La primavera no solo es sinónimo de jardines en flor, pantalones de lino y vestidos de colores: también es el pistoletazo de salida para esa temporada que podríamos llamar peak invitada. Las comuniones y bautizos se suceden entre terrazas, campos recién podados y jardines con olor a madreselva. Y tú, que has elegido con esmero ese vestido color coral o ese dos piezas azul lavanda que parece salido de un editorial de moda italiana, sabes que hay un pequeño detalle que lo eleva todo: el tono de piel. No ese moreno forzado a golpe de cabina de rayos, ni ese rojo langostino del primer día de piscina; hablamos delglow dorado, discreto pero sofisticado, que hace que los colores vibrantes no se coman nuestro tono de piel, sino que la celebren. El fake tan —que en realidad tiene muy poco de fake si se aplica con maestría— es el accesorio invisible de las invitadas más virtuosas.

¿Tomar el sol? No, gracias: mejor autobronceador 

Pasamos años creyendo que el bronceado perfecto se alcanzaba tras horas en la hamaca, con SPF 15 (cuando no con aceite Johnson) y la esperanza de que los lunares no pasaran factura. Y aunque el sol tiene un encanto mítico también es uno de los mayores responsables del envejecimiento cutáneo, las manchas y, en casos más graves, del cáncer de piel. Si a eso sumamos que la luz de primavera es especialmente traicionera (ese sol aparentemente suave de abril quema más de lo que parece), entenderemos por qué cada vez más personas apuestan por la alternativa cosmética: los autobronceadores.

Sí, durante años fueron los villanos de los neceseres. Dejaban parches, olían a galleta rancia y teñían las sábanas como si sonámbula te hubieras 'atracado' de Risketos. Pero eso fue antes. Las fórmulas actuales juegan en otra liga: son sensoriales, inteligentes, modulables y con acabados naturales que nada tienen que envidiar al sol del Cabo de Gata. A continuación, una selección cuidada —y probada— de los autobronceadores que querrás tener cerca esta temporada.