobia, siempre perfecta hasta que se rompe.
La Infanta Sofía posa en los jardines de Palacio con motivo de su 18 cumpleaños.
Gtres
Sofía, la hermana escudera y libre
La infanta Sofía ha crecido en el segundo plano, pero con más libertad emocional. No está en la línea directa al trono, y eso le ha permitido desarrollar una personalidad más fresca, espontánea, risueña, simpática, menos perfeccionista y flexible. Es posible que Sofía tenga un apego más seguro, gracias a una menor presión social y una mayor cercanía con sus padres en entornos más informales.
Psicológicamente, podría tener un perfil explorador y ser más individualista, lo que la convierte en una joven más conectada con el mundo real que con el mundo palaciego. Es probable que en el futuro desarrolle una identidad completamente distinta, y desarrolle “el síndrome de la segundona”, sentirse la segunda o la invisible, Letizia se ha esforzado por darle su papel protagonista a su segunda hija y que ambas se mantengan super unidas (se dan hasta la mano en los actos, se adoran). Sofía podría ser la primera en decir “yo no quiero esta vida”. Su relación con Leonor es excelente, pero quizás haya una tensión silenciosa (o esta tensión surja en el futuro), ya que una fue criada para ser reina, y la otra para no molestar. Es probable que en unos años la veamos alejándose voluntariamente del protocolo, tal vez apostando por una vida más creativa o internacional.
Gtres
Victoria Federica: la royal millennial perdida
Victoria Federica ha hecho lo que muchos miembros de la realeza tradicional no se atrevieron: salirse del guión. No le interesa la corona, pero sí las portadas, los canapés en los photocalls y salir en las fotos perfectas en Instagram. Es posible que su personalidad sea muy independiente, pero también que busque desesperadamente su propia identidad. Es muy “Borbón”, es agradable, educada e intenta buscar su lugar en el mundo. Hija de la infanta Elena y Jaime de Marichalar —una pareja con vínculos emocionales fríos y marcados por el qué dirán—, Victoria podría haber desarrollado un apego ambivalente, oscilando entre el deseo de atención y el miedo a no ser suficiente.
Psicológicamente, podría estar compensando una falta de afecto o validación familiar con una sobreexposición pública. En ella podrían observarse ciertos rasgos de afán de protagonismo (pero con mesura), pero también cierta inestabilidad emocional. Su relación con el resto de primas es prácticamente nula: Victoria está en otra liga, la de los likes.
(@Gtres)
Irene Urdangarin: la royal invisible
Irene es la más enigmática. Ha crecido en un entorno emocionalmente muy tenso: la infanta Cristina, madre distante y absorbida por los escándalos de su ex marido Iñaki Urdangarin, y una familia mediáticamente rota. Este contexto podría haberle generado un apego desorganizado, el más complejo de todos: mezcla de deseo de conexión y miedo al abandono.
A diferencia de sus primas, Irene no busca protagonismo. Se mueve en silencio, con una personalidad introvertida y observadora, lo que sugiere una alta sensibilidad emocional . Es posible que tenga una inteligencia emocional muy desarrollada, fruto de haber tenido que gestionar situaciones muy adultas cuando todavía era una niña.