Esta semana hemos conocido la sentencia del caso que ponía en entredicho el comportamiento tributario de Ana Duato. Durante casi una década la sombra de la duda planeó sobre la actriz por, supuestamente, haber accedido a subterfugios legales para pagar menos impuestos a través de sus sociedades. Lo cierto es que esta situación es más común de lo que cabría pensar y son muchos los famosos que se han visto en el banquillo de los acusados para intentar demostrar su inocencia frente a la Agencia Tributaria.
En el caso de Ana, tras no querer llegar a un acuerdo con la fiscalía, ha conseguido demostrar que desconocía que su asesor fiscal realizaba este tipo de prácticas y que en ningún momento accedió de forma deliberada a hacer uso de mecanismos de ingeniería fiscal. La actriz durante este proceso aseguró que se había negado a llegar a un acuerdo porque sería admitir que había cometido delitos que no había cometido y que no se podía permitir dejar esa herencia social a sus hijos.
Cuando una persona famosa se enfrenta a situaciones de este tipo se da lo que llamamos “la pena del banquillo” que no es más que el juicio social sobre la persona conocida que lleva a que de alguna forma se la sentencie antes de juzgarla. Para entender cómo funciona este síndrome y las secuelas que puede dejar en alguien como Ana Duato, que ha conseguido demostrar su inocencia tras una década de litigio legal, hablamos con la psicóloga, y autora del bestseller “Ni un capullo más: El método definitivo para quererte y encontrar a tu pareja perfecta” (Grijalbo, 2025), Lara Ferreiro.
La actriz Ana Duato durante un momento de la obra 'La música' en la que actúo el pasado mes de febrero.
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“El proceso judicial es ya en sí mismo una condena social”
“Lo que llamamos “pena de banquillo” es un castigo social, emocional y reputacional, que una persona va a sufrir solo por ser acusada públicamente y que debe enfrentarse a un juicio, aunque finalmente no sea condenada”, explica Ferreiro. De hecho, “la pena banquillo daña entre un 60% y un 80% la imagen de quien la padece, es decir, la destroza, porque para muchas personas en el imaginario colectivo el estar acusado se transforma inmediatamente en ser culpable”. Y es que, según Lara Ferreiro, “tienen más peso psicológico los titulares negativos, que se viralizan más, que los positivos. El juicio mediático es Incontrolable. De hecho, el proceso judicial es en sí mismo ya una condena social”.
El proceso judicial contra Ana Duato se ha alargado durante casi una década, con el daño reputacional que ello conlleva. ¿Se puede recuperar su imagen? “Sí, pero hacer una limpieza total es imposible. A nivel psicológico es un proceso muy complejo el que ha enfrentado Ana estos años y estoy segura de que ha transitado por distintos estados anímicos y emocionales”. Bajo el punto de vista de nuestra psicóloga, “primero habrá experimentado ansiedad, trastornos de sueño. Después hay un estrés postraumático que te genera baja autoestima, sentimientos de injusticia. De hecho, ella ha manifestado en alguna ocasión su disconformidad con el proceso y su sentimiento de injusticia”.
En muchos casos las personas que atraviesan por situaciones como la de Duato necesitan acudir a terapia porque se generan en ellos sentimientos de culpa sin condena que “desembocan en sensación de hipervigilancia”. En cierto modo, “pasan por un duelo judicial, primero sienten shock, no se creen que estén viviendo esa situación, luego llega la ira, la culpa, la tristeza por lo que están viviendo y poco a poco van adaptándose a esa nueva situación”. Nuestra psicóloga asegura que “cuando llegan al final del proceso judicial estas personas están, por decirlo de alguna manera, en modo supervivencia”.
“El 40% de los casos suele necesitar terapia para superarlo”
Según Lara Ferreiro, “después de la lucha llega el bajón la depresión judicial. Cuando ya te dictan sentencia, dejas de luchar y aunque el resultado sea satisfactorio, se genera un vacío y un montón de miedos. Comienza ahora un proceso de recuperación de la reputación”. En el caso de Ana Duato, “cuando todo este proceso comenzó era una de las actrices más queridas de nuestro país. Su papel de ‘Merche’ en ‘Cuéntame cómo pasó’ la convirtió en cierto modo en ‘la madre de España’. Su personaje encarnaba los valores tradicionales de lucha, familia, honradez y dignidad. Muchas personas asociaban los valores de su personaje a los de su persona, pensaban que ella era así y de repente se ve involucrada en un problema judicial por el que le piden 36 años de cárcel y todo se tambalea”.
Además, con la gente que sale de la pena del banquillo absuelta ocurre algo digno de estudio según nuestra experta y es que “siempre planea sobre ellos la sombra de la duda, rara vez termina el proceso y es el punto final. Siempre sobrevuela la pregunta de “¿por qué se habrá librado?” lo que hace aún más injusta toda esta situación”. Gran parte del desgaste emocional que provoca procesos judiciales como este es que en una parte de la gente se genera un rechazo social, “hay gente que es capaz de cruzar todas las líneas y llegar a insultar a los famosos que se enfrentan a la “pena del banquillo” si se los encuentra por la calle, este impacto reputacional es lo más duro”.
Ana sonriente en el Festival de Cine de San Sebastián del año 2023.
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Nuestra psicóloga nos recuerda que “seis de cada diez personas absueltas en un proceso así sienten que su vida nunca vuelve a ser igual. El 40% que han vivido la “pena banquillo” evitan volver a aparecer en los medios. Incluso pueden tener fobia social y que no vuelvan a aparecer en público”. Todo esto puede generar “secuelas importantes a largo plazo como depresión o insomnio severo”. Y en el 40% de los casos “suelen necesitar terapia psicológica para superarlo, aun así, el 80% de los acusados se siente condenado antes de entrar a juicio”. Lara Ferreiro finaliza señalando que “en cualquier caso, cabe la posibilidad que Ana use esto como palanca de transformación trabajando en proyectos sociales, artísticos, reconstruya su imagen a base de aprendizaje, resiliencia y compromiso”.