Después de una semana de sevillanas al caer la tarde, albero en los zapatos y rebujito en copa de vidrio fino, la Feria de Abril 2025 cierra el telón dejando tras de sí una pasarela viva de volantes, lunares y flecos que han hecho vibrar el Real. Porque sí, entre casetas privadas, palmas por bulerías y mucho jamón de Joselito, hay un ritual que cada año se renueva con más brío: el arte de vestirse de flamenca. Y como buena liturgia, requiere fe, conocimiento y, por qué no, una buena dosis de osadía estética.

Este año, muchas celebrities han sabido interpretar con tino el manual no escrito del estilo de la Feria de Sevilla, ese que no distingue entre tradición y vanguardia cuando se maneja con gusto. Por eso, hoy repasamos los estilismos más impactantes de la semana grande sevillana. 

Rocío Osorno: lunares en clave de alta costura

Rocío Osorno: lunares en clave de alta costura

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Rocío Osorno: lunares en clave de alta costura

La influencer nunca defrauda, y esta Feria 2025 ha vuelto a demostrar que tiene un máster —si no un doctorado cum laude— a la hora de poner a prueba su conocimiento en moda flamenca. Su vestido amarillo mostaza, salpicado de lunares blancos en dos tamaños, es una lección magistral sobre cómo actualizar un clásico sin perder el duende.

El juego de proporciones entre los lunares pequeños y grandes genera un ritmo visual que, lejos de saturar, revitaliza la silueta. Las mangas largas rematadas en volantes XXL ribeteados con encaje troquelado blanco le daban más frescura al conjunto, pero sin caer en lo excéntrico. Como guinda, un mantoncillo del mismo tono, con flecos larguísimos que se mueven con cada paso. Las flores blancas en la cabeza aportan serenidad al conjunto, evitando la saturación cromática. En resumen: un lookazo. 

Marisa Jara y su precioso vestido burgundy 

Marisa Jara y su precioso vestido burgundy 

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Marisa Jara: 'todo al burgundy' súper tendencia

Que Marisa Jara se enfundara en un diseño propio no sorprende —su firma se ha consolidado como un referente de la moda flamenca más sensual—, pero que lo hiciera en burdeos, con un monocromo tan trendy, sí que merece una ovación. El escote en pico y las mangas francesas con volantes estructuran una silueta elegante sin caer en lo excesivo. El bajo del vestido, plagado de volantes bien rematados, le da ese punto de movimiento necesario para que cada paso despliegue el poderío que ella tiene. El mantoncillo, en la misma gama cromática pero con transparencias y topos, refuerza el mensaje: aquí no hay lugar para accesorios aburridos. Ella ha venido a jugar y se ha pasado el juego. 

India Martínez

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India Martínez: la flamenca más sobria

La cantante apostó por la sobriedad este año con un vestido negro con lunares blancos XXL,un guiño directo al dramatismo andaluz más profundo, al claroscuro lorquiano, al cante jondo. El contraste cromático es tan evidente como eficaz, pero lo que eleva el look es el mantoncillo blanco con los flecos perfectamente distribuidos, como una pincelada de luz en medio del negro absoluto. Los pendientes de coral y el collar de cuentas rojas pusieron el lacre al estilismo con mucho arte. 

 

Victoria Federica: azul eléctrico, carácter vibrante

La nieta del rey emérito sorprendió —una vez más— con un diseño de Rocío Peralta que desafía las convenciones. El azul eléctrico con diminutos lunares negros es una elección sencilla, pero en su caso funciona a la perfección. Es un look con carácter al que daba más fuerza si cabe con el mantoncillo morado y la flor roja que coronaba su cabeza. La combinación cromática, inusual pero certera, demuestra que hay vida más allá del rojo, el negro y el blanco. Lo mejor del conjunto, no obstante, es su estructura: ajustado donde debe, con volantes que no restan protagonismo sino que acentúan la actitud. Un estilismo que, sin perder el respeto a la tradición, pisa el terreno de la moda con paso firme y cierta osadía.

El vestido de lunares rojos de Lourdes Montes en la Feria de Abril 2025

El vestido de lunares rojos de Lourdes Montes en la Feria de Abril 2025

(Gtres)

Lourdes Montes: la elegancia del matiz

Una de las reinas no oficiales del Real: Lourdes Montes. Como buena conocedora del traje flamenco —no en vano es cofundadora de Miabril—, volvió a enseñar cómo se hace una flamenca perfecta sin parecer disfrazada. Su elección fue un vestido blanco con lunares rojos, sencillo a primera vista, pero lleno de matices al observarlo de cerca.

El mantoncillo morado con bordados florales en azul, rojo y blanco encajaba con pequeños bordados en color lila que el vestido lucía en el bajo. La flor roja en la cabeza funciona como punto de anclaje, equilibrando el conjunto sin recurrir a extrañas combinaciones. Lourdes demuestra que la clave está en el detalle, en saber cuándo parar, y en dejar que el vestido hable sin necesidad de gritar.

Violeta Mangriñán arrasó en la Feria de Abril con un diseño de Rocío Osorno  

Lo de Violeta Mangriñán fue directamente una aparición. Su vestido firmado por Rocío Osorno dejó sin aliento a más de uno y demostró que una castellonense se puede hacer a la moda flamenca como si fuera del barrio de Triana. El fondo verde agua, salpicado de lunares negros perfectamente distribuidos, creaba un efecto visual tan armonioso como vibrante.

El escote en pico le daba al conjunto un aire refinado, mientras que el mantoncillo negro, con flecos largos y bordados en rojo intenso a juego con las flores que coronaban su cabeza, aportaba ese dramatismo controlado que convierte un buen look en uno espectacular. Era un estilismo que hablaba de tradición, sí, pero también de riesgo y conocimiento estético. Una flamenca de nueva generación que pisa fuerte y sabe perfectamente lo que quiere proyectar.

María del Monte apuesta por el rojo en la Feria de Abril 2025 

María del Monte apuesta por el rojo en la Feria de Abril 2025 

(Gtres)

María del Monte: rojo pasión, rojo alegría

Si alguien sabe convertir un traje de flamenca en una declaración de intenciones, esa es María del Monte. Su look monocromático en rojo absoluto —vestido, mantoncillo y flores— fue una oda a la alegría flamenca más genuina, esa que no se disfraza ni se edulcora. El vestido, con escote recto y silueta tradicional, se ceñía al cuerpo para terminar en un bajo voluptuoso, lleno de volantes como olas encrespadas en pleno cante. El mantoncillo, también rojo, con flecos largos que se fundían con el movimiento del vestido. Divertida, auténtica y sin más pretensión que pasarlo bien —que, al fin y al cabo, es la esencia de la Feria—.

 

Teresa Andrés Gonzalvo: un clásico reinterpretado con ojo 

La influencer ha demostrado que sabe de moda —y que la Feria de Abril puede ser también una pasarela si se pisa con gusto y criterio. Su elección fue un vestido negro con lunares blancos y volantes perfilados también en blanco: una silueta muy flamenca, sí, pero ejecutada con una elegancia casi minimalista. Lo interesante fue cómo lo actualizó con detalles que hablaban su propio lenguaje estilístico: un mantoncillo mostaza que aportaba contraste y calidez, y flores rojas en el cabello que añadían pasión a la ecuación.

Susana Molina: color en clave sofisticada

El pistacho no es un color fácil. Requiere personalidad, piel que lo sostenga y estilista con visión. Susana Molina lo supo defender con soltura y una actitud serena que contrastaba con la viveza de su traje de flamenca, firmado por Leticia Lorenzo. 

El vestido de Eugenia Martínez de Irujo con el que arrasó en la Feria de Abril 2025

El vestido de Eugenia Martínez de Irujo con el que arrasó en la Feria de Abril 2025

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Eugenia Martínez de Irujo: flamenca sin reglas y con sello propio

Si hay alguien capaz de reinterpretar la moda flamenca con libertad creativa, esa es Eugenia Martínez de Irujo. Este año volvió a confiar en Rocío Peralta —una de sus diseñadoras de cabecera— y lo hizo con un vestido turquesa vibrante que parecía inspirado en las aguas de Formentera… pero pasadas por el tamiz de Sevilla. La falda, construida en doce capas de volantes en diferentes tonalidades de azul y verde, ofrecía un dinamismo exquisito que se movía al ritmo de Eugenia, siempre sin ataduras en lo que a moda se refiere. Pero el verdadero golpe de efecto fue el mantoncillo: un naranja quemado, casi terracota, que rompía la armonía cromática con una intención clara de sorprender. ¡Bravo, Eugenia!