Ana Botín revela a Jesús Calleja su complicada relación con su padre

En su aventura ártica, Ana Botín ha revelado detalles de su vida que eran desconocidos para la mayoría. Aspectos como lo que más valora de su trabajo. "Poder tener impacto, poder cambiar la vida de muchas personas" es lo que le resulta más gratificante de su labor. "Puedes tener un gran impacto social en mi trabajo".

Lejos de lo que podría parecer, la persona que más ha influido en su vida ha sido su madre, Paloma O'Shea. De origen irlandés, "mi madre ha sido la mayor influencia de mi vida. Nos educó de una manera muy avanzada para la época".

A lo largo de su infancia, Ana Botín se educó en los mejores colegios. "Primero en Santander en un colegio de monjas hasta los 13 años. Luego fui a Ginebra a un internado". No tiene malos recuerdos del internado. Más bien al contrario: pronto sintió deseos de formarse fuera de nuestras fronteras. "Tenías momentos que lo pasabas mal, pero me encantaba explorar. A mi madre la sentía súper cerca. Estaba siempre ahí", ha explicado. Fuera del colegio, ocupaba las tardes a asistir a clases de "piano, judo, ballet o idiomas después del colegio. Nos tenían muy ocupada durante el día".

"Con 15 años me fui a Inglaterra. Con 16 fui a la universidad. Me gradué. Me fui a Alemania a estudiar alemán. Luego me fui a Estados Unidos". E hizo la carrera en Harvard. Viví fuera de España hasta los 30 años", ha subrayado la ejecutiva.

Ana Botín se mostró muy sincera con Calleja al contar cómo era la relación con su padre, Emilio Botín, fundador del Banco Santander. "Como padre era buenísima. Como jefe hubo sus más y sus menos".

Botín comenzó su carrera profesional "en JP Morgan. Me contrataron en Nueva York, luego me fui a Madrid. Estuve ocho años trabajando allí". No fue hasta principios de los ochenta cuando entra a formar parte de la plantilla del banco que dirigió su padre desde 1983 hasta 1986. Pero ella no era una "niña de papá". Su padre nunca la trató de manera especial. "Nunca me dijo: ven a trabajar al Santander. Fue otra persona quien me llamó". Emilio Botín incluso propició su salida de la entidad a finales de los noventa.

"Mi padre, de manera muy elegante, me dijo que me fuera porque si no iba a haber fusión. Hizo lo que tenía que hacer. Pero la manera en la que lo hizo me hizo bastante daño. Más tarde en una junta de accionistas me dejó regular: dijo que era más importante el banco que la familia. Si no me hubieran matado entonces, me hubieran matado más tarde. Las fusiones son duras. Mi padre me lo hizo pasar muy mal. No estaría aquí si no hubiera pasado esto", ha relatado. "Las formas cuando me dijo 'vete' o cuando me dijo 'vuelve'... podría haberlo hecho de otra manera. La relación con mi padre era espectacular. Cada verano nos íbamos de vacaciones con mis hijos. Lo que no hacíamos era pasar los fines de semana con él", añadía.

Ana está casada desde el 1983 con Guillermo Morenés Mariátegui, nieto del primer marqués de Borghetto. Se conocieron cuando ella tenía 18 años. "Organizamos una cena en Madrid y una amiga me trajo a Guillermo. Nunca fuimos novios. Salimos a distancia y nos veíamos algo en verano. Un día me dijo: si no nos casamos, esto va a ser muy difícil". Y fue así cómo se animó a darle el 'sí, quiero" a los 22 años.

Cree que el secreto de sus 35 años de matrimonio radica en "el respeto". "No opinamos siempre igual". El propio Guillermo hablaba sobre su relación en el programa de Calleja: "Siempre he respetado a mi mujer y la admiro muchísimo. Valoro mucho el papel de la mujer hoy: está obsesivamente vigilada para ver dónde se equivoca. Las mujeres que lo están haciendo bien lo están haciendo brillantemente bien".

"No podría haber hecho ni la mitad de lo que he hecho sin Guillermo", admitía Botín en 'Planeta Calleja', donde se calificó como una mujer feminista. "Hicimos un acuerdo cuando nos casamos de que siempre íbamos a compartir todo al 50%. Guillermo lo cumplió. Hay que cambiar esa cultura de que la mujer asuma más responsabilidades que el hombre".

Durante la grabación del programa en Groenlandia, Ana Botín y Jesús Calleja mostraron sus diferencias delante de las cámaras. En más de una ocasión, la ejecutiva del Santander corregía al manchego por sus maneras. "Te voy a enseñar a pedir las cosas de una manera, digamos, más femenina", llegó a comentarle. El presentador respondía con mano izquierda cada vez que tenían un roce: "No fui a clase de protocolo y me perdí Harvard". A pesar de sus diferencias, Ana se mostró satisfecha por haber participado en el espacio. "Compartir estos días contigo aquí me ha hecho reflexionar sobre el cambio climático. Hay que pasar a la acción, tomar decisiones y cambiar hábitos. Ha merecido la pena y me ha encantado conocerte".