¿Depende 100 % de nosotros ser felices? La parte genética tiene mucho peso y también nuestras circunstancias, pero ¿hasta qué punto podemos influir en nuestra propia felicidad? La psicóloga Sonja Lyubomirsky, una de las grandes expertas en felicidad de nuestro tiempo, nos da algunas de las claves para ser más felices.

Persiguiendo la felicidad

Sonja Lyubomirsky se graduó summa cum laude por la prestigiosa Universidad de Harvard y se doctoró en Stanford. Es profesora de psicología en la Universidad de California de Riverside y es autora de los libros La ciencia de la felicidad y Los mitos de la felicidad.

¿Está determinada genéticamente la felicidad? ¿Qué porcentaje depende de factores externos? La experta explica en su libro La ciencia de la felicidad que el 50 % del nivel de felicidad de una persona sí que está determinada genéticamente. Un 10 % dependería de nuestras circunstancias y el 40 % restante tendría que ver con nosotros, estaría bajo nuestro control.

Lo que pretende la psicóloga con su libro es explicar cómo poder actuar en este 40 % del que tenemos control para hacer que todo juegue a nuestro favor para ser más felices. Estos porcentajes se basan en más de dos décadas de estudios científicos que la autora cita en su libro.

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Si tenemos un 40 % de margen de maniobra que depende de nuestras acciones, pensamientos y hábitos. ¿Por qué no vamos a utilizarlo? Lyubomirsky también advierte que no se trata de forzarse a estar feliz todo el tiempo, sino de entrenar una disposición interna que nos ayude a navegar mejor los altibajos de la vida. En definitiva, su mensaje es claro: no podemos elegir todo lo que nos pasa, pero sí podemos influir en cómo lo vivimos.

Un 40 % está en tus manos

No podemos elegir nuestros genes ni controlar todo lo que nos pasa. A veces la vida viene con curvas, y otras, con viento a favor. Pero según la psicóloga Sonja Lyubomirsky, hay un dato que cambia el juego: el 40 % de nuestra felicidad depende de lo que hacemos y cómo pensamos cada día. Ni más ni menos.

Ese 40 % es como un terreno propio dentro del caos. No es garantía de alegría eterna, pero sí un espacio donde podemos sembrar hábitos, actitudes y decisiones que nos acerquen a sentirnos mejor. No se trata de forzarse a estar feliz todo el tiempo (spoiler: nadie lo está), sino de descubrir qué cosas pequeñas —como agradecer, moverse, conectar, saborear lo bueno— nos ayudan a sumar bienestar.

¿Y lo mejor? No hace falta hacerlo todo perfecto. Basta con empezar por algo. Porque ese 40 % no es una presión, es una oportunidad. Y está ahí, cada día, esperando a que lo aproveches a tu manera.

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12 hábitos para ser más felices

¿Y si la felicidad no fuera un misterio, sino una práctica? La psicóloga Sonja Lyubomirsky ha dedicado años a investigar qué nos hace realmente felices, y sus estudios han dado con 12 hábitos que, según la ciencia, pueden marcar la diferencia:

  1. Agradece: Pararte un momento a reconocer lo que sí funciona en tu vida puede cambiar tu enfoque por completo. Un diario de gratitud, donde recojas tres cosas que te hayan hecho bien cada día, es un buen punto de partida.
  2. Entrena el optimismo: No se trata de ver la vida color rosa, sino de imaginar un futuro posible y positivo. Visualizar tu “yo” dentro de cinco años o escribir afirmaciones que te conecten con lo que deseas puede ayudarte a mantener la motivación.
  3. Deja de mirar tanto al lado: Compararte constantemente con los demás es una receta segura para la frustración. En lugar de eso, enfócate en tu propio camino y celebra tus avances, por pequeños que sean.
  4. Sé amable, sin motivo: Un gesto generoso, una palabra bonita o una ayuda inesperada no solo alegran el día a quien lo recibe: también elevan tu propio bienestar. Cuanto más espontáneo, mejor.
  5. Cuida tus vínculos: No necesitas mil amigos, pero sí relaciones que te nutran. Escuchar, compartir, perdonar y estar presente son ingredientes clave para una vida emocionalmente rica.
  6. Aprende a sostenerte en los días grises: La felicidad no es ausencia de malestar, sino capacidad de atravesarlo sin perderte. Herramientas como la escritura, la meditación o pedir ayuda profesional pueden ser grandes aliadas.
  7. Soltar el rencor, aunque cueste: Perdonar no es olvidar ni justificar lo que dolió, pero sí puede ser una forma de dejar de cargar con una mochila emocional que pesa más de lo que creemos. A veces, perdonar es simplemente decidir que tu paz vale más que seguir dándole vueltas a lo mismo.
  8. Mindfulness: Ese estado en el que el tiempo desaparece y solo existe lo que estás haciendo. Puede ser pintando, cocinando, bailando o resolviendo un sudoku. Lo importante es que te absorba, te rete y te haga sentir viva y presente. Encontrar tu “flow” es como encontrar un refugio mental que te recarga.
  9. Saborear lo bueno, sin prisas: Un café caliente, una canción que te emociona, una conversación bonita o un paseo al sol. No se trata de grandes momentos, sino de aprender a estirar los pequeños placeres y estar realmente presente mientras suceden. Porque muchas veces, la felicidad está justo ahí… y pasa desapercibida.
  10. Comprométete con tus metas: tener objetivos significativos da dirección y propósito a tu vida.
  11. Conecta con tu espiritualidad: ya sea a través de la meditación, la naturaleza o la fe, cultivar lo trascendente aporta profundidad.
  12. Cuida tu cuerpo: moverte, descansar bien y alimentarte con conciencia también influye en tu felicidad.