La conmemoración de la victoria de los Aliados en la Segunda Guerra Mundial posiblemente sea uno de los actos más solemnes e importantes para cualquier británico. Para recordar y rendir tributo a este acontecimiento durante una semana se suceden todo tipo de actos en Reino Unido presididos por la Familia Real que tienen como finalidad honrar a los combatientes que aun siguen vivos a la vez que buscan concienciar a las nuevas generaciones de la importancia capital que tuvo derrotar a las fuerzas fascistas durante la gran guerra y lo diferente que habría sido la vida si no hubiesen logrado hacer retroceder a las tropas nazis.
Entre los muchos actos conmemorativos, en el Palacio de Buckingham se organiza una suerte de recepción con forma de almuerzo campestre en los jardines de palacio. Esta recepción cuenta con representantes de toda la sociedad civil que de alguna manera han destacado por contribuir a hacer mejor la vida de sus congéneres. Este popular acto tiene su origen en un convulso momento por el que pasó la Familia Real británica en 1957. En ese año, Lord Altrincham publicó una serie de artículos críticos con la institución de la Corona con el fin de poner punto final a muchos de los comportamientos que, en su opinión, continúan anclando a “la firma” al pasado.
La primera reacción de la Corona y de los medios afines fue contratacar con todo tipo de descalificativos y ataques personales al Lord que se mantuvo firme en sus planteamientos. Poco tiempo después y tras algún encuentro entre el noble y el entorno de la Reina Isabel II algunas de sus ideas fueron tomadas en consideración. De este modo desaparecieron las puestas de largo que servían para presentar en sociedad a las hijas de las familias más adineradas del país, algo poco igualitario, y arrancaron las recepciones anuales en palacio con representantes de todos los estamentos de la sociedad civil. Ahora gracias a este tipo de actos podemos adentrarnos en la residencia privada de los Reyes de Inglaterra.
Detalle de los cientos de invitados a esta recepción especial en los jardines de Buckingham.
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Más de 16 hectáreas de jardines, lagos, parterres de flores y pasadizos secretos
La última semana ha sido especialmente difícil para los Reyes Carlos y Camilla que una vez más han visto como el Príncipe Enrique aireaba de forma publica detalles privados de la familia y las relaciones entre sus miembros. Posiblemente el titular más complicado de digerir por la trascendencia e importancia del mismo sea el referente al estado de salud de Carlos III de quien su hijo pequeño ha dicho “no saber cuánto tiempo de vida le queda”. Esta afirmación es especialmente grave teniendo en cuenta que estamos hablando de un Jefe de Estado de quien, recordemos, no ha trascendido detalle alguno de su diagnostico o la gravedad del mismo. Aun así, los Reyes han continuado con su agenda para estos días. Uno de los actos más esperados de esta semana ha sido la recepción anual en los jardines de Buckingham.
Cada año distintos representantes de todos los estamentos de la sociedad civil inglesa son reconocidos siendo invitados a esta recepción que tiene lugar en los increíbles jardines de la residencia real. Esta selva urbana cuenta con 16 hectáreas de extensión y en él se encuentran especies de todo tipo, desde arboles centenarios a distintas plantas aromáticas y todo tipo de flores, incluidas rosas hibridas esquejadas por la propia Isabel II, que tenía predilección por la jardinería. Además, en estos interminables jardines también hay un lago de 1,5 hectáreas con una isla en el medio. Además, en este imponente parterre hay pasadizos secretos y distintos edificios conmemorativos que siguen intactos desde hace siglos y guardan el recuerdo del paso por la propiedad de reinas como la Reina Victoria.
El Rey Carlos III es el dueño de los cisnes y las ballenas de Reino Unido
Una de las muchas curiosidades que envuelven el título de Rey de Inglaterra es que el actual monarca, al igual que su madre en su día, es el dueño de los 36.000 cisnes censados en el Reino Unido por una prerrogativa real del S.XII. De hecho, este titulo le otorga el derecho unipersonal a, si así lo desea, poder degustar platos elaborados con la carne de esta ave, algo que en el momento de promulgar esta ley era todo un privilegio. Es por ello que en los jardines de palacio también hay lugar para que estas aves puedan desarrollar su vida de forma libre a través de un sistema de canales y lagos en los que anidan y crían de forma controlada, pero en total libertad. También existe la figura del ‘Marcador de Cisnes del Rey’, un funcionario encargado del control y censo de la población de cisnes en el país.
Parterres de flores en Buckingham.
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Al final este tipo de excentricidades que desde fuera son tan llamativas tienen una explicación mucho más sencilla y que se engloba en las causas filantrópicas de la institución: no es otra que el cuidado del medio ambiente. Al igual que pasa con la población de cisnes, la Corona también tiene la titularidad simbólica de las especies de cetáceos que pueblan las costas del archipiélago británico y la Reina Isabel II disfrutaba anotando en un cuaderno personal los avistamientos que desde la cubierta del Yate Real Britania hacia en las costas escocesas durante sus vacaciones de verano. Así es que, recibir la invitación para esta recepción anual no solo está considerado un honor por motivos evidentes sino que te abre las puertas a un pedazo de historia de la conservación natural del Reino Unido.