A sus espectaculares 74 años, Isabel Preysler sigue siendo uno de los referentes de belleza, elegancia y buen gusto de nuestro país. No solo sus looks son elogiados, sino que su rostro siempre impecable y su presencia sofisticada despiertan admiración entre las amantes beauty. Pero hay un detalle que cada vez llama más la atención: su cuello.

A su edad lo mantiene liso, firme y sin apenas signos de envejecimiento, lo que ha llevado a que muchas nos preguntemos cómo es posible. En sus retoques estéticos siempre busca el lema de “menos es más”, manteniendo esa juventud sin excesos. Su cuello terso no es fruto del azar, sino de un mantenimiento constante, rutinas bien elegidas y ciertos tratamientos no invasivos.

Cuidado diario: menos es más, pero con constancia

Uno de los errores que más cometemos en el cuidado de esta zona del cuerpo, es olvidarlo por completo en nuestra rutina facial. Isabel Preysler es fiel a una máxima sencilla: el cuello y el escote se tratan como una extensión del rostro. En su rutina de belleza diaria no pueden faltar cremas nutritivas y reafirmantes con activos como péptidos, vitamina C y retinol, siempre en concentraciones adecuadas para esta zona más fina y delicada. Eso sí, el protector solar sigue siendo el mejor cosmético antiedad.

Isabel Preysler

El protector solar es el mejor cosmético antiedad que puedes incluir en tu rutina.

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“Cada vez más, tenemos interiorizada la importancia de aplicar fotoprotector solar a diario en el rostro, sin embargo, muchas veces se nos olvida aplicarlo en el cuello.  Los efectos dañinos que causa la radiación ultravioleta a lo largo de los años en la piel son acumulativos. La radiación solar no solo acelera el fotoenvejecimiento y promueve la aparición de manchas solares, sino que es el principal factor de riesgo para desarrollar cáncer de piel”, explica Marta González, dermatóloga y directora de la Unidad de Medicina Estética de IMR

“Debemos tener cuidado con otros activos antiaging como el retinol o alfahidroxiácidos entre otros, ya que, por lo general, estos productos están pensados para su aplicación a nivel facial. La piel del cuello es mucho más fina que la de la cara, por lo que es más propensa a desarrollar irritación, sensación de tirantez, rojeces y descamación en la piel”, añade.

Todo este cuidado diario tiene que estar complementado con un estilo de vida saludable, es decir, una buena hidratación, alimentación rica en antioxidantes y un sueño reparador. Estos hábitos, más allá de cualquier tratamiento, influyen directamente en la calidad de la piel y en cómo envejece con el paso del tiempo.

Tecnología estética: aliados no invasivos

“No debemos olvidar que, aunque utilicemos una rutina de skincare adecuada, la cosmética “no puede con todo”. Los productos cosméticos no suelen ser suficiente para eliminar por completo las manchas, las arrugas y mucho menos la flacidez, además, el envejecimiento no solo influye los a nivel cutáneo si no también los cambios que se producen en estructuras más profundas, por lo que para obtener los mejores resultados es recomendable combinar una buena rutina cosmética con los distintos tratamientos médicos”, afirma la experta.

Isabel Preysler

Los productos cosméticos tienen que ir combinados con tratamientos en cabina para mejores resultados.

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Isabel Preysler siempre ha mantenido un perfil discreto sobre posibles intervenciones estéticas, aunque los expertos coinciden en que se ha podido realizar algunos tratamientos mínimamente invasivos en esta zona.

Hablamos de técnicas como la radiofrecuencia, los ultrasonidos focalizados (como Ultherapy), o incluso las infiltraciones de ácido hialurónico específico para cuello, que no busca rellenar, sino mejorar la hidratación profunda y estimular la producción de colágeno. Marta nos ha explicado la diferencia entre los más destacados:

  • Ultherapy (HIFU): “Se trata de un dispositivo médico de última generación, con capacidad de crear un efecto lifting no quirúrgico mediante el empleo de ultrasonidos focalizados de alta intensidad de forma ecoguiada”.
  • Radiofrecuencia con microagujas: “Se basa en la formación de un campo magnético mediante la generación de ondas electromagnéticas de baja frecuencia, que calienta la capa intermedia de la piel (la dermis), produciendo un aumento de la formación del colágeno y la elastina”.
  • Inyectables: “En ocasiones ante arrugas, sobre todo aquellas profundas/muy marcadas, es necesario rellenarlas directamente con ácido hialurónico para corregirlas. Entre los distintos inyectables, con capacidad de inducir colágeno se encuentra la hidroxiapatita cálcica, un compuesto biocompatible que se encuentra de manera natural en la estructura mineral de los huesos y los dientes”.

Estas técnicas no dejan marcas visibles ni exigen un postratamiento complicado, y se han convertido en favoritas de muchas mujeres que, como Isabel, quieren resultados naturales sin alterar su expresión o pasar por el quirófano. “Las diferentes son combinables entre sí, y se pautará una u otra en función de las necesidades y características del paciente. Además, la combinación de distintas técnicas nos permite conseguir un efecto sinérgico más duradero”, sentencia Marta.

El cuello también se entrena: postura y tonificación

Isabel Preysler cuida cada gesto, y eso se nota incluso en su postura. Puedes pensar que esto es algo irrelevante, pero la realidad es que un cuello erguido, sin tensiones y bien alineado con la espalda contribuye a una apariencia más joven y definida. Por eso, es recomendable incluir ejercicios de tonificación muscular específicos para el cuello y la mandíbula, ya que puede marcar la diferencia a largo plazo.

Y es que la flacidez no es solo cuestión de piel, también del músculo subyacente. Trabajar la musculatura con movimientos suaves, ejercicios de resistencia facial o rutinas guiadas por expertos ayuda a mantener la estructura firme. Este tipo de ejercicios, sumados a prácticas como el yoga facial, cuentan cada vez con más adeptas.

Eso sí, los buenos resultados solo consiguen con tiempo, paciencia y dedicación. Ese ha sido el verdadero truco de Isabel Preysler. No hay milagros ni soluciones exprés, sino buenas rutinas durante años, que vamos adaptando a cada etapa de nuestras vidas. Su cuello terso y sin arrugas es el reflejo de un estilo de vida basado en el cuidado, la elegancia y el respeto por el paso del tiempo. Porque, como demuestra Preysler, envejecer bien no es evitar los años, sino saber llevarlos con inteligencia y estilo.