Belén Esteban es otra mujer, aunque le pese a Toño Sanchís. Mucho menos vulnerable, más calmada y con sentido común del que pudiera parecer a primera vista.

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Belén Esteban y Miguel Marcos se están prodigando algo más en actos sociales en las últimas semanas. Parece que su novio ya no sufre aversión a las cámaras y está más relajado, algo que desde aquí aplaudimos.

Miguel Marcos le declaró ayer a Belén Esteban su amor en 'Sálvame', todo un hito televisivo, habida cuenta de que parece ser que no le gustan nada las cámaras y mucho menos los micrófonos. Palabras sencillas para evidenciar algo mucho más profundo: su pareja funciona.Miguel llegó por azar a la vida de Belén, pero vino para quedarse. Tuvo un desliz y ella le perdonó, como debe hacerse en estos casos, porque, qué son quince minutos de pasión frente a un proyecto de vida en común... Y este año es bastante posible que se casen. Desde mi punto de vista y sin estar yo en la cabeza de ella, la primera por amor.

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Belén Esteban, con 'el Miguel', en Benidorm, disfrutando de sus vacaciones en Benidorm. Lo que está claro es que 'la princesa del Pueblo' es muy fiel a sus costumbres.

Siempre pensé que Belén se casó con Fran porque necesitaba sentirse querida y protegida, no porque estuviera enamorada. Es posible que me equivoque y, si es así, me alegraría. El final de esa relación todos lo conocemos. No pudo ser más truculento. Y la cuestabajo de la princesa del Pueblo fue cuanto menos pronunciada.Belén logró salir del hoyo, sin titubear, firme y consolidar su recuperación. A su lado, además de sus amigos de siempre y su familia, que la intentaban ayudar cuando ella no se dejaba (o no podía) y Miguel, un hombre que parece ser sensato y estar encantado con el segundo plano. No como su ex-representante, Toño Sanchís, que conforme mayor era el declive de Belén más plano chupaba. Él sabría los motivos...

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Belén Esteban ha recuperado la calma en todos los sentidos. Sus amigas lo reconocen, Miguel es el hombre de la vida de Belén, con permiso del padre de la colaboradora televisiva, a quien ella tiene presente en todo momento. Belén le sigue echando de menos cada día, como han desvelado sus amigas.

Ahora Belén, que es responsable de sus propios errores (no todo es culpa de Toño, tengamos en cuenta la presunción de inocencia y la magnitud de su responsabilidad) vive de otra forma y encara los problemas de manera proporcionada.Para el recuerdo queda la frustración de cómo se desarrolló y terminó su relación con Jesulín de Ubrique, que a muchos nos parecía que no estaba resuelta del todo, que era una herida sangrante que no acababa de cicatrizar. Y Miguel lo ha conseguido: el torero es pasado. Solo eso, que no es poco.