La recta final de los realities suele ser tranquila y con poca chicha, ya que cuantos menos concursantes quedan, menos conflictos se activan. Pero esta edición de Supervivientes esta rompiendo todas las previsiones y siempre acaba por sorprendernos.

A pesar de la falta de comida las fuerzas para discutir siguen intactas, y parece que nuestros concursantes lucharan con uñas y dientes hasta conseguir el ansiado premio.

Albert Supervivientes

Se me rompió el alma en el momento en que vi llorar a Albert cuando le raparon el pelo al cero por un pollo. Isabel Pantoja se burló de él con muy mala leche, imitándole y llamándole llorón. ¿Perdone, señora folclórica? Usted tiene el récord de dramas lacrimógenos en lo que llevamos de concurso.

Ella, que ha recibido más visitas que un dentista, recibe una merienda para el grupo, con bebidas y tinte de pelo incluido, por cortarse las puntas del pelo. El pobre Albert tiene que desesperarse cuando se deja la piel semana tras semana en sobrevivir como un auténtico naufrago, mientras ella se alimenta gracias a las recompensas de sus compañeros. ¡QUÉ IMPOTENCIA!

Por otro lado me gustaron mucho Mónica y Albert, plantando cara a una Pantoja cada vez mas altiva e injusta. Qué poca gratitud y qué falta de memoria tiene esta señora con las personas que le han cuidado durante semanas. Recuerdo en varias ocasiones a Mónica, animando a Isabel para que permaneciera en el concurso mientras ella amenazaba continuamente con abandonar.

Isabel Pantoja

También hemos visto muchas veces al pertiguista alimentando a sus compañeros e incluso regalar una manicura a Isabel, mientras ella no daba un palo al agua. Manda narices, la doña volverá a España con la manicura hecha y el tinte recién dado, ¡eso sí es sobrevivir como toda una diva!

Tiene mucho mérito enfrentarte a una señora que pertenece a la plantilla de Telecinco, y que se cree intocable e invencible. Mire usted, cuando salga de Supervivientes será lo que sea, diva de España o cantante internacional, pero mientras tanto no olvide que allí es una concursante más, y el resto tiene todo el derecho a comentar su reality y a plantarle cara cuando lo crean conveniente, que para eso están conviviendo con usted.

Lo fácil seria hacer como han hecho muchos concursantes y/o colaboradores, defender lo indefendible por puro interés o miedo, ¡basta! Hay que ser honestos y no engañarse, ni a uno mismo ni a la audiencia.

Isabel Pantoja

Cuando Isabel piensa que puede hacer callar a sus enemigos pidiendo ayuda a la organización desde la palapa (“Jorge, esto yo no lo voy a soportar”) se coloca en un lugar que nada la beneficia. Está acostumbrada a que sus fieles amigos y su ejército de fans la defiendan sin que ella se despeine. Me parece una consentida cuando le exige a Omar que tome cartas en el asunto cuando Mónica y Albert la atacan durante la gala, y una chantajista cuando le dice que será su hijo Kiko quien se lo explique en Madrid.

¿Pero esto qué es? ¿El equipo Pantoja, hago todo lo que se me antoja? Pues sí, es consentida por poner a Omar en esa tesitura, donde el bendito, sin pan, ni miga, ni pelotas, gracias a su amiga, ha perdido el maletín en estos días. Posicionarse del lado de una tirana no ha hecho otra cosa que perjudicarle, y estaba haciendo un concurso estupendo, hasta ahora.

Mucho me temo que Omar no ganara Supervivientes por haber sido otro palmero mas de Doña Isabel. ¿Acaso ella se metió en el conflicto de Dakota y Colate? ¿O se apartó a un lado y dijo “yo no quiero saber nada de esto”?

SUPERVIVIENTES

La señora pretendió dejar a Albert sin barbacoa, como si ella fuera la dueña de todo el festín por su gran esfuerzo al cortarse el pelo, ¡qué generosa! Tampoco quiere cocinar, por que piensa que es algo que no se valora en el concurso. ¡Y luego tacha a Mónica de estratega!

Mucho me temo que será Mónica la expulsada, y sólo deseo que derrote a Chelo, a pesar de que cada vez me molesta menos. Pero también es cierto que aporta poco, así que Chelo, es hora de que vuelvas a España.

Mi dardo esta semana, a pesar de no estar nominada, va para la tonadillera, por egoísta, injusta, soberbia y chantajista.