El estilo se hereda, pero también se aprende. Y si se empieza pronto, mejor. Así ha quedado demostrado este domingo, cuando la Princesa Charlotte se dirigía al palco real durante la decimocuarta jornada de los Campeonatos de Wimbledon 2025 en el All England Lawn Tennis and Croquet Club, Londres. Un momento que, a efectos de protocolo, podría parecer irrelevante, pero que desde la óptica de la moda marca un antes y un después: Charlotte, con apenas 10 años, ha dejado atrás los vestiditos de vuelo para comenzar a construir una narrativa estética propia. Y lo ha hecho, como no podía ser de otro modo, recurriendo al vestuario de su madre, la mismísima Kate Middleton.

El vestido que la joven princesa ha llevado ayer es, sin lugar a dudas, un guiño directo al que lució su madre en julio de 2022, durante un partido de polo en el Guards Polo Club de Windsor. Se trata de un diseño de aire romántico con estructura midi, sin mangas, escote redondo, bajo con volante y un ribeteado en negro que recorre el cuerpo con un juego de líneas geométricas que estiliza y ordena visualmente la silueta. En el caso de Charlotte, el diseño incorpora un extra de fantasía infantil con el adorno de un volante ribeteado que subraya el escote y una delicada lazada en el centro del talle. El tejido, de textura ligeramente arrugada, aporta un aire despreocupado que aligera el conjunto sin restarle formalidad. Es un vestido que podría haber pertenecido al vestuario de una niña de los años 50, pero también a cualquier niña de hoy cuyo referente esté estéticamente más cerca de cualquier royal que de microtendencias de TikTok.

La princesa Charlotte da primer paso en el mundo fashion con un vestido que ya llevo su madre, Kate Middleton

La princesa Charlotte da primer paso en el mundo fashion con un vestido que ya llevo su madre, Kate Middleton

(Gtres)

La princesa Charlotte hace un guiño a su madre con un vestido idéntico al que lució Kate Middleton en 2022

La comparación entre madre e hija se impone. Kate Middleton llevó en 2022 un vestido blanco con vivos negros también de silueta midi, sin mangas y con líneas verticales en contraste que acentuaban el talle. Firmado por Emilia Wickstead, el diseño era un prodigio de sobriedad, sin florituras ni estridencias; con un patronaje que hablaba el lenguaje de la elegancia sin fecha de caducidad. Charlotte lo ha actualizado con un aire más juguetón, pero el paralelismo visual es evidente. Mismo juego de blancos y negros, misma estructura fluida, misma vocación clásica. Incluso el peinado acompaña: ambas optan por la melena suelta con raya en medio, aunque Charlotte deja ver una trenza lateral que aporta frescura y un guiño infantil. El detalle que ha llamado la atención de las más fashionistas ha sido, sin duda, el esmalte de uñas rosa que llevaba la pequeña, una elección que a los 10 años puede ser un gesto de juego, pero que también es una primera declaración de que ya está coqueteando con el mundo beauty.

En cuanto al calzado, Charlotte eligió unas merceditas blancas con tira en el empeine en tono crudo, mientras que Kate se decantó por unosslingbacks nudecon puntera oscura y tacón medio. Coordinadas, pero no calcadas. Como debe ser.

Kate Middleton y su vestido de Emilia Wickstead en Wimbledon

Kate Middleton y su vestido de Emilia Wickstead en Wimbledon

(Gtres)

Kate Middleton y su vestido de Emilia Wickstead más favorecedor 

Resulta inevitable pensar en lo que este momento supone dentro de la historia del armario de esta joven royal británica. Si bien la Reina Letizia también ha compartido prendas con la Princesa Leonor y la Infanta Sofía en ocasiones puntuales, también Kate Middleton ha hecho del reciclaje y la herencia de prendas una práctica habitual. El hecho de que Charlotte comience ya a asimilar referencias de su madre nos permite vislumbrar el germen de una estética personal en construcción.

En unos pocos años, la princesa tendrá que tomar decisiones sobre su estilo: si optará por los clásicos, como su madre; si se atreverá a experimentar con tendencias juveniles; o si tomará un camino más osado al estilo de Lady Di en sus últimos años. Por ahora, todo apunta a que Charlotte crecerá con una conciencia muy clara de la moda como herramienta de comunicación, pero también como herencia, como legado, como patrimonio visual.