ADEMÁS de ser un arquitecto con un talento extraordinario, Joaquín Torres (53) tiene un magnetismo que se hace aún más evidente en el tú a tú que en sus apariciones televisivas, donde su habilidad comunicativa le convierte casi en una suerte de showman que te atrapa en cada palabra.  No en vano, asegura ser "mejor vendedor que arquitecto", que ya es decir...

Pero SEMANA tuvo la oportunidad de conocer al hombre que se esconde detrás del personaje. Ese hombre que mira con ternura a un padre con el que nunca se entendió; que nos presenta con orgullo a sus hermanos Mayte y Andrés; que estrecha entre sus brazos a sus dos perritas; que nos habla con amor de sus hijos y de su marido, el director de televisión Raúl Prieto; que mantiene una lucha interna por desterrar el rencor que siente hacia su hermano Julio, con quien mantiene un litigio por el patrimonio familiar; y al que se le llenan los ojos de lágrimas al hablar de su madre, recientemente fallecida. Y es que Joaquín no solo nos abrió las puertas de esta espectacular residencia familiar, situada en la urbanización más exclusiva de Madrid, y que, con solo 25 años, creó para sus padres, sino también las puertas de ese sensible corazón al que un grave accidente de moto en diciembre dejó tocado, pero no hundido.

¿Esta residencia es tuya?

Es de mi hermana Mayte, de mi hermano Andrés y mía, y vive mi padre en usufructo, aunque a todos los efectos es suya.

Esta casa es muy importante para ti...

Sin duda. Fue mi primera oportunidad. No digo que no tenga talento, porque me tengo por un buen arquitecto, pero como yo hay muchos que jamás tendrán ni esa oportunidad ni los clientes que yo tengo.

Joaquín Torres nos abre las puertas de su residencia familiar

"Cuando diseñé esta casa hace 28 años, la alta burguesía madrileña se hacía residencias neoclásicas, y hoy no hay ni un solo rico que no aspire a tener una con corte vanguardista", nos cuenta Joaquín Torres.

Foto: Alberto Bernárdez.

Tenías 25 años y fue un encargo de tu padre, el empresario Juan Torres...

Sí, fue al morir mi hermano Juancho, aunque, a decir verdad, fue más un encargo de mi madre.  Yo no quería trabajar con mi padre, porque no tenía una buena relación y ella me pidió que aceptara este trabajo. Yo era muy joven, tenía muchas inseguridades y fue durísimo trabajar con alguien como él, muy autoritario y acostumbrado a mandar. Era también una forma de ponerme a prueba. Pero estoy muy contento, porque esta casa me abrió muchas puertas y, tras 28 años, sigue manteniendo una calidad y una modernidad inusual.

¿Es la casa de la que te sientes más orgulloso?

No, es algo más emocional. Hubo un tiempo que la puse a la venta, pero me daba mucha pena que dejara de ser de mi familia. Cuando diseñé esta casa, la alta burguesía madrileña se hacía residencias neoclásicas, palacetes, y hoy no hay ni un solo rico que no aspire a tener una con corte vanguardista, y eso lo cambiamos nosotros. Obviamente por mi empeño y por clientes como Amancio Ortega, que me dio varias oportunidades, o como Luis García Cereceda, que ha sido mi gran mecenas.

Porque tú diseñaste La Finca...

Hice la parte final de La Finca, los Lagos, que es la más exclusiva. Luis García Cereceda me dio una oportunidad magistral de desarrollar todo como yo quería, poniendo bajo contrato que el arquitecto tenía que ser yo. Además, me posicionó con su círculo de amistades. Fueron años de gran proyección profesional, pero que me pesaron mucho, porque una vez que muere Luis, en esa batalla por su herencia, yo me vi envuelto, vapuleado e, incluso, espiado. Además, todo eso me llevó a la destrucción absoluta, ya que tuve que cerrar el estudio, porque Susana García-Cereceda me vetó en todas partes, y me costó empezar de cero. Todo esto liderado por esta señorita que no me ha dejado en paz.

Has tenido una relación complicada con tu padre, pero ahora es una persona mayor, delicada de salud, y parece que todo se olvida...

Llega un momento en el que hay que perdonar, aunque hay un gran vacío emocional entre ambos y eso no se puede rellenar, porque son muchos años de dolor y alejamiento. No puedo decir que a mi padre le quiero como a mi madre, pero papá está en sus últimos momentos, ha perdido a su compañera de vida y, por duro que a mí me haya parecido muchas veces, fue el hombre que eligió mi madre, a quien quería y al que le hizo caso hasta en los errores más absolutos, como nombrar a un hijo administrador único del negocio familiar. Un hijo que echó a mis otros dos hermanos de la empresa, consentido por mis padres.

Por otra parte, mamá me pidió en su lecho de muerte que no abandonara a papá emocionalmente y que viniera a verlo. Yo le dije que no se preocupara, porque eso le ataba a la vida y ella no aguantaba más. Mamá no se murió porque le falló el corazón, sino porque decidió no seguir. Su final fue muy sereno, se despidió de todos con profunda paz. Yo le pregunté si quería ver a Julio. Sabía lo que había supuesto que le pusiera una querella, que le pidiera cárcel, que le arrebatara sus joyas, y me dijo: "Me quiero ir en paz y con Julio no lo voy a hacer". Porque la última vez que hablaron, el Día de la Madre del año pasado, le dijo que era la peor madre del mundo. Hasta qué punto tuvo que sufrir para decir en su último aliento que no quería despedirse de su hijo.

 

Entrevista con Joaquín Torres en su residencia familiar

"Llega un momento en el que hay que perdonar, aunque hay un gran vacío emocional entre mi padre y yo, y eso no se puede rellenar, porque son muchos años de dolor y alejamiento", confiesa Torres.

Foto: Alberto Bernárdez.

¿Qué ha sido para ti tu madre?

Mamá lo era todo para mí (rompe a llorar desconsoladamente y tenemos que parar unos minutos). Era una persona extraordinaria. Nunca la vi enfadada con nadie ni con su marido, que tenía una forma de tratarla autoritaria. Solo daba amor y en los momentos más difíciles, cuando yo me sentía una decepción porque era homosexual, siempre estuvo a mi lado. Mi padre me respeta por mi éxito profesional, pero ella me quería porque era su hijo y lo demás le daba igual. La echo mucho de menos... No soy creyente, pero llevo un rosario en mi mano porque creo que ella se murió para salvarme.

¿Por qué piensas eso?

Ella decía que lo mío no era una cadera rota, que yo tenía otra cosa y, hasta que no se fue, no me diagnosticaron infección de huesos. Si no, me hubiese muerto. Y luego, desde que mamá murió, siento paz, como que todo se está recolocando. Hablo con ella, eso me ayuda. 

A esta pérdida se une el conflicto que tenéis con tu hermano Julio. Cuéntame qué es lo que ha pasado.

Mi padre tenía un importante patrimonio porque vendió su participación en bolsa de la constructora ACS, donde tenía un paquete como el de Florentino Pérez y montó una empresa familiar. Ahí estaban mis hermanos, porque yo no trabajaba con ellos y, poco a poco, desde 2006, mi padre fue poniendo a la cabeza de todo a Julio, que acabó siendo administrador único de todas las empresas. No hubo un error de administración, hubo estafa, porque se quedó con todo y, cuando mis padres se dieron cuenta, nos pidieron ayuda.

Les tenía tan recortado el grifo que mi madre no podía salir a la calle porque debía dinero en la carnicería, pescadería... ¿Sabes lo que era para ellos no tener dinero ni para pagar la calefacción?  Lo que pasa es que a mi hermano le falló el plan porque pensaba que mis padres se morían y no lo hicieron, y yo llevo tres años intentando recuperar el patrimonio. Pero ya toqué fondo, porque lo perdí todo el día que murió mi madre. La vi sufrir lo indecible por su hijo y no podía más. Por eso mi hermano ya no me puede hacer daño.

 

Joaquín Torres en el jardín de la residencia familiar

La casa familiar, situada en la urbanización más exclusiva de Madrid, consta de 2.800 metros cuadrados, divididos en tres plantas, en una parcela de 10.000 metros cuadrados.

Foto: Alberto Bernárdez.

Aseguras que se llevó una valiosa colección de arte...

¿Dónde está el dinero de una colección de cuadros valorados en más de 20 millones de euros? Pero a mi madre lo que más le dolió es que se llevara sus joyas.

¿De cuánto dinero estamos hablando en total?

De un patrimonio multimillonario. Mi padre tenía lo mismo que Florentino Pérez, es más, tenía más... Hoy, mira lo que tiene Florentino y mi padre no tiene nada.

¿Tenéis que haceros cargo de los gastos de tu padre?

Lo que yo he hecho ha sido adelantar dinero. Las empresas están ahí y las voy a salvar, pero hoy no hay liquidez, porque los ingresos, las rentas y los inmuebles se los ha quedado mi hermano. Ahora mismo de 36-38 sociedades hemos recuperado más de 20. Por ejemplo, de la Cubierta de Leganés, ya tenemos una renta y con eso se sostiene. Yo prometí a mis padres que iban a vivir como lo habían hecho siempre. De una manera obscena, porque reconozco que una casa de 2.800 metros lo es y para mamá también lo era. Pero les prometí que tendrían su masajista, su peluquero, sus conductores, su servicio, su cocinera...

¿Cómo era la relación con tu hermano antes de esto?

Complicada porque siempre le compararon conmigo. Yo era el inteligente, el talentoso... Yo estaba convencido de que se estaba quedando con muchas cosas, pero no hasta este punto. Me asquea. No hay ningún ser humano que me haya defraudado tanto y que tenga tan poca moral. Es un psicópata, no sufre, no se arrepiente, no se avergüenza...

 

Joaquín Torres ofrece a SEMANA su entrevista más sincera

"Mi hermano les tenía tan recortado el grifo que mi madre no podía salir a la calle porque debía dinero en la carnicería, pescadería.. ¿Sabes lo que era para mis padres no tener dinero para pagar la calefacción?", dice el reconocido arquitecto.

Foto: Alberto Bernárdez.

Con tus otros hermanos hemos podido ver que tienes una relación fantástica.

Bueno, ya habéis visto a mi hermano Andrés, que vive aquí con mi padre.  Nos llevamos muy bien. Y luego mi hermana, Mayte, es la mujer de mi vida después de mi madre. Es mi gran apoyo, la que ha estado conmigo en el hospital estos cinco meses, porque Raúl tenía que trabajar muchas veces y no podía. 

Cuéntanos cómo te encuentras de los problemas de salud que acarreó tu accidente de moto...

Me atropellaron el día 5 de diciembre y me operaron el 12, que eso fue fatídico, porque la reconstrucción de la cadera fue inútil. El caso es que la rehabilitación la llevaba con Ángel Villamor y todo iba bien hasta el segundo mes que se me necrosó el fémur y empecé a sentir unos dolores terribles que no se me quitaban ni con morfina.  Lo he pasado muy mal.

Todos creían que era por la necrosis, pero Ángel no estaba convencido y empezó a hacerme pruebas para descartar infección de huesos, pero todo daba negativo. Después me operó y decidió levantarme unas chapas que tenía de la reconstrucción de la cadera y hacerme cultivos y ahí detectaron que tenía una infección de huesos y me operaron con urgencia. Ahora me están dando un antibiótico para la infección, que la tengo muy metida y estaré un año de tratamiento.

Y estás haciendo mucha rehabilitación.

Sí, voy todos los días con Ángel Villamor, me dejan trabajar ya con mi entrenador y voy a fisioterapia y a acupuntura. Pero todo va bien, por ello tengo previsto hacer una celebración, la primera edición de la Fiesta de la Cadera, para celebrar la vida con mis amigos en esta casa. La vida de un día para otro te cambia o te vas y hay que disfrutarla permanentemente.

 

Joaquín Torres nos muestra su casa familiar

"Con 14 años mis padres me llevaron a un psiquiatra para curarme de mi homosexualidad y eso hizo retrasar mi proceso", confiesa Joaquín Torres a SEMANA.

Foto: Alberto Bernárdez.

En este duro proceso ha sido fundamental Raúl Prieto, tu marido.

Sí, es mi pareja y mi apoyo incondicional. He estado permanentemente oyendo lo de mi crisis de pareja, que Raúl me dice que es por mi culpa porque en un momento dije que necesitaba alejarme de él. Sentía que le hacía daño ya que descargaba contra él todo mi dolor, mi rabia y mi frustración y no quería ser una carga. No era una crisis era una manifestación de amor. Pero Raúl se sintió muy dolido, me dijo que esa no era manera de afrontar esto y que volviese.

Y ahí estuviste un tiempo viviendo con tus hijos...

Sí, muy poco. Tengo custodia compartida, pero ahora que ya son mayores el régimen de visitas es el que queramos. Mi relación con su madre, Mercedes, es estupenda. Se equivocó... Nos equivocamos en muchas cosas, pero ahora es excelente.

Tenéis dos hijos...

Sí, y por eso solo puedo cuidarla y respetarla. Es verdad que al principio lo pasé mal porque ella se equivocó, pero está más que olvidado. Ha sido muy generosa conmigo, con mis hijos y con Raúl, porque no es fácil que te dejen por otro. Jamás ha hablado nada y mis hijos y Raúl tienen una relación excelente.

¿Y cómo es tu relación con tus hijos?

Me adoran y me siento muy querido por ellos. Fíjate que yo no quería tener hijos y cedí porque me sentía muy culpable. Es un amor que no hay otro más incondicional y altruista.

Joaquín Torres en el salón de su casa familiar

"Mi hermano Julio era administrador único y se quedó con todo. No hubo error de administración, hubo estafa. Él es la persona que más me ha defraudado. Es un psicópata, no sufre, no se arrepiente, no se avergüenza", afirma el arquitecto.

Foto: Alberto Bernárdez.

Con todo esto que te ha pasado habrás necesitado apoyo psicológico...

La terapia forma parte de mi vida desde que tenía 14 años. Es muy necesaria, pero hay que tener cuidado porque un buen terapeuta te ayuda mucho, pero uno malo te destroza la vida. Con 14 años, mis padres me llevaron a un psiquiatra para curarme de mi homosexualidad y eso me hizo retrasar mi proceso.

¿Habías comentado en casa tu tendencia sexual?

No, yo era muy amanerado y mis padres sufrían por ello. 

Pero, llegado el momento, fuiste muy valiente y decidiste hacerlo público...

Solo me quedaba vivir una mentira, aunque Mercedes hubiera estado dispuesta porque tenía miedo a romper lo nuestro. Cuando nos casamos le dije que iba a ser muy difícil porque tenía atracción por los hombres, pero que lo odiaba y que si podía conseguir con ella la paz, adelante. Pero fui sintiendo que no.

¿Y qué le pides ahora a la vida?

Serenidad, aceptar lo que venga con muchas risas y mucho amor. Y, desde luego, huir del rencor y del odio. Aún estoy trabajando con mi terapeuta no odiar a mi hermano y lo voy a conseguir. El que sufre es el que odia porque el odiado ni se entera.

Joaquín Torres, en su entrevista más sincera

"Mi padre tenía lo mismo que Florentino Pérez.. Es más, tenía más. Hoy, mira lo que tiene él y mi padre no tiene nada", asegura el arquitecto.

Foto: Alberto Bernárdez.

¿Todo lo ocurrido te ha afectado en tu trabajo?

El 5 de diciembre, hice crack y paré, pero tengo el mejor socio del mundo, Rafael Llamazares, y el estudio tiene una enorme inercia y va solo. Pero claro que nos ha pasado factura porque he estado cinco meses que no he podido dibujar, proyectar... Ya he empezado y voy poco a poco.

Se te ha apodado como ‘el arquitecto de los famosos’. ¿Cuál de ellos te ha llegado más al corazón?

He conocido famosos y poderosos de todos los ámbitos de los que te puedas imaginar: Felipe González, Penélope Cruz, Alejandro Sanz... Yo ahora trabajo para amigos que son famosos, como para Emma García, que se ha hecho una casa en San Sebastián, pero de una persona que haya sido cliente y se haya convertido en mi amiga, te podría hablar de Fernando Hierro. Le aprecio mucho. A mí no me gusta el fútbol, pero él es de una humanidad y lealtad sobresaliente.

Y eso que afirmas que los futbolistas no son muy fáciles para trabajar....

Dificilísimos. La conjunción de juventud, fama y dinero es una bomba de relojería, porque con veintitantos años les hacen reyes. Recuerdo que cuando le estaba haciendo la casa a Ronaldo, a la gente se le cambiaba la cara. Son inseguros.  Cuando se la hice a Fernando Torres, tenía 19 años. ¿Cómo vas a saber con esa edad si quieres una habitación de niños?

Joaquín Torres, en su entrevista más sincera

"En breve, Raúl Prieto y yo nos mudaremos a una casa de 800 metros cuadrados, con terraza, en el centro de Madrid. Él es el amor de mi vida, es la persona con la que quiero vivir y morir", nos dice Joaquín Torres sobre su marido.

Foto: Alberto Bernárdez.

¿Siempre acabas cediendo a lo que el cliente quiere?

No, hoy digo que no, pero durante mucho tiempo no me atreví porque piensas: "¿Cómo le voy a decir que no a este?". Pero haber dicho que no me ha traído más cosas buenas que malas y es uno de mis grandes lujos porque mucha gente no puede hacerlo. A mí no hay nada que me presione porque el tema económico lo tengo solventado y lo digo con humildad, soy un auténtico privilegiado.

Ahora vives en el centro de Madrid.

Sí, en la calle Velázquez, pero en breve Raúl y yo nos mudaremos. Me llegué a plantear vivir en esta casa en la que estamos, pero Raúl no quiere. Mi casa es también una tarjeta de presentación y yo siempre he jugado a eso. Yo más que un gran arquitecto, he sido un gran vendedor.

¿Y a dónde os mudáis?

A una más grande porque queremos terraza. Es una de las mejores casas del centro de la capital, porque vivir en Madrid me ha hecho muy independiente. Casas como la que estamos son maravillosas pero te obligan a depender de otros y a tener servicio. En La Finca llegué a tener siete personas de servicio y hoy tengo una persona y es maravilloso. La próxima va a ser una casa de 800 m2, que reconozco que es un casoplón, pero no son 2.000.

Y en este futuro, te ves siempre con Raúl a tu lado.

Sí, Raúl es el amor de mi vida, es la persona con la que quiero vivir y morir. Está por encima de todo. Es el ser humano que más me ha querido y me quiere. No hay fisuras, pero sí diferencias, porque somos muy diferentes. Tenemos una relación muy sólida, en la que nos queremos, nos admiramos y nos respetamos mucho.