La moda de verano no necesita de grandes presupuestos ni de logotipos visibles para funcionar. Lo que realmente cuenta —especialmente bajo el sol— es que una prenda sea cómoda, bien pensada y lo bastante versátil como para acompañarte desde la playa hasta una comida informal sin parecer disfrazada.

En esa línea, Parfois acaba de lanzar una pequeña selección de vestidos playeros que sorprende por su equilibrio entre diseño y precio. Con cortes frescos, estampados actuales y tejidos ligeros, estos tres modelos han llegado a tienda con una clara vocación: convertirse en el uniforme no oficial de quienes buscan estilo sin esfuerzo ni gasto excesivo.

Y es que estos tres vestidos, recién aterrizados en la tienda portuguesa y ya agotándose online, no son los típicos “beachwear” prácticamente de usar y tirar y que nos duran un verano. Estos diseños son como un soplo de aire fresco para aquellas que no salen de los básicos de su armario. ¿El común denominador? Texturas amables, siluetas que no oprimen y una lógica de estilo que no hace aguas. A continuación, los diseccionamos uno por uno. Y sí, tienes que imaginarte cada uno de ellos con un capazo. 

Vestido largo estampado de Parfois 27,99 euros

Parfois

Vestido largo estampado de Parfois 27,99 euros

Este vestido es una de esas prendas 'flechazo' cuya base es un rojo quemado que evoca las fachadas de Cerdeña o los tintes vegetales de Marrakech, y el estampado blanco a contraste con arcos y líneas hacen de este diseño un imprescindible de verano. Y por 27,99 euros, lo cual parece una falta de respeto pero es, en realidad, un regalo.

El patrón repite el del vestido de rayas: escote en uve, tirantes con lazada, corte recto que no marca pero sí sugiere. Y es que lo más interesante de este diseño no es solo su gráfico, sino su funcionalidad: puede ser vestido, puede ser túnica, puede ser incluso sobrecamisa abierta con shorts debajo. La prenda más adaptable del armario de verano, incluso si ganas dos tallas a base de comer paellas.

¿Cómo elevarlo más allá del “look ibicenco con gafas grandes”? Con unas sandalias planas con abalorios redondos, como las de la foto, que introducen un guiño pop en el conjunto, y un capazo estructurado que no parezca recién salido de Pinterest, sino encontrado en una escapada a Tavira. Añade unas gafas con montura cuadrada, grande y de acetato —no las típicas de aviador ni las redondas recicladas—, y tendrás el outfit perfecto para ir de la playa a una exposición sin cambiarte (ni disculparte).

Vestido largo de punto abierto de Parfois 39,99 euros

Vestido largo de punto abierto de Parfois 39,99 euros v

Parfois

Vestido largo de punto abierto de Parfois 39,99 euros 

No es crochet. Tampoco es red de pescador. Es otra cosa: una especie de malla fina, con relieve y peso, que insinúa sin mostrar y cubre sin ocultar. Este vestido (39,99 €) se suma a la tendencia del crochet en vestidos -llamémoslos- messy, esa corriente estética que va más allá del cut-out y de los troquelados, que parece que una prenda está hecha jirones (y realmente lo está) pero sienta de maravilla; es ideal para trabajar con las transparencias e incorporar un bikini colorido y un borsalino color pistacho. 

La elección del marrón chocolate es, además, un hallazgo cromático: aleja el vestido de la estética ibicenca (blanco, lino, nada) y lo lleva a otro registro más terrenal. Piensa en una actriz de Hollywood afincada en Formentera tirada en una tumbona mientras bebe té frío de hibisco. ¿A que es la prenda que te imaginas?

¿Cómo combinarlo sin que parezca que vas directa a una rave de arena? Con bikini negro debajo (triángulo, minimal), sandalias planas de dedo con algún acento neón (como las que lleva la modelo en la foto, con esa esfera ácida que rompe todo el conjunto) y una camisa blanca oversize abierta por encima, que actúe como escudo solar y contraste visual. ¿Joyas? Sí, pero en forma de pequeños toques dorados.

Vestido largo a rayas de Parfois 27,99 euros

Vestido largo a rayas de Parfois 27,99 euros 

Parfois

Vestido largo a rayas de Parfois 27,99 euros 

De lejos parece una columna de templo dórico. De cerca, es un vestido largo, sin mangas, de escote en uve y rayas verticales blancas y negras que no gritan “verano”, sino que lo susurran con acento culto. Lo mejor de este diseño (27,99 €) es su inteligencia compositiva: no se adhiere al cuerpo, sino que lo rodea con aire, dejando que la caída lo convierta en un objeto de movimiento más que de forma.

Las rayas, además, no son exactamente uniformes. Hay un leve trazo irregular que recuerda a la estética hand-painted del arte caribeño. Es, en definitiva, ese tipo de prenda que no define la silueta femenina, sino que la deja flotar. Y eso, en tiempos de cuerpos retocados y comprimidos hasta la falta de oxígeno, es prácticamente una declaración política.

¿Cómo llevarlo sin caer en la obviedad playera? Muy fácil: con sandalias de cuero negro finísimas, un capazo de palma XL con flores bordadas de colores sin logo y una trenza baja. En la muñeca, mejor una pulsera étnica o encontrada en un mercadillo que cualquier bisutería que vaya a acabar descolorida por el salitre.