Rocío Carrasco demuestra quién es su verdadera familia

Uno es esclavo de sus palabras y dueño de silencio. O como se diga. Y los hechos han corroborado mi opinión: Rocío Carrasco tiene todo el derecho a no querer a su familia (y es dueña de sus afectos, añado).

He coincidido con Rocío Carrasco en diversas ocasiones de mi vida, una de ellas cuando era imagen de una inmobiliaria, y en la capilla ardiente de su madre, Rocío Jurado, en el teatro Fernando Fernán Gómez de Madrid. En la segunda ocasión estaba desencajada, con los ojos secos de tanto llorar y la piel irritada de tanto frotarse con un pañuelo. Era el dolor con mayúsculas.Mujer esquiva como pocas, en los contados eventos a los que ha asistido en los últimos tiempos, me la he ido encontrando con la 'socialité' anteriormente conocida como Rociíto, y salvo un 'todo está bien', nunca mis compañeros y yo hemos logrado sacarle nada más. En la distancia corta me parecía altiva, mirando con la barbilla hacia el techo, como caminando un escalón por encima de nosotros y sin importarle un pimiento nuestra frustración.Como Greta Garbo o la cantante Mina, vive en una semi-reclusión social, de la que no ha salido salvo en escasas ocasiones y las demostraciones de afecto público las ha dosificado tanto que me cuesta recordar alguna que no esté relacionada con las Campos o con algún representante de La Fábrica de la Tele.

Ahora, tras el ictus que ha sufrido María Teresa Campos, para ella su segunda madre, hemos vuelto a ver la humanidad de Rocío Carrasco, cuestionada por muchos. Una de las personas que más ha atacado la falta de empatía de la hija de la intérprete de 'Como las alas al viento' ha sido su hermana Gloria Camila, quien enfatizaba la clara distinción que hace entre sus hermanos y las dos hijas de la presentadora andaluza, Terelu Campos y Carmen Borrego, a las que sí llama hermanas y con las que se comporta como tal.Gloria Camila y la propia hija de Rocío Carrasco han mantenido una guerra personal contra ella quien, con inteligencia, ha guardado silencio, porque no hay nada mejor para desactivar a alguien que busca conflicto que no entrar al capote. La violencia engendra violencia. Este es mi consejo de hoy...

Rocío Carrasco ha cometido el error de no importarle las convenciones ni el que dirán, no bajarse al barro a discutir ni sucumbir al chantaje emocional. Que el cielo la juzgue. Yo no tengo más datos que el relato que me pueda construir en la cabeza, pero sería literatura, no realidad. Ella sabrá por qué no logra contar con el cariño de sus hijos, los motivos por los que lleva, una vez más, a los tribunales a su ex-marido, Antonio David Flores, la razón por la que ignora a sus tíos maternos.Hace unos años leí una excelente novela del canadiense Douglas Coupland que tenía un título contundente, 'Todas las familias son psicóticas'. en la que disecciona los problemas de las familias contemporáneas con un tono corrosivo, muy en la línea 'destroyer' del autor. Como en el libro, no hay una sobre el planeta en el que no haya diferencias irreconciliables, broncas y reconciliaciones, aunque en este caso parece que nos encontramos en punto muerto.

Rocío Carrasco ha construido una familia no biológica alrededor de las Campos y por eso ayer vimos la preocupación y la tristeza por la situación de la que para ella es su segunda madre, María Teresa Campos. Su afecto es inquebrantable y no han tenido ningún reparo en mostrarlo, aunque a otros les levante ampollas.Ahora todos, incluido el que escribe estas líneas, no queremos otra cosa que María Teresa se recupere pronto y poder seguir disfrutándola, porque, aunque en otro ámbito distinto, como Rocío Jurado, sigue siendo 'la más grande'. Con permiso de sus compañeras.