Hacer ejercicio de manera regular es uno de los mejores aliados para el bienestar físico y emocional. Mejora la salud, la fuerza, la flexibilidad e incluso la calidad del sueño, pero no siempre resulta fácil saber cómo empezar o qué tipo de entrenamiento es el más adecuado para cada uno. Es en este punto donde contar con un entrenador personal puede marcar la diferencia: alguien que diseñe un plan realista, eficaz y, sobre todo, adaptado a nuestras necesidades y circunstancias.
Aunque las redes sociales están repletas de rutinas de entrenamiento, intentar imitarlas sin una guía adecuada puede ser contraproducente. Cada cuerpo es diferente, cada estilo de vida también, y aplicar un enfoque genérico rara vez conduce a resultados duraderos. De ahí que el entrenamiento personal se plantee como una fórmula de éxito para quienes quieren integrar el ejercicio en su vida de manera sostenible y segura.
Sara Tabares, directora de Performa y autora del libro ‘Ellas entrenan +40’, lleva años defendiendo esta visión. "Cuando queremos aprender a comer, acudimos a un nutricionista; si tenemos una molestia, buscamos a un especialista. ¿Por qué no hacemos lo mismo cuando queremos aprender a entrenar bien?", plantea. Según Tabares, "un entrenador personal cualificado adapta el ejercicio a ti y no al revés, igual que un sastre confecciona un traje a medida".
Un entrenamiento hecho para ti
La principal ventaja de trabajar con un entrenador personal es la personalización. Como explica Sara Tabares, "el ejercicio es como una polipíldora de salud, pero para que funcione de verdad tiene que estar adaptado a ti: a tu contexto vital, a tu nivel de condición física y a tus objetivos personales". No existen dos personas iguales, por lo que tampoco deberían existir dos entrenamientos idénticos.
En este sentido, la labor del entrenador personal no es solo enseñar una serie de ejercicios, sino diseñar un programa que evolucione contigo. "Igual que un traje comprado en una tienda puede quedarte más o menos bien, un entrenamiento genérico puede ser aceptable", compara Tabares, "pero un entrenamiento personalizado sienta como ese traje hecho a medida que realza lo mejor de ti".
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Además, un entrenador personal presta especial atención a la técnica. "Este es uno de los errores más frecuentes cuando entrenamos por libre, y puede provocar lesiones o hacer que abandonemos: la ejecución incorrecta de los ejercicios", advierte. Aprender a moverse bien es, por tanto, uno de los pilares para mantener la motivación a largo plazo.
Objetivos realistas y sostenibles
Otro de los grandes valores que aporta un entrenador personal es ayudar a gestionar las expectativas. “La manera más saludable de marcarte objetivos es hacerlo en función de ti misma, no comparándote con otros”, recalca Sara Tabares. "Muchos planes de entrenamiento fracasan porque la gente se mide con el progreso ajeno o se fija metas poco realistas que, al no cumplirse, generan frustración y abandono".
La clave está en trabajar con objetivos flexibles, que se adapten a los cambios y que prioricen el bienestar por encima de cualquier exigencia temporal. "Todo lo que implique rigidez absoluta o promesas de resultados rápidos y sin esfuerzo está muy alejado de la filosofía de salud", explica Tabares. Frente a las fórmulas milagro, el entrenador personal propone un camino realista, en el que cada avance se celebra como un paso más hacia una vida activa y saludable.
¿Cómo saber si has encontrado al entrenador adecuado?
Para Sara Tabares, un buen entrenador personal es aquel que logra que su cliente no solo haga ejercicio, sino que lo incorpore de manera natural en su vida. "El mejor cliente no es el que paga y no va; es el que entrena de forma sostenida, porque ha encontrado una manera de disfrutar y comprometerse", afirma.
Además, el entrenador debe ser capaz de ajustar continuamente el plan de entrenamiento según las necesidades y circunstancias del cliente. “Adaptar el ejercicio a la persona, cuidar la técnica, y poner siempre de su parte para que el ejercicio se realice de manera segura y efectiva son las señas de identidad de un buen profesional”, apunta.
Tabares insiste también en la importancia de que el entrenador esté cualificado: “Es fundamental que sea un graduado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, colegiado, y que posea la formación necesaria para guiar el proceso de forma segura y efectiva”.
Una visión a medida del bienestar
Esta filosofía de atención personalizada y compromiso con la calidad es la que Sara Tabares ha llevado a su centro de entrenamiento personal, Performa, desde su fundación en 2002. Su modelo, pionero en ofrecer entrenamiento individualizado en un espacio privado, busca que cada persona se sienta cómoda, escuchada y acompañada.
"Queríamos crear un lugar donde cada cliente entrenara como si estuviera en su propia casa, con un entrenador dedicado exclusivamente a él", cuenta Tabares. Un enfoque que, más de dos décadas después, sigue vigente y que apuesta por una idea sencilla pero poderosa: que el ejercicio físico, cuando se hace bien y adaptado a cada persona, se convierte en una herramienta esencial para vivir mejor.