Es una zona con una piel especialmente delicada, con menos tejido adiposo y glándulas sebáceas, por eso es especialmente vulnerable a los cambios de peso, hormonales, exposición solar, hábitos posturales...

Todo esto puede provocar sequedad, manchas, arrugas, flacidez… se desdibuja el óvalo facial, se hace más evidente el doble mentón, aparecen pliegues…y en el caso del escote: aparecen manchas, arrugas… sin dejar a un lado los conocidos como anillos de Venus, esos círculos o rayas horizontales que surgen en el cuello y que se originan, sobre todo, por la edad. Y además, a partir de los 25 años comenzamos a perder colágeno y elastina.

Lo importante es poner remedio a tiempo

¿Cómo? Empezando por los cuidados cosméticos. Te aconsejo que de día emplees un suero que reafirme y combata la flacidez, y finaliza, siempre, con la protección solar. Por la noche una crema muy nutritiva, reafirmante, que ayude a recuperar la piel de las agresiones sufridas durante el día.

En muchas ocasiones puede ser la misma que emplees para el rostro y son acertadas si contienen ácido hialurónico, silicio, colágeno, Vitamina C… Pero, atenta. A partir de los 40, te aconsejo que emplees una específica para obtener los mejores resultados. Una vez a la semana, o cada quince días si tu piel es más delicada, realiza un peeling enzimático que elimine impurezas y revitalice.

En cabina recomendamos Jovena, el regenerador total capaz de reafirmar, tonificar y tensar la piel con un efecto lifting de impacto sin cirugía. Combina plasma fraccionado, capaz de realizar una microcirugía mínimamente invasiva optimizando la renovación celular, y radiofrecuencia con diatermocontracción.  La personalización del tratamiento es máxima convirtiendo a Jovena en el rejuvenecedor por excelencia.

Tratamientos de cuello y escote

Carmen Navarro

Consejos fáciles de llevar a cabo para rejuvenecer cuello y escote

1. Mascarillas tensoras te ayudan a redensificar la zona. Recuerda que estamos tratando una piel más fina y delicada, con un tejido subcutáneo que disminuye con la edad y que, en el caso del escote, soporta también el peso del pecho.

2. Evita los cambios de peso y dormir boca abajo ya que estarás acentuando las arrugas en la zona del escote. Si duermes con un sujetador específico estarás evitando también su formación.

3. Presta atención al maquillaje. Aplica primero una ampolla, como las ampollas de soja, y a continuación utiliza tu base habitual sobre el rostro, cuello y escote para uniformizar el tono de la piel y camuflar pequeñas imperfecciones; finaliza utilizando sobre la papada y el cuello polvos de bronceadores (o un tono más oscuro que la base) con ayuda de una brocha gruesa.

4. Además de la protección solar emplea cosméticos que te protejan de la luz azul que emiten los dispositivos y que dañan la piel.  Estar sobreexpuestos a la luz azul eleva el riesgo de hiperpigmentación, pero aún hay más, daña la elasticidad de nuestra piel. La Luz azul tiene la capacidad de penetrar en nuestra piel, incluso aún más que los rayos UV, creando radicales libres y rompiendo de esta manera las estructuras celulares. La consecuencia más directa y visible es que disminuye la elasticidad de la piel y daña la estructura.

5. Cómo consejo final, evita las posturas forzadas, desconectando y marcándote un tiempo para el consumo de tecnologías y un tiempo tecnología free que nos permita evitar esas arrugas tan marcadas. De hecho, el envejecimiento y el tono muscular de un rostro están íntimamente relacionados con procesos gestuales y posturales que hacemos y repetimos cientos de veces a diario.

La edad afecta pero son los malos hábitos los que aceleran el proceso adelantando de manera prematura esos signos que delatan nuestra edad o muestran una muy alejada de la fecha que marca nuestro DNI. En algunos casos estamos hablando de echarnos 10 años encima.

Y no podemos olvidarnos tampoco de los conocidos como anillos de Venus, esos círculos o rayas horizontales que surgen en el cuello y que se originan, sobre todo, por la edad, y son cada vez más frecuentes por el abuso que hacemos de las nuevas tecnologías que nos obligan a forzar la postura durante horas. Y además, a partir de los 25 años comenzamos a perder colágeno y elastina.