Afortunadamente, vivimos un momento donde hay más diversidad femenina en los medios de comunicación. Sin embargo, aún hay vestigios de los inalcanzables cánones estéticos ’90-60-90’ en nuestra sociedad que solo causan malestar y presión en las mujeres.

Aunque en la sociedad actual podemos encontrar cada vez más modelos femeninos estéticos diversos y una mayor representación real en los medios, lo cierto es que todavía sigue existiendo una presión sobre las mujeres por alcanzar un ideal de belleza preestablecido y la llamada ‘Operación bikini’ es uno de ellos. Hablamos con una psicóloga para desgranar cómo afecta a las mujeres esta lucha sin tregua contra el espejo y la báscula.

La sombra de la operación bikini es alargada

Los tiempos cambian y la sociedad va evolucionando pero en la memoria de muchas mujeres se ha quedado instalado el hecho de que sus madres se preparaban para el verano, y siguen imitando patrones. De las dietas, de la depilación perfecta, de la constante comparación con otras mujeres, de la inseguridad, de la baja autoestima, del malestar con nuestro cuerpo. 

Vivimos un momento de cambio en el que la voz femenina reclama justicia, se alza para decir basta a enfrentarnos a nuestros cuerpos, a la presión constante de los medios por vernos perfectas y esa voz va obteniendo sus frutos, poco a poco, pero lo está consiguiendo.

¿Qué ha supuesto el concepto de ‘operación bikini’ en las mujeres? La psicóloga Ana Morales, experta en alimentación emocional y aceptación corporal, explica a la revista Semana que “la popular ‘operación bikini’ nos recuerda que se aproxima el momento de enfrentarnos a ciertos estándares de belleza que la sociedad ha establecido. A lo largo del tiempo, este mensaje ha sugerido sutilmente que hay un único ‘cuerpo ideal’ al que deberíamos aspirar, generando sentimientos de insuficiencia en muchas mujeres que no se identifican con ese estereotipo”.

Este concepto estético alimenta así todos los veranos en muchas mujeres sentimientos de baja autoestima, inseguridad, ansiedad e puede conducir a la depresión. “Esta presión estacional ha afectado la autoimagen de muchas, llevándonos a medir nuestro valor más por cómo lucimos que por quiénes somos en realidad” apunta Morales, y añade que “es vital recordar que la salud y la belleza son multidimensionales y no se limitan a una única talla o forma”. Grábate esto como un mantra.

Estar a ‘dieta’ constantemente

Muchas mujeres desde hace décadas han tomado por costumbre hacer una dieta restrictiva justo antes del comienzo del verano o incluso durante largos periodos en el año. ¿Por qué? Para intentar adaptarse a esos cánones estéticos obsoletos que no reflejan para nada la realidad de la diversidad femenina. 

¿Qué supone el hecho de estar a ‘dieta’ casi de manera constante? “Estar continuamente a dieta, sobre todo si no se logran los objetivos deseados, puede tener un impacto negativo en el bienestar emocional y psicológico de una mujer. Este ciclo perpetuo puede generar sentimientos de fracaso, baja autoestima y frustración”, señala la psicóloga. “Además, este enfoque en la restricción y en ‘lo que no se debe comer’ puede crear una relación conflictiva con la comida, percibiéndola más como un enemigo que como fuente de nutrición y placer”.

La comida no solo nutre nuestro cuerpo, también es un elemento básico en nuestras relaciones sociales. Restringirla y estar “a malas” con ella solo va a traernos malestar y una relación tóxica con ella. Alimentarse de manera saludable no solo es beneficioso para la salud física, también es imprescindible para mantener una buena salud mental. No te enfoques en las restricciones, equilibra tu dieta y disfruta de todos los momentos que te brinda la vida alrededor de una mesa.

¿Qué es la alimentación emocional y cómo puede acabar con la ‘operación bikini’?

Paradójicamente, ante la presión sobre nuestros cuerpos y con la ‘operación bikini’ sobre nuestros hombros, la respuesta ante la comida puede ser totalmente desequilibrada. Alternándose así momentos muy restrictivos con otros de atracones por culpa de la ansiedad que genera ese ideal. 

¿Qué papel juegan las emociones en nuestra relación con la comida? Ana Morales nos cuenta que “la alimentación emocional consiste en comer como respuesta a sentimientos en lugar de al hambre real, y puede surgir del estrés, la ansiedad o el aburrimiento. En el contexto de la ‘operación bikini’ las emociones negativas generadas por no alcanzar ciertos estándares pueden llevar a una mayor dependencia de la comida como mecanismo de afrontamiento”.

Sin embargo, afirma Morales, al educarnos sobre la alimentación emocional, podemos comprender que el problema no radica en el cuerpo, sino en cómo gestionamos nuestras emociones. “Al centrarnos en una relación saludable con la comida y entender nuestras emociones, la idea de transformar nuestro cuerpo para una temporada específica se vuelve irrelevante y menos atractiva”. 

El hambre emocional surge del estrés y la ansiedad
La alimentación emocional consiste en comer como respuesta a sentimientos en lugar de al hambre real. (Pexels)

Estrategias de aceptación para superar la frustración y la culpa

La experta nos da unas pautas para sacudirnos la culpa y la ansiedad que genera la presión sobre nuestros cuerpos:

  1. Diálogo interno positivo: El primer paso para la aceptación corporal es cómo hablamos con nosotros mismos. Presta atención a tu diálogo interno y reemplaza críticas y juicios por afirmaciones amorosas y constructivas.
  2. Educación y conciencia: Entender que los estándares de belleza son construcciones sociales que cambian con el tiempo puede ayudar a relativizar su importancia. Investiga y consume contenido sobre diversidad y aceptación corporal.
  3. Reconectar con el cuerpo: Más allá de cómo se ve, tu cuerpo es una maravilla que te permite moverte, sentir y experimentar el mundo. Participa en actividades que te ayuden a conectarte con él, como el yoga o la danza.
  4. Celebrar logros no relacionados con el físico: Reconoce y valora tus logros y cualidades que no tienen relación con tu apariencia. Puede ser tu empatía, tu creatividad, tu resiliencia, entre otros.
  5. Apoyo emocional: Todos enfrentamos momentos de duda. En esos momentos, hablar con alguien en quien confías puede hacer una gran diferencia.
  6. Autoconciencia: Dedicar tiempo a la introspección te permite entender tus emociones y lo que las desencadena. Si alguna vez te sientes mal con tu cuerpo, reflexiona sobre el porqué.

Fórmulas para avanzar hacia la aceptación corporal

  • Diversidad de imágenes corporales: En un mundo lleno de imágenes retocadas y estándares de belleza poco realistas, rodearte de diversidad puede ser refrescante. Sigue en redes sociales a personas que celebren todos los tipos de cuerpos y promuevan la aceptación corporal.
  • Mindfulness y meditación: Practicar el mindfulness te ayuda a vivir en el presente y a aceptarte tal como eres.
  • Habla sobre tus sentimientos: Guardar tus inseguridades puede intensificarlas. Hablar sobre lo que sientes, ya sea con amigos, familiares o en terapia, te permite procesar tus emociones y obtener una nueva perspectiva.
  • Dedica tiempo a actividades que te hagan sentir bien: El bienestar es una combinación de mente, cuerpo y espíritu. Encuentra actividades que te hagan sentir bien contigo misma, ya sea un hobby, ejercicio o aprender algo nuevo.
  • Reconocer la presión social: Si bien la sociedad tiene expectativas, no estás obligada a cumplirlas. Es fundamental entender que los cánones de belleza son cambiantes y que lo que se considera’ bello’ hoy, puede no serlo mañana. Trabaja en el amor propio y, en lugar de intentar encajar en moldes establecidos, crea el tuyo propio, basado en lo que te hace sentir bien y saludable.