A Ana Obregón la conocían en su casa como Antoñita la Fantástica por su habilidad para adornar la realidad. En 1984 ella misma lo confesó a la revista Fotogramas de una forma bastante más directa declarando: “soy una mentirosa”. Sin llegar a esos extremos nos atrevemos a afirmar que de las celebrities patrias Ana García Obregón ha sido siempre la que mejor ha sabido sacar provecho del juego de los rumores jugosos y su historial amoroso así lo demuestra.

Miguel Bosé, Davo Suker, Alessandro Lequio… la lista de sus conquistas ha sido tan extensa como las veces que ha confirmado un noviazgo para después declarar que el conquistado y ella eran, en realidad, sólo buenos amigos. Pero lo más sorprendente es lo inesperado de algunos de los nombres de ese listado, ¿Steven Spielberg? ¿Alberto de Mónaco?

Ana Obregón y Alessandro Lequio en 1990

Ana Obregón con Alessandro Lequio en pleno apogeo de su amor en 1990

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Ahora que se ha convertido en abuela nos cuesta recordar que Ana Obregón fue durante décadas una sex symbol Made in Spain, y que antes de reinar en las campanadas de Nochevieja lo hizo en el solsticio de verano, que no llegaba oficialmente hasta que ella no posaba en bikini.

“Yo siempre fui una exhibicionista. Un día me pillaron las monjas en el colegio, que era mixto por cierto, desnudándome con una amiga ante los chicos de clase. (...) Ese fue mi primer striptease. No tenía más de ocho años”, confesó cuando ejercía de actriz y modelo en la revista Interviú. No es extraño que con esa actitud desinhibida conquistara todo lo conquistable desde que debutó en el papel couché a finales de los 70 hasta nuestros días. 

Ana Obregón, la primera novia oficial de Miguel Bosé

En 1978 la entonces estudiante de biología Ana García Obregón entró por la puerta grande de la prensa rosa posando de la mano junto al hombre más atractivo de la época: Miguel Bosé. Por que sí, Ana Gracía Obregón fue la novia oficial del cantante durante cuatro años.

Ana Obregón y Miguel Bosé

Ana Obregón y el cantante de "Amante bandido" fueron pareja durante 4 años.  

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Hasta entonces Ana Obregón vivía la más anónima de las vidas de chica bien madrileña, incluso cuando fue novia durante dos años de Francis Franco. Pero lo de Miguel Bosé fue harina de otro costal, el hijo de Luis Miguel Dominguín y Lucía Bosé ya era famoso, su relación se hizo pública y hasta se plantearon lo de casarse.

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“Nos hemos dado un plazo de dos años. Si para la primavera de 1980 nuestras relaciones siguen igual de bien, vete a saber lo que puede pasar”, afirmaba el cantante en la prensa mientras Ana Obregón lidiaba como podía con el otro gran rumor que siempre resonaba al hablar de su noviazgo con la estrella pop: él era infiel.

“Los celos entre nosotros no proceden, nos entendemos a las mil maravillas y sobre todo respetamos nuestras respectivas libertades individuales. Miguel es muy parecido en el carácter a su padre, y no sabría estar al lado de una persona que le cortase su libertad”, explicaba la joven enamoradísima que superaba como podía que su novio del alma declarara de vez en cuando que la quería mucho y le era fiel “dentro de lo razonable”.

Con el paso del tiempo y las visitas a Estados Unidos, a medida que la estudiante de biología dejaba paso a la modelo y actriz, a Ana le empezó a no gustar el escaso hueco que la fama de Miguel Bosé le dejaba a ella misma.

“Es triste que se me conozca como la novia de Miguel Bosé”, afirmaba en 1980 en la portada de la revista Garbo. Eran tiempos de cambios, había conseguido salir de extra en varias películas y le había picado el gusanillo de la actuación, tanto que acabó formándose en el Actor 's Studio de Nueva York.

Ana Obregón

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Al final las cosas cayeron por su propio peso y dejaron la relación. Ana siempre recordaría con cariño aquella etapa de su vida (“Miguel forma parte de mí”, ha llegado a decir) pero estaba dispuesta a empezar de nuevo en Los Ángeles, donde se encaprichó de un director de cine al que le hizo una paella asquerosa antes de que él le diera calabazas porque ya tenía novia: Steven Spielberg. 

El Charlenazo de Ana Obregón con Alberto de Mónaco

En 1986 el príncipe Alberto de Mónaco era joven, delgado, rubio, encantador y uno de los solteros de oro de la realeza europea. También era un conquistador en serie y cuando echó el ojo a Ana Obregón en un torneo de golf en Montecarlo decidió que la española sería la siguiente de su lista.

Ana Obregón

La actriz y modelo ha tenido muchas parejas conocidas en el mundo del espectáculo.

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Con lo que no contaba el heredero del principado de Mónaco es que el cazador acabaría cazado. Ana Obregón envió al emisario del príncipe a decirle a su alteza que si quería conocerla había la misma distancia del hijo de Grace Kelly hasta ella que de ella hasta el príncipe: que se acercara él que ella no se movía.

Así comenzó el idilio disfrazado de buena amistad que podría haber convertido a Ana Obregón en princesa: con Alberto de Mónaco acercándose a la española para aclararle que, efectivamente, los príncipes también saben andar. Hasta saben bailar, como quedó claro cuando en la gala de la Cruz Roja ambos abrieron el baile juntos bailando un vals.

Dos meses después de aquel primer encuentro ambos compartían noches de fiesta con abrazos y tablao flamenco incluido. Él se acercó hasta Barcelona con la excusa de visitar instalaciones deportivas y acabó por arte de magia recorriendo Madrid con Ana Obregón.

“El príncipe Alberto es Piscis, como yo -declaraba Obregón-. Es  un hombre sensible, inteligente y trabajador”, enumeraba en público la madrileña. Después, en privado. también confesaba que era bastante aburrido todo el rollo del protocolo que le rodeaba. El romance no cuajó, pero donde hubo una “bonita amistad” quedó un poso de buenos sentimientos, como se pudo comprobar cuando Ana Obregón fue elegida en 2012 como presidenta del jurado de los premios Angel Film del Monaco International Film Festival.