Helen Lindes vive una tranquila apacible y feliz junto a su marido, el jugador de baloncesto Rudy Fernández, y sus dos hijos, Alan y Aura, en un precioso chalet con piscina en Madrid. La modelo es muy cuidadosa con su alimentación y practica ejercicio con regularidad para cuidar su cuerpo, también le presta especial atención a su salud mental, por eso ha adoptado este método que aúna el comer sano con sentirse bien mentalmente: el mindful eating.

Los hábitos saludables de Helen Lindes

La modelo es muy activa en redes sociales y suele compartir con sus seguidores momentos en familia, rincones de su casa, secretos de belleza, outfits y consejos saludables sobre alimentación y ejercicio, algo indispensable para cuidar cuerpo y mente.

La que fuera Miss España en el año 2000 se mantiene en plena forma a sus 42 años gracias a que tiene una vida muy activa y mantiene unos hábitos saludables. Helen entrena de manera regular con rutinas de series de ejercicios que mantienen su cuerpo tonificado con disciplinas como el TRX.

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En su alimentación ha eliminado el azúcar de la dieta, aunque en algunas ocasiones se concede algún capricho. Prioriza el consumo de frutas, verduras y proteína de calidad y ha desterrado los ultraprocesados de su vida. Incluye en su día a día alimentos como la avena, los frutos secos, el chocolate negro, el yogur de coco, la coliflor… Además de llevar una alimentación muy saludable en casa, la modelo practica la nutrición consciente, un método de alimentación que le ayuda a reconectar con su cuerpo y a ser plenamente consciente de sus necesidades en todo momento.

Hemos podido verla en sus redes apostando por este tipo de alimentación como una decisión consciente que ayuda a comer de forma equilibrada aprendiendo a escuchar nuestras emociones y sensaciones. Básicamente sería hacerle caso a “lo que te pida el cuerpo”.

¿Qué es el Mindful eating?

Este término anglosajón se refiere a una alimentación consciente, una práctica que combina la atención plena (que conocemos como mindfulness) con el acto diario de comer. No es una dieta sino un enfoque distinto, podría decirse que holístico, que invita a ser plenamente consciente de la experiencia que supone alimentarse.

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De esta manera lo que hacemos es prestar más atención a las señales que nos manda nuestro cuerpo y no comer por inercia. La sensación de hambre, la de saciedad, los pensamientos que se cruzan o las emociones que afloran durante las comidas. Quedan prohibidos los estímulos como smartphones, dispositivos y televisiones que, obviamente, alteran esta capacidad de percepción ya que no nos permiten estar en el “ahora” y centrarnos en nuestro cuerpo y nuestra mente.

Lo que busca la técnica es estar plenamente presente en el momento en el que comemos, prestando atención a todas las emociones y pensamientos que surjan. Por ejemplo, implicaría reconocer y respetar las señales de hambre y saciedad escuchando a nuestro cuerpo para entender cuándo tiene hambre realmente o cuándo está satisfecho. La mayoría de las veces comemos en piloto automático y no somos conscientes de ello. ¿Consecuencias? Comemos rápido y con una ingesta generalmente mayor que la que nuestro cuerpo pide y necesita.

Helen asegura en sus redes que “una de las claves más importantes del mindful eating es comer con sentido. Las combinaciones entre sentidos pueden hacer que descubras sensaciones únicas en cada comida: los sonidos, la presentación, los olores, los sabores o comer con las manos”, y a la modelo no le falta razón.

Una relación sana con la comida

El mindful eating promueve una relación saludable con la comida. Disfrutar de la comida con todos los sentidos, observando los colores, aspirando los aromas que desprende, saborear cada bocado y disfrutar de las diferentes texturas de cada alimento que tenemos en el plato.

Al comer sin distracciones es más fácil identificar cuándo tenemos hambre emocional, nos ayuda a distinguir entre el hambre física real y el deseo compulsivo de comer provocado por emociones como el estrés, la ansiedad o la tristeza. Esto no significa tener que comer en soledad sino estar más presente en el momento de la comida aún compartiéndolo con familia o amigos. También, al practicar el mindful eating valoraremos más la comida y el trabajo y esfuerzo que conlleva elaborar las distintas recetas que comemos cada día.

Físicamente, el hecho de comer más despacio saboreando y disfrutando la comida, hace que tengamos una mejor digestión y reduzcamos nuestros niveles de cortisol, la hormona del estrés. Promoviendo la calma y la serenidad. De este modo nutrimos el cuerpo pero también la mente y el espíritu.

¿Te apuntas a la alimentación consciente o Mindful eating que promueve una alimentación más equilibrada? A Helen Lindes le funciona de maravilla para nutrir el cuerpo y alimentar también la mente.