Hoy en día hay muchos formas de habitar una casa. Mucha gente vive sola, en pareja, con amigos, con hijos, con familiares… ¿Hay alguna relación entre el número de personas que habitan un hogar y la felicidad? Parece ser que así es. El Informe Mundial de la Felicidad 2025 ha revelado que, efectivamente, el número de miembros de un hogar influye directamente en los niveles de felicidad de sus habitantes.
El número de convivientes importa
El bienestar en el hogar ahora puede medirse también por los miembros que en él habitan, algo que tal vez no hayas tenido en cuenta. Si las relaciones humanas se ha demostrado que son esenciales para aumentar la felicidad y la longevidad, es totalmente comprensible que las personas con las que convivas sean clave en tu bienestar físico y mental. Tiene su lógica, ¿verdad? Lo que no sabíamos es que había un número de miembros que hacen que la ecuación sea perfecta.
¿Qué nos dice el Informe Mundial de la Felicidad 2025 respecto al número de miembros que viven bajo el mismo techo? ¿Cuál es el número de personas que hace que un hogar sea más feliz? “Un hogar de aproximadamente cuatro miembros predice mayores niveles de felicidad. Las personas en estos hogares disfrutan de relaciones plenas y muy satisfactorias”, señala el informe.
Según los datos recopilados en diversos países, los hogares con cuatro o cinco integrantes tienden a reportar niveles de felicidad más altos que aquellos con menos o más personas. Este fenómeno se observa especialmente en Europa y México, donde la convivencia con familiares o amigos dentro de este rango de personas ha demostrado generar un entorno más armonioso y satisfactorio.
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Un hogar más feliz
¿Por qué este número de miembros y no otro es el que hace que una casa tenga unos mayores niveles de felicidad y bienestar? Los expertos sugieren que esto se debe a una combinación de factores. Por un lado, la presencia de varias personas en casa permite una mayor interacción social cotidiana, hablamos con las personas con las que convivimos a diario, lo que fortalece la sensación de apoyo y pertenencia. Los individuos que comparten su día a día con otras personas tienen más oportunidades para expresar emociones, compartir responsabilidades y disfrutar de actividades conjuntas como ver una peli, cocinar, compartir un café o jugar a un juego de mesa, y esto contribuye a reducir el estrés y aumentar el bienestar general.
Otra cosa que han tenido en cuenta en el informe es el momento de compartir en las horas de comida. Los estudios han demostrado que sentarse a la mesa con otros, ya sea para desayunar o cenar, está fuertemente vinculado con niveles más altos de satisfacción personal. La conversación, la risa y la conexión que se generan durante estos momentos refuerzan los lazos afectivos y consolidan una dinámica de apoyo emocional fundamental.
Sin embargo, no todas las casas y las personas somos iguales y el informe también señala que el impacto positivo de vivir en un hogar de cuatro o cinco personas depende de factores como la calidad de las relaciones entre los convivientes, la distribución de responsabilidades y el espacio disponible. Un ambiente caótico o con tensiones constantes, sin duda puede contrarrestar los beneficios de compartir el hogar con varias personas. Por ello, la clave no está solo en el número de integrantes, sino en la calidad de las relaciones que se establecen entre ellos.
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El poder de las conexiones humanas
¿Y qué ocurre con las personas que viven solas? ¿Y si el número de miembros es muy superior? El informe determina que “Las personas que viven solas suelen experimentar niveles más bajos de felicidad, principalmente debido a una menor satisfacción relacional. Quienes viven en hogares muy numerosos también pueden experimentar menos felicidad, probablemente relacionada con una menor satisfacción económica”. Un número de cuatro miembros es el caldo de cultivo idóneo, según el informe, para una vida más feliz y satisfactoria.
No es casualidad que las personas que más relacionan con los demás y con círculos sociales sólidos tiendan a vivir más años y gozar de una mejor salud. ¿Por qué? Muy sencillo, porque la interacción social estimula la producción de oxitocina, la conocida "hormona del amor", que reduce el estrés y fomenta la sensación de bienestar. Además, según los expertos, los lazos afectivos pueden mejorar la función cardiovascular, fortalecer el sistema inmunológico y disminuir el riesgo de padecer enfermedades mentales como la ansiedad y la depresión. Así de importante son las conexiones humanas.
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Tener personas con las que compartir alegrías y dificultades es esencial para lograr una vida plena. La sensación de estar acompañado, de poder contar con alguien en los momentos difíciles, nos da estabilidad emocional y nos ayuda a gestionar el estrés. Una conversación profunda, divertida o enriquecedora, un abrazo sincero o simplemente la compañía de alguien querido, pueden cambiar por completo nuestro estado de ánimo y aumentar nuestra sensación de seguridad.
El Informe Mundial de la Felicidad 2025 abre nuevas líneas de estudio sobre la influencia del entorno familiar en la felicidad y plantea preguntas interesantes sobre cómo podemos fomentar espacios de convivencia saludables para mejorar nuestro bienestar emocional en nuestra propia casa.