En las últimas semanas se ha instalado una narrativa entorno a la poca visibilidad pública de la Reina Emérita, Doña Sofía, en los últimos tiempos. A la vez que se especula sobre un empeoramiento de salud de su hermana Irene de Grecia, figura clave en su vida, se ha constatado que cada vez son más contadas y excepcional sus apariciones públicas. Lo cierto es que no hace falta gozar de información privilegiada para constatar que la hermana pequeña de la Reina Emérita ha experimentado en los últimos tiempos un evidente empeoramiento de su forma física y que, con toda seguridad, esto sea una de las principales preocupaciones del día a día de Doña Sofía.

Posiblemente en la figura de su hermana Irene la emérita haya encontrado una de las principales constantes a lo largo de su vida. Juntas han vivido lo bueno, lo malo y lo regular y juntas encaran ahora la etapa final de sus vidas. Ahora, un detalle ha llamado la atención de los periodistas que nos dedicamos a cubrir lo referente a la información de Casa Real. El pasado mes de enero se publicaba en el BOE el 10 de enero el siguiente texto: “queriendo dar testimonio de Mi Real aprecio a Su Majestad la Reina Doña Sofía y reconocer públicamente su dedicación y entrega al servicio de España (…) Vengo en conceder a mi madre, Su Majestad la Reina Doña Sofía, el Collar de la Insigne Orden del Toisón de Oro”.

 

Seis meses después de esa publicación todavía no se ha producido el momento en el que veamos al Rey Felipe VI imponiendo el Toisón de Oro a su madre y nos preguntamos qué puede haber detrás de este llamativo lapso de tiempo entre la promulgación y el acto en sí. Con la ayuda de Diana Rubio, experta en protocolo y Casa Real, desgranamos qué puede haber detrás de este detalle y qué supone un reconocimiento así.

La Reina Emérita en un gesto de complicidad con la prensa en un acto en Palacio el pasado mes de mayo.

La Reina Emérita en un gesto de complicidad con la prensa en un acto en Palacio el pasado mes de mayo.

Gtres

En el caso de la Princesa de Asturias tardó en recibir el collar dos años y tres meses desde la publicación del BOE

Lo primero que Diana Rubio destaca al ser preguntado es que “esto no es raro en distinciones de gran rango, especialmente en la Corona. Las razones más comunes de este retraso incluyen problemas de agenda, ya que se requiere una fecha en la que coincidan múltiples asistentes: miembros de la familia real, representantes del Gobierno, autoridades, etc.”. Rubio destaca que otro de las razones de este considerable retraso podría ser “por motivos personales de la Emérita o de salud”. Y es que, en el caso de la Reina Sofía, “podría haberse considerado su bienestar, su situación en la vida pública, o incluso que prefiera un evento menos masivo y con menos invitados, o también podría ser por estar buscando un momento óptimo para que el acto tenga la solemnidad adecuada sin provocar disensiones o comparaciones inoportunas por el contexto político y social”.

 “Este tipo de actos no son condecoraciones ordinarias ni forman parte de un protocolo rutinario”, nos cuenta Diana Rubio. “Se trata de eventos excepcionales que se planifican con sumo cuidado, y cuya ejecución suele estar sujeta a una combinación de factores simbólicos, institucionales y estratégicos”, añade. Otros miembros de la Casa Real, como la Princesa de Asturias, recibieron esta distinción antes que la Emérita y es por eso que ponemos la lupa sobre cómo fue en sus casos. “Un ejemplo especialmente revelador es el de la Princesa Leonor, a quien el Rey Felipe VI le concedió el Collar del Toisón de Oro el 30 de octubre de 2015, coincidiendo con su décimo cumpleaños”.

Sin embargo, la ceremonia de imposición no tuvo lugar hasta el 30 de enero de 2018, coincidiendo esta vez con el 50º cumpleaños del propio monarca. “Es decir, se produjo un intervalo de dos años y tres meses entre la concesión y la imposición oficial”, algo con una explicación según Rubio. “Esta dilación respondió, en gran medida, a una intención clara por parte de la Casa Real: cargar de significado político, simbólico y afectivo el momento de la entrega, vinculándolo no solo a una fecha relevante en el calendario institucional, sino también a una etapa de madurez creciente de la Princesa de Asturias y del propio reinado de Felipe VI”.

La Princesa de Asturias recibió de manos del Rey Felipe VI el Toisón de Oro en 2018

La Princesa de Asturias recibió de manos del Rey Felipe VI el Toisón de Oro en 2018.

Gtres

“Es la máxima distinción dinástica que otorga el Rey de España”

Según Diana Rubio, “la concesión e imposición del Collar del Toisón de Oro representa, desde el punto de vista del protocolo, uno de los actos más solemnes y de mayor carga simbólica que puede llevar a cabo la Jefatura del Estado”. Se trata de “la máxima distinción dinástica que otorga el Rey de España en su calidad de Soberano y Gran Maestre de la Insigne Orden del Toisón de Oro, lo cual la sitúa por encima de cualquier otra condecoración civil, militar o institucional”. Además, “esta distinción, cuyo origen se remonta a 1430, encierra un poderoso contenido protocolario, histórico y político. La imposición del Collar del Toisón de Oro a la Reina Sofía no constituye un simple gesto honorífico”.

Es, en realidad, “una declaración solemne de pertenencia, continuidad y servicio a una tradición dinástica que se extiende a lo largo de más de cinco siglos. En este contexto, el acto adquiere una dimensión profundamente simbólica y estratégica, ya que reconoce a una figura fundamental en la estabilidad de la monarquía contemporánea, cuyo papel discreto pero constante ha sido clave en la consolidación institucional de la Corona en tiempos de transformación política y social”. Para acabar, en opinión de nuestra experta, “esta imposición puede considerarse un acto final de honor y gratitud institucional por sus décadas de servicio, que tendría un gran valor simbólico si se realizara próximamente”.