De casta le viene al galgo. Eugenia Martínez de Irujo heredó muchas cosas de su madre, la inimitable Cayetana Fitz-James Stuart: un título nobiliario cargado de historia, una intuición aguda para la vida social y, por supuesto, un sentido del estilo que desafiaba las convenciones. La Duquesa de Alba fue, sin duda, una figura adelantada a su tiempo en términos de moda, y su hija menor no tardó en absorber esa libertad de expresión estética para hacerla suya. Si hoy Eugenia coquetea con el universo boho-chic, los vestidos ibicencos y el aire hippie deluxe, no debemos olvidar que en los años 80, 90 y 2000 no había tendencia viva que se le resistiese, y todo ello sin necesidad de asesoramiento profesional ni redes sociales con las que inspirarse. Es difícil hablar del estilo de la Duquesa de Montoro sin mencionar sus estilismos de playa y es precisamente en ellos en los que hoy nos centraremos. 

En una era previa a Instagram, a las campañas en colaboración con marcas y al beachwear más trendy democratizado, Eugenia ya experimentaba con bikinis, bañadores y accesorios con desparpajo y lo hacía con mucha personalidad y libertad. Ahora, mientras el Y2K revival y la nostalgia estética de aquellas décadas invaden tanto las pasarelas como escaparates, conviene revisar el archivo de esas celebrities que hoy son cazadoras de tendencias y prescriptoras. Porque sí: esos bikinazos que llevó a bordo de barcos, calas y playas del Mediterráneo podrían volver en cualquier momento, y hay que estar preparadas.

Eugenia Martínez de Irujo y su bikini de estrellas

Eugenia Martínez de Irujo y su bikini de estrellas

(Gtres)

Bañador azul galáctico: estrellas sobre fondo metalizado

Pocas veces un look de playa puede condensar tantas referencias culturales en un solo gesto. Este bañador azul celeste con textura metalizada, escote con cremallera frontal y estampado de estrellas negras tiene todo lo que define el actual retorno del -llamémoslo-retro futurism. Lo firmara quien lo firmara —el archivo no lo aclara—, este diseño parece salido de una colección de Thierry Mugler de 1998 o del vestuario de una heroína ochentera de ciencia ficción rodada por Ridley Scott. Eugenia lo lleva con total naturalidad, sin sombra de disfraz ni artificio. Y ahí está la clave: cuando la ropa es solo una extensión del carácter, no necesita justificación. Las estrellas brillaban porque sí. Y ella también.

El bañador más flamenco de la Duquesa de Montoro 

El bañador más flamenco de la Duquesa de Montoro 

(Gtres)

El top de lunares con ribete fucsia: flamenca Mod versión 90s

El look más juguetón y sorprendente de esta serie de imágenes es, probablemente, este híbrido: un bañador enterizo formado por top blanco sin mangas con lunares negros —muy polka dot, muy Duquesa de Alba— y un ribete fucsia que le aporta un contraste visual inesperado. Eugenia aparece seria, como si el estilismo fuera lo más natural del mundo. Y de hecho, lo es. El mix entre tradición flamenca y colores ochenteros; en esa época, no era fácil conseguir un diseño así sin caer en el pastiche, pero funcionó. La combinación es poderosa: el ADN de la casa de Alba se mezcló con el instinto de modernidad de esta jovencísima Eugenia. Y el resultado fue pura autenticidad.

El acabado metalizado del bañador enterizo de Eugenia Martínez de Irujo

El acabado metalizado del bañador enterizo de Eugenia Martínez de Irujo

(Gtres)

Bañador metalizado en azul aguamarina: la sirena rave

La imagen de Eugenia tomando el sol en una tumbona con un bañador azul turquesa brillante y gafas espejadas es pura fantasía. Este look, a medio camino entre la sirena digital y el technopop noventero, anticipa todo lo que hoy reclaman las tendencias: tejidos líquidos, acabados con efecto espejo, escotes atléticos y un punto cyber glam. Si en 1990 esto era sinónimo de atrevimiento, hoy es sinónimo de vanguardia. Firmas como Diesel, The Attico o Balmain han reeditado esta estética con clara nostalgia rave. Eugenia lo llevó en su momento con esa mezcla de inocencia y osadía que solo tienen las que no intentan ser modernas: simplemente lo son. 

El bikini a juego con el pareo de Eugenia Martínez de Irujo 

El bikini a juego con el pareo de Eugenia Martínez de Irujo 

(Gtres)

Bikini floral naranja + pareo azul gráfico: el maximalismo espontáneo

Hubo una época en la que Eugenia vestía como si viviera en el guardarropa de Clueless mezclado con las vacaciones de Donatella Versace. Este look —un bikini naranja con flores blancas, gafas ovaladas y pareo azul con estampado gráfico— es un ejemplo perfecto de maximalismo intuitivo. Lo que en su día podía parecer excesivo hoy se ha convertido en trendy. ¿No os imagináis un bikini de crochet con este estilo colgado de una burra de Zara? Eugenia no lo hacía por tendencia, sino por puro instinto. Y eso no se aprende.

El mini bikini de Eugenia Martínez de Irujo

El mini bikini de Eugenia Martínez de Irujo

(Gtres)

El bikini rojo fuego: clásico sin fecha de caducidad

Nadie necesita que se lo recuerden, pero por si acaso: un bikini rojo siempre es buena idea. El que lleva Eugenia, de patrón triángulo simple, mini, sin aderezos ni dobles lecturas, funciona ahora igual que entonces. No hay logotipo, ni volumen, solo un diseño atemporal. Solo un color que irradia energía, una silueta favorecedora y esa actitud entre veraniega y desafiantemente despreocupada que define a las mujeres con estilo propio.

Hoy, este tipo de bikini ha vuelto con fuerza gracias a marcas como Oséree, Matteau o incluso Zara, pero el suyo sigue siendo insuperable por su naturalidad. Porque la elegancia también puede tener forma de bikini de hilo, sonrisa y gafas de espejo.