Lavar el cabello puede parecer un gesto insignificante dentro de nuestra rutina diaria, el cual realizamos casi de forma automática (sin prestarle la atención que se merece). Pero, cuando se tieneel cuero cabelludo graso o seco, la técnica, frecuencia y productos marcan la diferencia entre un pelo sano y uno con desequilibrio.
Los expertos lo tienen claro: la clave para una melena bonita empieza con un buen lavado. Este siempre tiene que ir adaptado a tus necesidades capilares, tanto si sufres de raíces que se engrasan rápidamente como si notas el cuero cabelludo tirante, apagado o con descamación. Si estás cansada de verte siempre el pelo sin vida, un experto nos explica cómo sacarle el máximo partido con los mejores consejos.
El pelo graso: la clave está en el uso de un champú adecuado
Si tienes el pelo graso, estamos seguras de que has sufrido ese momento en el que te lavas el pelo y a las pocas horas ya lo notas sucio de nuevo, teniendo que volver a lavarlo al día siguiente. Esa apariencia no solo afecta a nuestra estética, sino que también puede derivar en picores, caída e incluso irritaciones si no se trata de forma adecuada.
La frecuencia de lavado dependerá de las características propias de cada melena.
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“Lavar el pelo graso a diario no necesariamente lo vuelve aún más graso. Lo que puede provocar más grasa es usar champús agresivos o lavar con demasiada fricción, lo que estimula las glándulas sebáceas. Si se utiliza un champú suave y adecuado, lavarlo a diario no empeora el problema”, afirma Javier Mateo, cofundador de The Lab.
“Los champús seborreguladores o purificantes, con ingredientes como arcilla, menta, árbol de té o carbón activo son ideales, evitando formulas cremosas o muy hidratantes”, añade. Estos ayudan a limpiar en profundidad, manteniendo el equilibrio al mismo tiempo.
¿La frecuencia? No es necesario lavar el pelo todos los días, aunque muchas personas con raíces grasas lo hacen. “Se puede lavar a diario o cada 1-2 días, dependiendo del nivel de grasa. No hay problema en lavarlo diariamente si se hace con un champú suave y adecuado, sin sulfatos agresivos”, finaliza el experto. Eso sí, es clave evitar el agua muy caliente y los productos que aporten demasiado brillo o aceites en las raíces.
El pelo seco: es fundamental mantener la hidratación sin resecar
A diferencia del pelo graso, el cabello seco necesita un enfoque totalmente distinto a la hora de lavarlo. Este tipo de melenas suele presentar puntas abiertas, encrespamiento, falta de brillo y una sensación áspera al tacto. A veces, el cuero cabelludo también está reseco y sensible, por lo que es muy importante ir con cuidado con lo que aplicamos.
El pelo seco necesita ese extra de hidratación, con ingredientes nutritivos.
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“Son imprescindibles productos que nutran, reparen y prevengan roturas. Champús hidratantes, nutritivos o reparadores, como aceite de argán, karité, aloe vera o keratina. Se pueden aplicar en todo el cabello si está muy seco, incluyendo un poco en la raíz si el cuero cabelludo no es graso y una mascarilla profunda 1 o 2 veces por semana”, asegura Javier.
En cuanto al lavado, la frecuencia es mucho menor que en los cabellos grasos. “Lo ideal es lavarlo cada 3 a 4 días para evitar que pierda sus aceites naturales. Si se ensucia antes, se puede usar champú seco o hacer un enjuague solo con agua”, continúa. Aquí también tenemos que evitar el agua excesivamente caliente, así como frotar con fuerza y siempre secar suavemente con una toalla.
Qué tipo de cepillo usar y cómo secar el pelo sin dañarlo
Es igual de importante el lavado así como lo que realizamos post-lavado. Utilizar el cepillo adecuado puede mejorar la salud de tu melena y prevenir la rotura, aunque también hay diferencias en el tipo de cabello. “Para pelo graso: evita cepillos de cerdas muy juntas que estimulan más el cuero cabelludo. Usa cepillos de cerdas naturales o mixtas, que distribuyen el sebo sin estimular en exceso”, asegura.
El tipo de cepillado y secado también se tiene que adaptar al tipo de melena.
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En cambio, “para el cabello seco, es mucho mejor cepillos de púas anchas o de cerdas suaves que no rompan la fibra”, añade. Lo mismo influye la forma en que tenemos de secar nuestra melena, que también varía según sus condiciones naturales. “Para cabello seco, aplicar protector térmico antes. Para cabello graso, evitar secar muy cerca del cuero cabelludo”, declara Javier. “Para ambos tipos, evita el calor excesivo. El secado al aire o con secador tibio es lo ideal”, finaliza.
Otros trucos infalibles que marcan la por completo la diferencia, es cepillar el cabello en seco antes de lavarlo, ya que ayuda a eliminar residuos y distribuir los aceites naturales del cuero cabelludo. Durante el lavado, haz un masaje suave con las yemas de los dedos para activar la circulación sin estimular en exceso la grasa. Y al final, no te olvides de aclarar bien: dejar residuos de champú o acondicionador puede generar irritación y aumentar el problema.