Esta mañana, la Reina Letizia ha presidido, en calidad de Presidenta de Honor, la reunión del Patronato de la Fundación FAD Juventud. El encuentro ha tenido lugar en la sede de Amazon, en la Torre Foster de Madrid, y ha servido para poner sobre la mesa los desafíos que atraviesan los jóvenes españoles. Un contexto en el que la esposa del Rey Felipe VI, firme en su compromiso con las causas sociales desde el principio de su reinado, ha querido proyectar una imagen sobria, pulida y absolutamente profesional. Lo ha hecho con un color inesperado: el rosa ha funcionado como inesperado hilo conductor entre la tecnología, la solidaridad y la cercanía. ¡Analicemos su estilismo en detalle! 

El vestido de Hugo Boss rosa de la Reina Letizia en su último acto en Amazon

El vestido de Hugo Boss rosa de la Reina Letizia en su último acto en Amazon 

(Robert Smith)

Todo al rosa: la Reina nos conquista con el tono más veraniego y desempolva un antiguo diseño 

Doña Letizia ha rescatado de su armario uno de esos vestidos que no necesitan titulares: el modelo Delinni, firmado por Hugo Boss y confeccionado engeorgette de seda, que estrenó en junio de 2021 durante la inauguración de la exposición dedicada a Berlanga en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Tres años después, y en un contexto radicalmente distinto, la prenda sigue funcionando como el primer día. Y no es casualidad. 

El Delinni dress (como se denomina comercialmente) pertenece a una de esas colecciones de Hugo Boss que resisten al tiempo, a las tendencias y al algoritmo de lo viral. Se trata de un diseño de inspiración camisera, con escote en pico y botonadura frontal, cuerpo ligeramente entallado y una falda de tres niveles con sutiles frunces que caen en capas amplias y vaporosas. Las mangas largas, que Letizia ha lucido con un pequeño remangado natural, y el cinturón del mismo tejido marcan la silueta sin corsé.

El tejido elegido, georgette de seda, no es un capricho. Se trata de una gasa de textura granulada, translúcida y con caída natural, que permite mantener la fluidez sin perder presencia. Su capacidad para moverse sin descomponerse y para responder al cuerpo sin pegarse ni marcar, lo convierte en una opción fantástica para los días de calor en los que hacer frente a la agenda. Es decir, para esas mañanas de verano en las que el protocolo exige manga larga, pero el termómetro roza los 30 grados a las 11:00.

Los pendientes largos de la Reina Letizia

Los pendientes largos de la Reina Letizia

Robert Smith

Los accesorios de la soberana: pendientes de colores y salones bajitos a juego con el vestido

Doña Letizia ha resuelto el conjunto con unos salones destalonados de piel en tono rosa chicle a juego, con tacón sensato y punta afilada. Los zapatos no buscan protagonismo, pero completan la armonía visual con maestría. Por otro lado, la royal ha introducido una nota inesperadamente juguetona con unos largos pendientes de piedras multicolor que rompen, con elegancia medida, la pureza monocromática del vestido. Turmalinas, cuarzos o quizá ágatas teñidas engastadas en dorado -desconocemos los materiales- cuelgan en cascada desde sus lóbulos. Es ese tipo de detalle que, sin romper la sobriedad general, introduce textura y acompaña al look. 

El vestido de Adolfo Domínguez que ayer lució durante la reunión 68ª Comisión de Estupefacientes de la ONU

El vestido de Adolfo Domínguez que ayer lució durante la 68ª Comisión de Estupefacientes de la ONU

Gtres

La Reina Letizia: del vestido de Adolfo Domínguez a Hugo Boss

Pero si hablamos de looks recientes que merecen una reverencia, no podemos pasar por alto el que llevó ayer en el Palacio de la Zarzuela durante la 68ª Comisión de Estupefacientes de la ONU. Un vestido de Adolfo Domínguez de largo midi y con una falda de bajo asimétrico que le sentaba de maravilla. El diseño, en un precioso azul pizarra, contaba con un fruncido tipo smock en la cintura —también conocido como “nido de abeja”— no es simplemente decorativo: actúa como bisagra visual entre el cuerpo entallado y la amplitud de la falda, y resuelve la cuestión de la silueta sin recurrir a artificios. Las mangas tres cuartos que aportaban ese toque de formalidad que tanto le gusta a Doña Letizia en actos oficiales: cubren lo justo, sin asfixiar; nada en este vestido era excesivo, y sin embargo todo estaba diseñado para funcionar en ella. 

Con este estilismo, la soberana cierra una semana intensa de actos públicos en los que hemos podido verla desplegar registros estilísticos muy distintos: del azul al rosa, del minimalismo al romanticismo funcional. Y ahora, con la agenda real en pausa hasta la próxima semana, queda un pequeño vacío —al menos para quienes leemos sus apariciones como una novela por entregas—. Un cliffhanger de moda en el que solo nos queda especular: ¿cuál será su próximo giro de guion estético?, ¿seguirá explorando la paleta cromática?, ¿veremos nuevas incursiones de diseñadores nacionales o seguirá su idilio con las casas de moda de confianza?

Sea como sea, si algo demuestra este look rosa es que la Reina no viste para gustar, sino para comunicar. Y eso, en un entorno cada vez más saturado de imágenes vacías, es quizás lo más radicalmente elegante que puede hacerse.