Kiko Rivera ha abandonado este lunes a mediodía el alta hospitalaria tras cuatro días ingresado. El Dj deja atrás su etapa en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla con un outfit con el que apenas se le reconoce, ya que, tal y como podrás ver en las imágenes de este artículo, iba cubierto por una mascarilla y la capucha de una sudadera, por lo que apenas se le veía parte de su rostro. No quería hacer demasiado ruido y tan solo ha dejado que se vieran sus ojos, siendo eso únicamente lo que los fotógrafos han podido captar de él. Una mirada triste y cansada, lo cual es un fiel reflejo de lo vivido estos días en los muros de un hospital en el que han velado por su salud, pero en el que se ha dado cuenta de que la vida cambia en un "nanosegundo" como diría Tamara Falcó.

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Kiko Rivera
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El músico cierra así uno de los capítulos más amargos que ha vivido y es que llegó a pensar que "no salía de esta", lo que desvela el temor que llegó a sentir cuando supo que estaba siendo víctima de un ictus. Lo ha hecho agradeciendo el cariño recibido y junto a la compañía de su mujer, Irene Rosales, quien iba conduciendo el vehículo camino a casa. Si bien hace tan solo unas horas reflexionaba acerca de lo que el ictus que ha sufrido le ha cambiado la vida, lo cierto es que el músico todavía parece estar frágil y con el único deseo de descansar en casa junto a su familia.Kiko deja atrás así unos días especialmente duros, un corto periodo de tiempo en el que incluso ha tenido tiempo de hablar con su madre, Isabel Pantoja, quien nada más conocer la noticia quiso viajar a la ciudad hispalense para abrazar a su hijo. En un primer lugar hicieron una videollamada, pero la emoción fue tal que los médicos, él y su mujer decidieron que ver a su madre en persona le iba a alterar demasiado, tanto que era mejor evitarlo. Al igual ha sucedido con su hermana Isa Pantoja, quien reclama que no ha podido reunirse con él, aunque hubiera deseado abrazarle y dejar a un lado todo lo sucedido entre ellos.

Vídeo: Europa Press

Vídeo: Europa PressAunque Kiko Rivera se mostraba vulnerable a su salida del hospital, el impacto ira mayor cuando llegaba a su domicilio. Sentado en la parte trasera del coche y sin quitarse la mascarilla en ningún momento, Kiko se ha limitado a cerrar los ojos y no ver más allá. Bajaba del coche acompañado de un amigo y de su inseparable mujer, dos grandísimos apoyos que no le han soltado de la mano desde que el pasado jueves comenzara a sentir signos evidentes de un ictus. Esto reflejaba un evidente cansancio del que ha preferido no hablar, aunque como bien dicen hay imágenes que hablan por si solas.Una vez que ha podido recuperar su teléfono móvil Kiko ha ido reflexionando con sus seguidores acerca de cómo se encontraba. Precisamente en el universo 2.0 ha sido donde ha confesado que está feliz, pero triste a su vez y que este gran susto le ha servido para hacer borrón y cuenta nueva. "Nueva vida. Ahora toca cuidarse y toca pensar en mí", ha dicho nada más llegar a casa, unas palabras con las que deja claro cuáles son sus planes una vez los médicos le han dado luz verde para volver con los suyos.

Kiko Rivera llegaba con los ojos cerrados a su hogar

Kiko Rivera
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Kiko Rivera considera que "ha vuelto a nacer", por lo que no tiene ninguna intención de desaprovechar esta oportunidad. Ya sea para cumplir sus sueños, olvidar rencores o empezar casi de cero, eso sí, sin renunciar a aquellas personas que quiere. Quién sabe si esto servirá para volver a retomar relaciones que estaban rotas como la de su hermana, quien esperaba verle o tener más información acerca de su estado de salud cuando se desplazó al hospital sevillano la pasada semana. Una visita que no llegó a producirse, ya que Kiko tenía limitadas visitas en la UCI debido a su delicado estado de salud. Días después de aquello todo apunta que el encuentro entre hermanos tendrá lugar próximamente, quizás cuando Kiko Rivera vuelva a estar en calma.La colaboradora de televisión ha explicado cómo se enteró del ictus que sufrió su hermano durante la madrugada del pasado jueves al viernes. En un principio se vio desbordada debido al shock, pero hizo lo posible por recabar toda la información sobre lo grave o no que se encontraba el cantante. "Me levanto por la mañana y no sé nada. Me entero a las 09.45 horas por un amigo, se me viene el mundo abajo, intento ponerme en contacto con todo el mundo (...) Llamo a todo el mundo. N consigo hablar con nadie y me asusto. Te pones a pensar en muchas cosas. Me tendrían que haber avisado", ha apuntado. Sin dar nombres deja ver que hubiera esperado que Irene Rosales, quien no se separó de su marido, la hubiera llamado para saber a qué atenerse y poder reaccionar a tiempo.

Irene Rosales
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Por su parte, Irene Rosales ha respondido a las preguntas de los periodistas solo unos minutos antes de que su marido fuera dado de alta, desvelando que Kiko ahora tan solo se centrará en su tranquilidad, un sentimiento que debe acompañarle hasta que esté al 100 %. "A él le han recomendado muchísima tranquilidad. Os agradece de corazón el trato que le estáis dando (...) Él está bien, aunque asustado por el susto tan grande que se ha llevado" ha desvelado la mujer de Kiko Rivera. Puede que sea pronto cuando sepamos de su boca qué ha supuesto para él esta problema de salud, el cual afecta cada año a unas 120.000, dato ofrecido por la Sociedad Española de Neurología. Por el momento Kiko Matamoros apuntaba que podría tener una parálisis facial, siendo esta una versión muy similar a la ofrecida por Antonio Rossi, que ha dado por hecho que necesitará rehabilitación. "Su evolución es favorable. Va a necesitar rehabilitación, hay más partes del cuerpo afectadas. Lo necesita para recuperar la completa movilidad", ha apuntado el periodista.