El principal problema de las quemaduras es que muchas veces no las advertimos hasta que ya es demasiado tarde. Comienzan con el enrojecimiento de la piel, inflamación y dolor, pero si la quemadura es importante, se pueden formar ampollas. ¡Ojo con ellas! Si no se curan bien, podrían infectarse y provocar lesiones y marcas en la piel irreversibles. Toma nota de cómo debes cuidar y proteger tu piel este verano para evitarlas.

Protección solar 'por todas partes'

Todos sabemos que no debemos exponernos al sol directamente en las horas centrales del día, entre las 12 y las 16 horas. Pero además, es importante recordar que debemos aplicar la crema solar en todos los rincones del cuerpo cuando estemos en la playa o en la piscina. La nuca, el empeine, las orejas, los labios, el pecho, la espalda, incluso la raya del pelo son susceptibles de sufrir una quemadura solar. Elige siempre una crema protectora con un factor elevado (más de 30 SPF) y recuerda reaplicarla cada 2 o 3 horas, ya que es cuando empieza a disminuir su eficacia.

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Abusa del aftersun

Úsalo una y otra vez. Contribuye a aliviar la sensación de quemazón y regenera las células dañadas por el sol. Pero además el aftersun también evita que la piel se descame rápidamente y pierda el bronceado. En ello tienen mucho que ver los ingredientes hidratantes y calmantes que suelen estar presentes en su formulación, como la caléndula, el aloe vera, el panthenol, la  urea, la alantoína y el ácido hialurónico.

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No pares de hidratar tu piel

La hidratación de la piel es clave para repararla y evitar que se pele si hay quemaduras (aunque sean muy leves). Para ello es importante usar también cada día una crema (o aceite) muy hidratante. ¿Cuáles van bien? Las que contienen aloe vera, aceite de rosa mosqueta, urea, ácido hialurónico, coenzima Q10...

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Exfoliación sí, pero no de cualquier manera...

El sol afecta a nuestra piel de la siguiente manera: la adelgaza, la irrita y la hace más sensible y seca. Así que la exfoliación después de todo un día tomando el sol debe ser muy suave. Hazla solo una vez por semana y siempre utilizando productos que no la sensibilicen más. En cuanto a las duchas, utiliza un gel o aceite limpiador sin sulfatos. Extiéndelo con la mano (el roce de la esponja puede irritar más) y aclara.

Alíate con la vitamina C

Contribuye en la curación de quemaduras y es clave en la síntesis del colágeno, una proteína clave para mantener la piel joven, tersa y luminosa. Elígela en forma de sérum o concentrado y aplícate unas gotitas en el rostro antes de usar tu protector solar habitual. Eso sí, no vale elegir cualquiera: su composición debe estar entre el 10% y el 20% de vitamina C pura para poder apreciar sus beneficios.