Nacido el 6 de septiembre de 1948 en Guipúzcoa, Karlos Arguiñano, presentador del icónico formato 'Cocina abierta', ha logrado consagrarse como uno de los cocineros más aclamados de dentro de nuestras fronteras. Sus diversas intervenciones televisivas realizando múltiples recetas ha propiciado que alcance el estrellato mediático, entre otras cosas. Por otro lado, quien también ha seguido sus pasos ha sido su hermana, Eva Arguiñano, quien se convirtió en jueza del programa 'Bake Off'. 

Al margen de su andadura profesional en el mundo gastronómico, los hermanos cuentan con una dura historia familiar de la que han hablado con total naturalidad, orgullosos de sus orígenes humildes. Su padre, Jesús Arguiñano Arzoz, taxista nacido en 1916, y Pepi Urkiola Beloqui, modista que llegó al mundo una década después, vivieron en primera persona la Guerra Civil Española. 

Karlos Arguiñano

Karlos Arguiñano pide disculpas por hablar más de la cuenta. (© Gtres.)

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Pepi sobrevivió al bombardeo de Guernica

Fue en el marco de la temporada anterior del mencionado programa pastelero de TVE, donde Eva Arguiñano quiso recordar esta etapa de la vida de sus progenitores. De esta manera, explicó con detalle cómo sufrieron las consecuencias del bombardeo que asoló Guernica en los años que duró el conflicto bélico. 

Al desvelar este detalle familiar, la repostera no aguantó y se rompió en pleno directo. Su madre, se encontraba  en el pueblo vizcaíno que Picasso inmortalizó para relatar el bombardeo en 1937. Fue cuando Rocío Carrasco, una de las concursantes del talent gastronómico, presentó su postre inspirado en la pintura del artista citado cuando  la jueza se abrió en canal ante los allí presentes. "A mí me ha emocionado especialmente. Mi madre fue una de las supervivientes del bombardeo de Guernica", dijo en un primer momento, al borde de las lágrimas.

"Ella siempre me explicaba, ya mayor, porque de joven nunca quiso contar, que ella estaba recogida en un caserío porque estaban huyendo", añadió con detalle. "Mi madre era muy coja, no un poco, muy coja, y entonces bajaba todos los días del caserío a por pan porque la del caserío sabía que al verla coja le daría algo más. Siempre le da un bollito de regalo o algo", prosiguió. Fue entonces cuando confesó que en uno de esos viajes al caserío cuando ocurriendo los hechos. 

"Estando ahí vino un avión que llamaban 'El abuelo', un avión alemán y se refugiaron", indicó. Una vez salió su madre de aquel refugio, la estampa era desoladora, completamente diferente. Todo había cambiado. "No sabía dónde estaba, todo estaba...", explicó Eva. Al notar la emoción de Eva Arguiñano, Paula Vázquez, presentadora del formato del ente público, intervino. "Como representa el cuadro", espetó.

El papel del padre de Karlos y Eva Arguiñano durante el conflicto bélico 

En esta misma línea, el padre de Karlos y Eva Arguiñano también tuvo su propio papel vinculado a los conflictos bélicos del siglo pasado. Se alistó en la guerra en la División Azul. "Mi padre, después de la Guerra Civil se va a la Guerra Mundial de voluntario a la División Azul y lo único que me contó es que atravesaron toda Polonia andando y que cuando tenían calor iban desprendiéndose de la ropa; luego llegaron los 20 y 30 bajo cero y la gente estaba sin ropa, muertos de frío, no hacía falta ni que les dispararan casi. Me dijo también que un día se acercó un general alemán a la división donde estaba mi padre y que preguntó en un castellano que se le entendía a ver si había alguno de Idiazabal o de cerca de Idiazabal. Hubo cuatro que dieron un paso al frente, incluido mi padre. El general preguntó entonces quién es el que más cerca vivía de Idiazabal. Era mi padre. 'Cuando vuelvas a casa me mandas dos quesos’' le dijo. Eso me contó de la Guerra Mundial, con lo que pasó allí", dio a conocer hace años el cocinero. De esta manera, sacó a la luz este episodio que, sin duda, marcó la vida de su padre y, por consiguiente, de su familia.

"Mi padre era muy pobre, pero era muy de derechas", aseguró en un programa de televisión. El chef puntualizó que tenía puntos de vista diferentes al de su progenitor. Por ello, en alguna ocasión las discusiones marcaban la tónica de sus conversaciones. "Yo vengo del mundo obrero, del mundo del buzo y la soldadura, del cincel y el martillo y eso no se me ha quitado", señaló. "Al final me he hecho empresario, pero tengo el puntito ese rojillo que tenía cuando tenía 16 o 17 años", confirmó.

Sin embargo, a pesar de las diferencias ideológicas, la relación entre ellos era excelente y mantenían un vínculo muy cercano. "No reniego de mi padre para nada. Era un tipo súper, pero, para mí, estaba equivocado", explicó Karlos Arguiñano, confirmando así la cercanía que tenía con su padre, a quien estaba muy unido.