Este domingo Gervasio Deferr (41) volvió a hacer historia. No por ganar una medalla olímpica, sino por abrirse en canal ante una audiencia que se mantuvo pegada a la pantalla junto a él y Jordi Évole. El tándem consiguió un 9,7 % de share y fue visto por más de un millón y medio de espectadores. Sus declaraciones dejaron helados a todos y es que habló sin ningún tapujo acerca del infierno en el que estuvo sumido durante años. Las drogas, el alcohol, el abismo...Los que le querían llegaron a temer por su vida, aunque a él entonces le daba igual salir o no de aquel pozo. "Tuve que matar al Gervi sensible para poder ser Gervarsio Deferr, el asesino ganador", dijo el exgimnasta en La Sexta.

Rafael Amargo

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Gervasio Deferr
Gtres

Logró el oro en los Juegos Olímpicos de Sidney en el 2000, pero no supo ni gestionar el campeonato ni tampoco las lesiones que vinieron tiempo después. "Me rompo los hombros y se anuncia lo del positivo. Me vuelvo a incorporar para intentar preparar los Juegos Olímpicos de Atenas, pero me rompo la espalda y me dicen que tengo que parar de saltar seis meses. Otra vez seis meses encerrado en mi casa; en la oscuridad, rayándome", espetó. Dio positivo en cannabis y por ello fue sancionado, no solo por las altas esferas, sino también por su propio padre, que le dejó de hablar tras enterarse de ello. "Me sentí muy avergonzado en su momento, no por el hecho de lo que estaba ocurriendo en sí, sino porque de repente saliese así en la prensa", añadió.

Gervasio Deferr, conocido como Gervi, empezó a caer por el precipicio con el alcohol, aunque él asegura que llegó a mezclar la bebida con todo tipo de estupefacientes. "Lo que casi me destroza la vida es el alcohol. En Madrid, en las primeras concentraciones, empecé a beber. Y poco a poco se va normalizando (...) Tomaba cocaína, speed...", contó el que fuera gimnasta profesional. Cinco meses antes de Atenas, sabía que daría positivo en cocaína, por lo que le pidió al Comité Olímpico Español que le retrasaran los controles, una petición a la que accedieron. Aplazaron los controles antidoping, tal y como él había pedido, y le dejaron únicamente entrenar: "Dije al Comité Olímpico que necesitaba un tiempo para limpiarme". Su medalla en aquel momento fue aplaudida por todos los españoles, un salto que hizo con absoluta precisión, eso sí, después de una noche de borrachera: "No me acuerdo de cómo me fui a dormir". 

En los siguientes juegos no consiguió el oro esperado, se conformó con la de plata en el suelo en Pekín en el año 2008 y eso le llevó a retirarse. "Me retiro porque ya no puedo ganar". Ahí empezó el principio del fin, aún más, ya que empezó a tener todo el tiempo del mundo para sumir su tristeza en el alcohol. "Ahí me quedo sin objetivos. No sé qué hacer con mi vida. Vuelvo a fumar porros, salgo y bebo... Llegó un momento en el que me di cuenta de que llevaba seis años bebiendo todos los días. Era autodestructivo totalmente, sabía que eso me podía matar e iba de cabeza. Varios momentos he pensado 'igual mañana no me levanto' y me daba igual", dijo.


No ha sido el único testimonio que ha puesto los pelos de punta a los espectadores. Paloma del Río, periodista que ha cubierto varias ediciones de los Juegos Olímpicos para Televisión Española, reveló su preocupación por el joven por el que tantas veces corearon su nombre. "No creo que vaya a haber otro Gervasio... Le llegaron a decir que era el Maradona de la gimnasia", aseguró con gran admiración. Gervi era capaz de prepararse grandes competiciones en solo tres meses, una época en la que él parecía feliz de cara al resto: "Primero es un gimnasta ilusionado, contento, rápido, sabiéndose bueno, a veces un poquito por encima del bien y del mal". Con el tiempo tal fue su cambio físico que incluso quien bien le conocía, tenía que mirarle dos veces para saber si realmente era él. "Me hice una foto con él que la tuve que ver muchas veces, porque no le reconocí", explicó. Al igual que Paloma, otros como un directivo del Consejo Superior de Deportes le trasladó su miedo a que Gervasio Deffer se suicidara como habían hecho otros deportistas. "El próximo en darnos un disgusto va a ser 'Gervi''", dijo.


Gervi ahora ha encontrado una nueva vida ayudando a los más desfavorecidos en el deporte. Si bien su final estuvo repleto de luces y sombras, ahora está centrado en el proyecto del barrio de La Mina en Barcelona. Hasta allí ha llegado con un ímprobo esfuerzo y después de desintoxicarse en el año 2017 durante más de 10 meses: "Soñaba desde los 15 con abrir un gimnasio. Elegí el proyecto en La Mina porque vengo de una familia sin recursos y a través del deporte mi vida realmente cambió. Lo que para mí es una pasión para ellos puede ser un hobby que también les puede cambiar su vida. ¿Y dónde mejor que donde menos recursos haya?". Además, combina su profesión con ser comentarista en algunos juegos junto a grandes periodistas, pues la gimnasia competitiva siempre fue su pasión.