Con chaqueta de lentejuelas, las uñas pintadas de oscuro y una amplia sonrisa... La Infanta Cristina es otra. O parece otra. Su reciente aparición en París, convertida en la mejor escudera de su padre, el Rey Juan Carlos, al que acompañó como invitados al ingreso de Mario Vargas Llosa en la Academia Francesa, ha significado la puesta de largo de esta 'nueva' Cristina tras el que ha sido, probablemente, el año más difícil de su vida. La infidelidad destapada de su marido, Iñaki Urdangarin, y su posterior separación, unido al ostracismo en el que vivía a raíz del Caso Nóos, ya le pesaban demasiado. Pero ahora todo ha pasado a la historia.

Al menos así se desprende de su actitud. Más relajada, sociable y abierta que nunca. Hace un tiempo nadie hubiera imaginado que fuera ella la que viajara a París con su padre. Pero este es solo uno de los clichés con los que la Infanta ha roto. Está abriendo otra etapa de su vida y promete ser muy distinta. ¡Se acabó lo que se daba!

Infanta Cristina
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Su brillante look parisino ya nos daba la primera pista de su actual estado de ánimo. Era un atuendo de fiesta. Su figura estilizada, en plena forma, su melena por los hombros bien actualizada y su rostro limpio, sin la verruga que tanto la afeaba (de la que se operó el pasado verano), nos mostraban a una Infanta de vuelta a sus mejores tiempos.

Atrás quedaba aquella Cristina ojerosa y consumida, que paseaba por las calles de Ginebra (donde reside desde hace años) con semblante esquivo, como buscando las sombras para no ser vista ni preguntada por nada. Una mujer que se ocultaba, que rehuía... pero que ahora busca la luz de forma intencionada. Su vida dio un vuelco en enero de 2022, cuando se publicaron las famosas fotos de Urdangarin paseando de la mano de Ainhoa Armentia por una playa de Bidart. De pronto, el que durante muchos años fue su refugio familiar de verano se transformó en su infierno. Pero ella no tenía por qué esconderse. Faltaría más. Y poco a poco empezó a resurgir. En pleno siglo XXI, como bien dice Shakira, "las mujeres ya no lloran"...

Ella ya no llora... Así es la nueva Infanta Cristina, lejos de sus propios demonios
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Ante tal evidencia, poco más cabía esperar. Aunque tardó en decidirse, la Infanta Cristina finalmente optó por separarse del padre de sus cuatro hijos y su marido durante casi 25 años. Lo fue tanto en las buenas como en las malas. Sobre todo en las malas. Su paso por el banquillo y el posterior encarcelamiento de Urdangarin le plantaron delante la prueba más fuerte de su amor. La Infanta lo soportó estoicamente, en silencio. La ausencia y la vergüenza. Pero todo tiene un límite.

Una vez descubiertas las cartas sobre la mesa, la Infanta Cristina ha comenzado su particular revolución. Un proceso que se ha acelerado en los últimos meses, cuando la hemos visto en público más que nunca. Ha salido, ha viajado, ha participado en actos profesionales... En mayo del año pasado acudió a la boda de Mafalda de Bulgaria en Mallorca; después asistió al homenaje público del COE a los deportistas de los Juegos Olímpicos de Seúl 1988, entre los que ella se contaba; y celebró el 25º aniversario del programa de Cooperación Internacional de la Fundación La Caixa, para la que ella trabaja como responsable de Relaciones Internacionales.

Infanta Cristina
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La Infanta Cristina también ha sido sorprendida disfrutando de la noche madrileña y ha recuperado a su antigua pandilla de amigos. Algo impensable hace un tiempo. Un círculo de confianza del que se había alejado después de tantos años residiendo en el extranjero (primero, en Washington; luego en Ginebra) y que ahora la ha animado a superar la mala racha, junto a sus hijos, por supuesto. Además, pasó por Mallorca el pasado verano, cuando llevaba años sin pisar la isla. Su hermana, la Infanta Elena, siempre ha sido su hombro en el que apoyarse. Y Cristina también ha viajado con cierta frecuencia a Abu Dabi para ver a su padre, el Rey Juan Carlos. Antes de su cita parisina, tampoco faltó en el funeral de su tío materno, Constantino de Grecia, que tuvo lugar en Atenas...

Parece que la 'terapia' que se ha aplicado le funciona de maravilla. La Infanta Cristina está mejor que nunca. La segunda parte del lema 'shakiriano', lo de que "las mujeres facturan", ya es otra cuestión...