Por todo lo alto. Así ha sido la boda de Thibaut Courtois y Mishel Gerzig en Cannes, rodeados de sus familiares y seres queridos. El portero del Real Madrid y la modelo israelí eligieron una fastuosa villa de la localidad francesas para celebrar este día tan importante. No han faltado los rostros conocidos, como no podía ser de otra forma en una boda que ha contado con la presencia de 300 invitados. Entre ellos, los compañeros del equipo belga, Karim Benzema, que acaba de fichar por un equipo de Arabaia Saudí, y Luka Modric, además de los influencers María García de Jaime y Tomás Páramo.

Alba Carrillo Courtois

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boda Thibaut Courtois
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La boda de ensueño de Thibaut Courtois y su novia

El lugar que han elegido los novios para darse el 'sí, quiero' recibe el nombre de Villa Perrier, localizada en la riviera francesas. Han elegido este lugar por su significado simbólico: está a medio camino entre los lugares de nacimiento de ambos: Israel y Bélgica. Thibaut y Gerzig se conocieron en 2021, en plena pandemia. Lo suyo fue un flechazo, como han explicado en numerosas ocasiones.

Para esta importante cita, Mishel Gerzig eligió un vestido nupcial de la firma israelí May Mashiah, con escote de palabra de honor y detalles muy minimalistas. No faltó el toque sexy, con una gran apertura en el lateral de la falda con forma silueta. Él, en cambio, eligió un sobrio traje azul marino firmado por los italianos Dolce & Gabanna.

la mansión donde se han casado Thibaut Courtois y Mishel Gerzig
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Antes de aquello, los novios disfrutaron de dos días de celebración en compañía de sus amigos y familiares. La preboda tuvo lugar en la playa privada de Bijou Plage, que cuenta con restaurante propio, protegidos de las miradas indiscretas y de la presencia de la prensa. Para la ocasión, los novios no desestimaron en gastos. El minivestido que lució la modelo de la firma libanesa Monot estaba valorado en 1.800 euros.

Para la ceremonia, los novios optaron por combinar los ritos de las dos religiones que profesan: él, el catolicismo y ella, el judaísmo. Por supuesto, no faltó el cásico ritual hebreo de romper el vaso con un pie, símbolo de la unión entre los cónyuges.