Seguramente una de las cosas más difíciles a las que como consorte del Rey Felipe VI la Reina Letizia haya tenido que hacer frente sea a la concepción de su maternidad. La idea de ser madre es un hecho trascendental para cualquier mujer que desee serlo, pero cuando una ha de ser madre para asegurar la continuidad de un linaje real el hecho de la concepción misma adquiere otro cariz. Es muy posible que en el ideario de Doña Letizia sobre su propia maternidad siempre haya tenido claro que la suya era más compleja que la del resto: ella ha sido madre de dos jóvenes llamadas a dar continuidad a una estirpe real y que, en cierto modo, se escaparían de sus manos mucho antes que el resto de hijos de sus amigas.
En el caso de la Princesa Leonor, nada más cumplir 18 años por mandato constitucional pasa a estar tutelada por el Gobierno de la Nación y cómo parte de esa tutela, se encuentra llevando a cabo su formación castrense. Esta formación, con sus peculiaridades, la ha llevado a encontrarse en la otra parte del mundo en un buque escuela de la marina española. Ahora le llega el turno a su hermana Sofía quien previsiblemente con los 18 años recién cumplidos adquirirá mayor peso en el organigrama familiar asumiendo responsabilidades y tareas como la representación de la Corona cuando sus padres o su hermana no puedan estar. Seguramente no es fácil para ninguna madre asumir que sus hijas ya son dos adultas que vuelan en solitario y que escapan de tu control, pero más difícil debe ser cuando tu vida está consagrada al servicio de un país.
Con la inestimable ayuda de la psicóloga y autora del superventas ‘Ni un capullo más’ (Grijalbo, 2025), Lara Ferreiro, analizamos el papel como madre de la Reina Letizia y cómo la forma en la que ha podido asumir su maternidad ha marcado el carácter de sus propias hijas.
Leonor y Sofía abrazando a su madre, la Reina Letizia
Casa de S.M. el Rey
"Doña Letizia ha sido una madre presente, pendiente y preocupada por el bienestar de sus hijas"
“Letizia ha sido una figura muy presente en la educación y control mediático de sus hijas. Ha sido “la madre helicóptero”, una madre que sobrevuela como un autogiro en la vida de sus hijas, algo que ha quedado patente en más de una ocasión, debido a su actitud de control y supervisión constantemente las vidas de sus hijas”, me cuenta Lara Ferreiro. “Cada vez que hemos podido ver a la Reina como madre en público nos ha quedado claro que es una madre cariñosa y pendiente de ellas, aunque también exigente. La exigencia y el perfeccionismo impuestos por Doña Letizia pueden influir en sus hijas. Las madres muy perfeccionistas suelen generar en sus hijos una autoexigencia ansiosa, o bien una desconexión emocional para evitar la decepción”.
Según nuestra experta, “es muy probable que uno de sus principales caballos de batalla como madre haya sido la no diferenciación entre sus hijas”. Ya que, según Ferreiro, “la mayor obsesión de Doña Letizia ha sido que Sofía no se sintiese “segundona”, está muy pendiente de ella en cada aparición, no le quita ojo. Se ha esforzado porque se quieran sus hijas y no compitan entre sí”. Este detalle podría parecer algo nimio o sin importancia, pero no lo es ya que según nuestra experta “muchas veces, aunque no se quiera hacer de forma deliberada, las dinámicas familiares nos hacen caer en actitudes de competitividad con nuestros congéneres”, algo que según Ferreiro “se acentúa mucho más en organigramas tan estructurados como es la propia Familia Real”.
Doña Letizia y ‘el síndrome del nido vacío’
Bajo el punto de vista de nuestra experta es muy posible que ahora mismo tanto Doña Letizia como Don Felipe se esté enfrentando al ‘síndrome del nido vacío’. Esto tiene su explicación en que “en esta etapa de la vida tu rol como padre se diluye por la inevitable emancipación de tus hijos y es muy común que se produzcan divorcios porque tienes que mirar a tu pareja y a veces se han convertido en auténticos desconocidos”. Según nuestra experta, “este estado emocional tiene cinco fases y suele durar entorno a dos años”. Las fases a las que nuestra experta hace referencia son las de la luna de miel, la crisis de la pareja, el duelo por las hijas, la negociación y finalmente la de la adaptación.
Para la fase inicial de este proceso Lara Ferreiro señala que “en el caso de la Reina Letizia sería muy normal que se hubiese refugiado en su faceta institucional en esa fase de la vida”. Según Ferreiro, en la fase de crisis “es muy común que los matrimonios se resientan porque al haber estado centrados en su papel como progenitores al final han descuidado otras áreas de su vida”. Pero por suerte, si la pareja sobrevive (como es el caso de nuestros Reyes) se enfrenta al enfrentamiento de la realidad sin sus hijas en casa. “Llegaría ‘el duelo por las hijas’ que es “una sensación de pérdida, de vacío por la ausencia de las hijas en casa”, según Ferreiro este duelo se extendería un par de meses. Tras esta fase llegaría la negociación y el reencuentro como pareja donde según Ferreiro “es clave la creación de nuevas rutinas en pareja", algo que seguro que nuestros Reyes habrán implementado en su nueva realidad. Para concluir llegaría el momento de la adaptación, donde la clave es “la buena comunicación en el matrimonio”, algo que bajo el punto de vista de Lara Ferreiro parece funcionar muy bien en el matrimonio real.