Miguel Ángel Revilla, el eterno showman de Cantabria, vuelve a ‘El Hormiguero’ por trigésimo quinta vez, consolidándose de esta manera como el invitado favorito de Pablo Motos. Este 19 de mayo el expresidente cántabro promete disparar las audiencias mientras desglosa su reciente enfrentamiento judicial con Juan Carlos I, quien lo demandó por difamación. Pero más allá de los tribunales, Revilla es un mito por su maleta llena de anécdotas, desde su infancia en las montañas hasta su paso por Mask Singer. Repasamos las historias que han hecho de este político un icono irrepetible.
Miguel Ángel Revilla, foto de archivo
Gtres
Un niño en las montañas
Nacido en 1943 en Polaciones, Revilla creció pastoreando ovejas en Peña Labra, una vida austera que forjó su carácter. En su libro ‘Nadie es más que nadie’ relata cómo, siendo todavía un chaval, ahuyentó a un lobo con un palo para proteger su rebaño. Años más tarde, al mudarse a Santander para estudiar, sufrió burlas por su acento rural, pero lejos de rendirse, se graduó en Ciencias Económicas y Banca por la Universidad del País Vasco, costeando sus estudios con las 500 pesetas que le enviaba su padre. “Esa lucha me hizo quien soy”, declara.
La boda de Felipe y Letizia
El 22 de mayo de 2004, Revilla asistió a la boda de Felipe y Letizia, un evento histórico empañado por la lluvia. Fiel a su pasión cántabra, llevó anchoas de Santoña como regalo nupcial. Durante el banquete en el Palacio Real, se acercó al rey Juan Carlos I para hablarle de la resistencia cántabra contra los romanos, origen del nombre “España”. “Revilla, tú siempre vendiendo tu tierra”, le respondió el monarca con una sonrisa, según cuenta en sus memorias.
La boda real también dejó una anécdota imborrable. Con solo tres baños para 1.200 invitados, Revilla buscaba desesperadamente un aseo. Al abrir una puerta, se topó con el rey Harald V de Noruega “sentado en el trono”, con su espada ceremonial asomando. “¡Aleluya, un baño libre!”, exclamó, antes de cerrar la puerta, rojo de vergüenza. La historia provocó una moción jocosa en el Parlamento cántabro para que se disculpara. “La culpa es de quien no cierra la puerta”, zanjó Revilla, fiel a su estilo.
Arrollado por 500 mujeres
En un evento en Cantabria, Revilla llegó a una explanada donde 500 mujeres lo recibieron con tanto entusiasmo que acabó magullado. El matiz de la historia reside en que tal efusividad no era por él sino por un futbolista que le acompañaba en el evento. “Mi ego sufrió más que mi cuerpo”, admitió, demostrando su talento para reírse de sí mismo.
Seve Ballesteros, el héroe que lo salvó
Una de las historias más emotivas de Revilla ocurrió en 1983. En el aeropuerto de Barajas, intentó adelantar un vuelo a Santander, pero no había plazas. Severiano Ballesteros, recién llegado de un torneo en Sudáfrica, insistió en cederle su asiento: “Si él no va, yo tampoco”. Revilla viajó en un asiento improvisado, mientras Seve iba en la cabina. Al día siguiente, el vuelo original que Revilla iba a tomar chocó en Barajas, dejando 93 muertos. “Estoy vivo gracias a él”, confesó emocionado en El Debate.
El rey de los platós
A Miguel Ángel Revilla le gusta más que le llamen de un programa de televisión que a Fani Carbajo de ‘La Isla de las Tentaciones’. Habitual del programa de Motos también se ha dejado querer por su competidor David Broncano. Revilla también ha protagonizado varias veces el espacio de entrevistas de Bertín Osborne en Telecinco ha visitado el saloncito de Ana Rosa Quintana e incluso ha colaborado con Sonsoles Ónega.
Este mismo año, Revilla ha participado en Mask Singer disfrazado de Brócoli, sorprendiendo a todos. Su interpretación, junto a María José Campanario fue un éxito de audiencia y Revilla ha bromeado con su paso por el programa de talentos: “Si no gano como presidente, al menos que me aplaudan como brócoli”. Según sus propias palabras, Revilla dona las ganancias de sus apariciones a la Cocina Económica de Santander, mostrando así su lado más solidario.