Las emociones están relacionadas directamente con los sentidos. Cada nota aromática tiene una célula especializada que archiva no solo su olor, también la emoción que experimentamos cuando la olimos por primera vez. Es lo que los expertos denominan memoria olfativa, la más potente que posee el ser humano.

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Los buenos perfumes son aquellos cuyas partituras olfativas se componen de aceites esenciales, que guardan la esencia absoluta de una planta. Capaces de equilibrar, relajar, vigorizar, incluso, de inducirnos al descanso o la actividad. De ahí, que la cosmética base parte de su sensorialidad en los ingredientes aromáticos que utiliza en sus fórmulas. ¿Un ejemplo? El aroma de lavanda ayuda a relajar el organismo; la naranja, a energetizarlo. Y de ahí también que en los centros de estética de concepción holística, como los que dirijo, para reforzar la eficacia de sus protocolos, empleemos la aromaterapia como complemento.

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Velas, inciensos, aceites….nos ayudan a conseguir resultados globales tanto físicos, como mentales y emocionales, creando incluso tu propio espacio en casa. En Carmen Navarro la aromaterapia es una poderosa arma cosmética. Por eso utilizamos el “aroma corporativo”, en el que la peonía es la protagonista, con el fin de comenzar los tratamientos desde el mismo momento en el que cada cliente entra en el centro. En casa, podemos emplear la aromaterapia para crear una atmósfera propicia para nuestros intereses: concentración, relax, relaciones sociales… Las velas aromáticas, los sprays para el hogar aplicados en bombillas o el ajuar (tallas, sábanas, almohadas) los conos o sticks de inciensos, son un buen recurso, por ejemplo, para aderezar una cena o ambientar un lugar de trabajo.