Lo que debería ser un oasis de descanso y romanticismo puede convertirse, paradójicamente, en el escenario perfecto para tensiones ocultas y conflictos postergados. Las vacaciones en pareja, lejos de ser siempre idílicas, a menudo funcionan como una lupa emocional: intensifican las dinámicas existentes, revelan incompatibilidades y ponen a prueba la comunicación y la paciencia. El psicólogo Sebastián Girona analiza cómo las vacaciones pueden ser una fuente de conflictos en la pareja y cómo podemos evitarlos.

Llegan el anhelado descanso

Es uno de los momentos más esperados del año. Después de meses trabajando y sumidos en ciertos de responsabilidades, toca desconectar y pasar más tiempo en pareja. ¿Cuáles son los principales factores que hacen que las vacaciones pongan a prueba la relación de pareja? Hablamos con Sebastián Girona, psicólogo experto en vínculos, que explica a SEMANA que “el factor fundamental es que durante las vacaciones tenemos una sobreexposición con nuestra pareja. Nosotros durante el año regular tenemos distintas actividades, distintas cuestiones: el trabajo, alguna actividad extra, estudios, depende de lo que hagamos. Y eso hace que nuestra pareja tenga la posibilidad de compartir tiempo y también echarse de menos, porque estamos ocupándonos de otras cuestiones”.

Según expone el experto, durante las vacaciones, de repente, esa rutina se altera y pasamos a tener mucho tiempo con nuestra pareja. Mucho tiempo de horas compartidas, mucho más que en el año regular. Esa sobreexposición puede hacer que si la pareja viene arrastrando algunos problemas, algunas cosas no habladas, no dialogadas, algunos conflictos y demás, a generar cierta tensión. Un exceso de exposición puede llegar a traerle problemas a la relación, porque, bueno, las cosas que se venían incubando de repente pueden aparecer durante la época de verano.

pareja

Freepik

Las vacaciones en pareja

Muchas veces idealizamos las vacaciones y podemos frustrarnos cuando nos damos de bruces con la realidad. ¿Las expectativas sobre las vacaciones pueden generar conflictos en la pareja? “Las expectativas son las que nos provocan frustración. Cuanto más espero de algo, más probable es que eso que imagino en mi cabeza no suceda de la misma manera en la realidad (por no decir que nunca ocurre exactamente como lo habíamos pensado). Esto se debe, sobre todo, a que tendemos a imaginar las cosas de forma ideal. Y luego llegan las vacaciones reales…”, apunta Sebastián Girona.

Las vacaciones, por supuesto, pueden tener muchos momentos de disfrute y placer, comenta el psicólogo, pero también pueden traer roces y ciertos conflictos. Eso es lo que las hace reales. Si parto de la expectativa de que deben ser perfectas o algo parecido, tengo muchas posibilidades de frustrarme.

¿Cómo manejar esas expectativas de manera saludable? “Lo ideal es llegar a las vacaciones sin esperar demasiado, pero tampoco muy poco. Es decir, con una actitud lo más neutra posible: con ganas de disfrutarlas, sí, pero sin expectativas que, por irreales, aumenten las probabilidades de sentirme frustrado”, asegura Girona.

pareja

Freepik

Señales de una relación deteriorada

Las vacaciones en sí no son la causa de una posible ruptura, hay algo más profundo que subyace y que ya estaba gestándose en la pareja. ¿Qué señales indican que una relación está llegando a su fin y que la crisis en vacaciones es solo una manifestación de otros problemas? Sebastián comenta que “en principio unas vacaciones deberían ser un momento placentero. Un momento de relajación, sin estrés, donde el mayor problema tal vez sea decidir qué vamos a comer o a dónde vamos a pasear. Si una pareja tiene conflictos incluso en ese contexto, es una señal de que la situación está agravada. Porque, aun sin estrés y aunque haya una mayor exposición, si igual surgen conflictos, la situación es compleja”.

Lo que suele pasar en esas vacaciones, asegura el experto, es que se manifiesta lo que viene ocurriendo todo el año, quizá intensificado por esa sobreexposición. Aparecen la falta de diálogo sobre temas importantes, la subestimación de uno de los dos integrantes, de los problemas que tiene la pareja. También puede notarse una distancia cuando, durante las vacaciones, cada uno hace demasiadas cosas por separado, justo en un momento en que suele haber una tendencia natural a compartir más. Si una pareja está en crisis, es probable que evite esos espacios comunes. La sensación de soledad que uno de los dos puede arrastrar durante todo el año no desaparece solo por el hecho de irse de vacaciones. Sentir al otro muy lejos emocionalmente, es más, puede hacerse más presente porque, como decíamos al principio, la sobreexposición hace que yo esté más tiempo con esa persona.

Pareja

Freepik

Estrategias para gestionar conflictos

No debemos tener miedo a irnos de vacaciones con nuestra pareja porque si hay amor, seguro que se pueden gestionar los problemas que puedan surgir. ¿Qué estrategias existen para gestionar los conflictos que pueden surgir en un viaje o en el tiempo libre compartido? “Creo que durante las vacaciones no es bueno estar hablando todo el tiempo de los conflictos que tenemos. Si los conflictos están muy presentes y muy a la orden del día, podemos establecer un momento en la semana en el que nos juntemos y hablemos durante media hora o una hora sobre cuáles son esos conflictos. Es decir, poder encapsularlos en un momento específico y tratarlos de forma controlada.Porque no sirve de nada hablar todo el tiempo de los conflictos, porque la cantidad de conversación no va a hacer que se resuelvan más rápido. Entonces, tratar de acotarlos a un espacio concreto puede ayudarnos a manejarlos mejor”, recomienda Girona.

Por otro lado, advierte el experto, también es importante tener en cuenta que, además de los conflictos, durante las vacaciones necesitamos poder disfrutar de algunas cosas. Una pareja puede tener muchos conflictos, pero si esos conflictos coexisten con momentos de disfrute, entonces el pronóstico de la relación es mucho mejor. Las parejas no se separan porque discuten. Las parejas se separan cuando desaparecen los momentos positivos y de disfrute.