Isabel Pantoja vive su momento más duro. Su madre, doña Ana, ha fallecido a los 90 años, dejando a su familia desolada. A tan solo dos días de que su nieta, Anabel Pantoja, se dé el 'sí, quiero' con Omar Sánchez en La Graciosa, la matriarca ha fallecido en Cádiz. Tras abandonar el hospital en el que estaba ingresada, doña Ana ha muerto junto a aquellas personas que han permanecido a su lado los últimos meses. Está previsto que se incinere en las próximas horas en la más estricta intimidad, un encuentro al que se desconoce quién acudirá, dada la ruptura familiar que se produjo el pasado año. De momento, su círculo no se ha pronunciado sobre el que ha sido uno de los golpes más dolorosos de su vida, en especial, para la tonadillera.

La salud de doña Ana se vio fuertemente debilitada desde que en el mes de octubre de 2019 sufriera un ictus. Nada ha vuelto a ser lo mismo para ella, prueba de ello, que desapareciera por completo de los medios de comunicación los últimos años. Aunque hace unos días recibió el alta hospitalaria y todo apuntaba a una mejoría por su parte, lo cierto es que los médicos solo quisieron que volviera a casa para despedirse de los suyos en la que ha sido su casa. Previamente había sido hospitalizada de urgencia con un diagnóstico delicado, no obstante, su entorno jamás pudo imaginar que solo unos días después se enfrentarían a su último adiós.

A su lado siempre ha tenido a Isabel, a quien ella consideraba su ojito derecho. Siempre estuvieron juntas, una al lado de la otra hasta tal punto que se convirtieron en su refugio más fiel. La artista cuando la salud de su madre empeoraba, no lo dudaba ni un instante y paraba en seco su vida y sus compromisos profesionales. Así lo demuestra cuando durante las grabaciones de 'Idol Kids' detuvo todo para tan solo centrarse en ella, siendo meses después cuando doña Ana ha fallecido. 'El Español' ha anunciado en primicia la triste noticia, un tremendo varapalo para todos aquellos que la querían.

Doña Ana ha muerto en Cantora

La familia Pantoja ahora debe afrontar la vida sin doña Ana, quien ha muerto en Cantora a los 90 años. Lo ha hecho tras muchos baches en lo que se respecta a su salud y en un discreto segundo plano, pues siempre trató de estar a la sombra de su hija. Su última etapa ha sido complicada, ya que a su cuadro médico se sumaba también el alzhéimer que padecía. Dependía de su familia para casi todo y apenas reconocía a sus seres queridos, tal y como explicó su entorno durante uno de sus últimos ingresos. "Ya no puede comer sola y, a veces, ya ni reconoce a los suyos", dijeron.