No cumplir las expectativas puede generar ansiedad y miedo. Una experta nos cuenta cómo llegamos a obstaculizar el camino hacia nuestras metas y cómo podemos superar satisfactoriamente ese temor a fracasar.
La importancia de la salud mental ha pasado a formar parte de las conversaciones en redes sociales, con amigos, familia o en los medios de comunicación. El estrés, la ansiedad, el miedo, la baja autoestima o la inseguridad han dejado de ser temas tabús para dedicarles más atención y sacar a la luz muchas de estas emociones que habían quedado enterradas, en muchos casos durante décadas. El miedo al fracaso es muy común en los tiempos que corren en los que la vida se ha vuelto muy exigente, se vive deprisa, se sigue valorando mucho la productividad, la cultura del esfuerzo o ser multi-tarea.
Los expertos están de acuerdo: para ponerle nombre a esta emoción, hay que saber qué hay detrás de ella y cómo utilizar diferentes estrategias para superarlo.
¿Qué es el miedo al fracaso?
Muchas veces tenemos sentimientos encontrados que no sabemos cómo definir o nos ponemos la zancadilla a nosotros mismos en algunas circunstancia vitales. ¿Qué es exactamente el miedo a fracasar? Itziar Jiménez Sevilla, psicóloga del Instituto Psicológico Cláritas, nos explica que “el miedo al fracaso puede definirse como el temor a no cumplir las expectativas que tenemos o tienen sobre nosotros mismos, definidos en su mayoría por mandatos de género o familiares”.
¿Este miedo a no estar a la altura puede hacer que nos boicoteemos? “Sí, el miedo a no cumplir con las expectativas provoca, en muchas ocasiones, que precisamente utilicemos “el autosabotaje”. De esta manera obstaculizaríamos la consecución de nuestras metas, objetivos y/o logros por medio de automanipulaciones inconscientes. De esta forma se reduce la ansiedad y estrés que puede provocar la posibilidad de no cumplir con estas expectativas” afirma la experta. Sería algo así como un subterfugio.
¿Qué hay detrás del temor a fracasar?
Los miedos no surgen de la nada, hay un origen, un detonante que genera ese temor que puede llegar a enraizarse y a crear problemas de salud mental realmente incapacitares.
¿Cómo nace este miedo a fracasar? Itiziar Jiménez señala que “el temor al fracaso, suele estar conectado con un miedo más profundo, en muchas ocasiones inconsciente, como puede ser el temor a ser rechazado en la propia familia, en la pareja, en el grupo de amigos o incluso en el entorno laboral, si no se cumplen con las expectativas que tenemos o se tienen de nosotros mismos”.
Este miedo podemos decir que tiene un origen biológico y ancestral que surge por la necesidad humana de ser aceptado y del sentimiento de pertenencia a un grupo. Al fin y al cabo era una cuestión de supervivencia ya que una persona podía incluso morir si su grupo le rechazaba. Este miedo primitivo está programado en nosotros y desde la infancia aprendemos una serie de fórmulas o estrategias para encajar en un grupo, definidos por mandatos de género según nuestro sexo, y mandatos familiares. El miedo al fracaso puede conectarse con el miedo de nuestros ancestros a desparecer.
Cómo superar el miedo al fracaso. Estrategias
La psicóloga nos ofrece unas pautas, o herramientas, para poder superar este temor tan común en el ser humano.
- Una de las mejores estrategias para transitar por esta emoción, que provoca ansiedad y frustración, sería ser conscientes de los patrones que están programados en nosotros y que nos están limitando. “Deberíamos reconocer los mandatos a los que uno se encuentra sometido, según el género, la familia y la sociedad a la que pertenezca, los cuales definen las expectativas que se tiene sobre uno mismo. De esta forma reconoceríamos la razón real por la que se persiguen ciertas metas y objetivos, pudiendo cuestionar de este modo la importancia que tiene verdaderamente para cada uno alcanzarlos y así poder ajustarlos a las necesidades individuales de cada uno”.
- Otra estrategia eficaz para superar el temor al fracaso sería hacer una planificación realista de objetivos y metas. Y saber que el hecho de no alcanzarlos también está bien, aceptándolo. Es algo que forma parte de la vida y son momentos vitales que siempre suponen un aprendizaje. “Una vez hayamos ajustado nuestros objetivos, plantear que el no alcanzarlos tal cual nos los hemos propuesto no supone un fracaso en sí mismo, sino una posibilidad real que nos hace humanos” argumenta la experta.
El mejor ejercicio de autoconocimiento que existe
Preguntarnos para qué hacemos algo y si estamos siendo dueños de nuestros actos, así como las metas que tenemos programadas en nuestro imaginario, es un gran ejercicio de autoconocimiento que va a ayudarnos a replantearnos muchas cosas. ¿Realmente quiero llegar a tener este puesto, esta casa, esta pareja, esta vida? ¿O es algo que querrían mis padres, amigos u otras personas de mi entorno? ¿Esta creencia es mía o la he tomado como mía por un patrón de aprendizaje que he vivido desde la infancia?
Hacerse preguntas y responder de forma honesta, en un diálogo interno valiente y reposado, es muy clarificador. Para superar el miedo al fracaso primero debemos preguntarnos el origen de ese miedo y la razón por la que ese temor ha surgido. Entender una emoción es el primer paso para sanarla.