Cuando al director Orson Welles le mostraron imágenes del castillo de Cardona no lo dudó ni un segundo. Era lo que estaba buscando para el rodaje de “Campanadas a medianoche”. Aquella fortaleza de gruesas murallas y baluartes poderosos sobre el cerro que corona el valle del Cardener transmitía el espíritu de la Inglaterra del siglo XV que él necesitaba para llevar al cine su historia inspirada en la obra de Shakespeare. Hoy sigue transportando a otros tiempos al viajero que llega por estos lares del Bages, aunque ahora convertido en uno de los Paradores Nacionales más prestigiosos.





UN CASTILLO DE PELÍCULA

El castillo, que data del siglo IX, fue construido por los ricos "señores de la sal", los Duques de Cardona, y aún hoy guarda algunas sorpresas. Una de ellas, la milenaria Colegiata de San Vicente de Cardona, una joya del primer románico catalán. Mientras que los amantes de los misterios tienen en la habitación 712 parada asegurada. Cuentan que por ella aún deambulan un caballero medieval y una doncella sollozando. Dicen que son sus antiguos dueños que aún se lamentan por haber perdido el castillo en la batalla de Lepanto.

destacado

EL "OTRO CASTILLO" DE CARDONA

Pero por mucha épica que haya en él, no es la primera coordenada que buscan los viajeros. Ese privilegio es para la montaña de sal. El "otro castillo" de Cardona es una gigantesca bolsa de sal sódica y potásica única en el mundo que ya fascinó en su día a Marco Porcio Catón por crecer a medida que se extraía sal de ella. El Parque Cultural de la Montaña de Sal propone un recorrido por las antiguas instalaciones de la Mina Nieves de Cardona que se vuelve singular tras descender a 86 metros de profundidad, hasta el interior de las galerías que desvelan tesoros en la forma de vetas, estalactitas, estalagmitas como si se tratara de un viaje fantástico al centro de la Tierra.

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UN CENTRO HISTÓRICO PARA CHUPARSE LOS DEDOS

Cardona creció alrededor de esta maravilla natural, tal como lo atestigua los antiguos portales de las casas nobiliarias del centro histórico, declarado como Bien Cultural de Interés Nacional. Conviene empezar el paseo por la calle Escasany que desemboca en la Plaça de la Fira, corazón histórico donde late el día a día de Cardona. Debe su nombre al mercado que se celebraba frente la Iglesia románica de Sant Miquel. En la plaza también se ubica el Centro Cardona Medieval, que suele organizar visitas guiadas. Muy cerca, está Cal Borrasca, perfecto para sacarle todo el jugo el sabor a la escapada. Imprescindible el roastbeef de ternera de La Vall del Cardener (de producción propia) sobre coca casera, teja de parmesano y cebolla caramelizada.

SILENCIO... SE RUEDA

El mirador de las Huertas es en enclave perfecto para la despedida: hay una panorámica formidable con la que disfrutar del castillo de Cardona y del entorno. Allí arriba, en la Colegiata de Sant Vicenç de Cardona, Orson Welles rodó parte de “Campanadas a medianoche” y no hay duda de que el famoso director tenía buen ojo para buscar escenarios.