Una de las zonas más sensibles del rostro es el contorno de los ojos (además de reveladora). Refleja nuestro nivel de descanso, el paso del tiempo y hasta cómo nos alimentamos, siendo también el área con la piel más fina. Esto hace que su cuidado sea aún más concienzudo, con el fin de que las bolsas inflamadas o las ojeras oscuras no puedan apagar nuestra expresión.
Por suerte, la combinación de cosmética avanzada, cuidados específicos y algunos ajustes en la rutina diaria pueden lograr que la mirada recupere viveza y juventud sin necesidad de recurrir a tratamientos invasivos. La solución inmediata para muchas se basa en utilizar corrector o maquillaje, pero la verdadera transformación ocurre cuando entendemos qué las causas y cómo tratarlas desde la raíz.
¿Qué son y por qué aparecen? Diferencias clave entre bolsas y ojeras
Aunque solemos nombrarlas juntas, bolsas y ojeras no son lo mismo, ni se deben tratar de la misma forma. “Las bolsas y las ojeras pueden confundirse ya que ambas se producen en el párpado inferior y ocupan la misma región en la órbita ocular. Además, pueden convivir en la misma persona”, explica el Dr. Antonio Fustes, dermatólogo y médico estético de Clínicas Dorsia.
“Las ojeras, de hecho, incluyen la piel del párpado inferior generalmente en su totalidad, y estas pueden ser pigmentadas (familiares o genéticas como en muchos hindúes), o rojizas o violáceas (por un incremento en la vascularización local, por un componente genético-familiar o como característica de algunas condiciones dermatológicas como la dermatitis atópica)”, continúa. En otros casos, aparecen por falta de descanso, consumo de alcohol o estrés, volviéndose más intensas con el tiempo si no se abordan correctamente.
Las ojeras pueden aparecer por genética o malos hábitos, oscureciendo la zona del contorno.
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“Las bolsas, por su parte, no son más que una proyección del párpado inferior hacia afuera, que puede ser por retención de líquidos o por pérdida de la firmeza de un músculo muy fino que contiene al músculo inferior, y que no logra contener dentro de la órbita ocular los paquetes grasos intraoculares en su posición”, añade. Suelen acentuarse con la edad o cuando el sistema linfático no drena correctamente.
La clave está en observar tu contorno ocular con atención: si ves un volumen prominente y persistente, probablemente sean bolsas. Si notas más bien una sombra oscura, el problema podría ser una ojera pigmentaria o vascular. Y aunque muchas veces coexisten, identificarlas te ayudará a elegir los tratamientos más eficaces para tu caso.
Activos estrella para transformar tu contorno de ojos
En la actualidad el sector cosmético ha avanzado a pasos agigantados para el tratamiento del contorno de los ojos. “Por la delicadez que presenta la zona se deben buscar cosméticos con bases muy hidratantes y ligeras. Deben contener en sus excipientes sustancias como ceramidas, ácido hialurónico y otros que permitan darle suavidad y ligereza a la fórmula para que aporten calidad a la piel, ayudando a disminuir o suavizar las arrugas finas”, afirma el experto.
Uno de los ingredientes más recomendados, y que seguro que ya has escuchado, es la cafeína, que actúa como un potente descongestionante natural: mejora la circulación, reduce la inflamación y ayuda a drenar líquidos retenidos. También destaca el ácido hialurónico, conocido por su capacidad para hidratar profundamente y rellenar pequeñas líneas de expresión, devolviendo volumen a las zonas hundidas que generan sombras.
Algunos de los ingredientes claves para tratar esta zona son la vitamina C o la cafeína.
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“Se deben evitar los irritantes como los retinoides (Retinol, Retinal, etc.) que no sean formulados específicamente para la zona de la ojera, pues las concentraciones deben ser las adecuadas para no causar irritación. Se pueden utilizar algunos activos blanqueadores como vitamina C, Niacinamida o Tiamidol. La Vitamina K (en diferentes formas activas) que ayuda con los componentes vasculares, o la cafeína (vasoconstrictora) con propiedades similares, pero además con poder antiinflamatorio”, declara.
Al elegir un contorno de ojos, es recomendable optar por texturas ligeras pero concentradas, y aplicarlo con suaves toques desde el lagrimal hacia la sien, sin arrastrar ni frotar. Para potenciar su efecto, puedes conservarlo en frío, logrando un efecto lifting inmediato gracias al contraste térmico. ¿Un consejo?: “No abusar de los correctores de ojeras es importante, ya que en general, por el poder de adherencia que deben tener a la piel, son muy densos, y generalmente con dióxido de titanio que es muy secante. Deberían dejarse para ocasiones especiales exclusivamente”, comenta el doctor.
Masaje y herramientas: aliados para drenar y revitalizar
Otra de las opciones que tienes que tener sobre la mesa, muchas veces olvidadas, es el masaje diario.A través del drenaje linfático manual o con herramientas como el rodillo de jade o la piedra gua sha, es posible estimular la microcirculación de la zona y mejorar el drenaje de toxinas.
Sabemos que la excusa del tiempo o la pereza va a surgir, pero créenos cuando te decimos que basta con dedicar dos o tres minutos cada mañana a realizar movimientos suaves y ascendentes, desde el centro hacia el exterior del rostro, para notar una mejora real en la desinflamación y el tono de la piel. La clave del éxito está en la constancia. Además, es un ritual relajante que también ayuda a reducir el estrés y la tensión facial, y puede integrarse fácilmente en tu rutina de autocuidado.
Dormir bien: el primer paso hacia una mirada luminosa
Cuando nuestra piel produce cambios, como la aparición de imperfecciones, o las bolsas y las ojeras en este caso, nos está hablando, diciendo lo que necesita. Y es que muchas veces nuestros propios hábitos dificultan la mejora del contorno ocular sin que lo sepamos.
Uno de los más habituales, y que afecta directamente a esta área, es la falta de descanso. Dormir entre 7 y 8 horas cada noche no solo es vital para el bienestar general, sino también para que la piel se regenere adecuadamente. Durante la noche, el cuerpo activa procesos de reparación celular y eliminación de toxinas; por eso, el mal dormir no solo intensifica las ojeras, sino que puede hacer que las bolsas se inflamen más por la mañana.
Dormir entre 7 y 8 horas es fundamental para una mirada despierta y radiante.
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“El descanso, una alimentación equilibrada (junto con el consumo adecuado de antioxidantes) y manejar correctamente los niveles de estrés (ya que estos incrementan el cortisol, con la consecuente destrucción de colágeno), mejor estará la piel en general, y eso se aprecia en las ojeras que lucirán mejor o peor según cuidemos estos factores”, explica el dermatólogo.
Opciones profesionales si buscas un cambio visible
En el caso de que los tratamientos cosméticos no sean suficientes, siempre se pueden buscar resultados más visibles y duraderos, con procedimientos médico-estéticos no invasivos. La carboxiterapia, por ejemplo, es ideal para mejorar la circulación y oxigenar la piel, combatiendo ojeras vasculares. El láser o la luz pulsada funcionan muy bien para eliminar pigmentaciones oscuras, mientras que el relleno con ácido hialurónico es perfecto para tratar hundimientos bajo el ojo, aportando volumen y eliminando el efecto de sombra.
En este último caso, y tal y como nos explica el doctor: “Es una indicación con grados de complejidad importantes. Es normal que en la zona próxima a la nariz exista un pequeño hundimiento, que puede estar presente desde el nacimiento. Eso no se debe rellenar, ya que el aspecto que se consigue será poco natural en la persona”.
En casos más graves se puede recurrir a tratamientos estéticos o incluso cirugía.
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En situaciones más complejas, donde la flacidez o las bolsas son muy notorias, se podrá recurrir a la cirugía (pero siempre con cautela). “Esto dependerá de la severidad de la bolsa. Las bolsas severas que sobresalen por delante de la mejilla no tienen más alternativas que la cirugía. Para las moderadas o leves, se pueden hacer esos tratamientos con ácido hialurónico para avanzar la mejilla ‘hacia afuera’, intentando nivelarla con la extrusión de la bolsa”, sentencia.
Lo que hay que tener claro, es que la mirada es el centro de la expresión facial y cuidarla como se merece es una forma de cuidar también nuestra autoestima. Lo más importante es tener unos buenos hábitos y productos, así como trabajar la zona con herramientas, para poder revitalizar esta zona tan delicada y lograr un efecto real de frescura y juventud.