La reina Isabel II subió al trono con tan solo 25 años, tras la repentina y temprana muerte de su padre, el rey Jorge V, a causa de un cáncer de pulmón. Después de un reinado histórico de 70 años, Isabel II fallecía el 8 de septiembre de 2022 a los 96 años, tomando el testigo su hijo Carlos III que tiene la ardua tarea de reinar baja la alargada sombra de su madre.

Isabel II

Isabel II tuvo una vida muy longeva, falleció a las 96 años.

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Isabel II no bebía de la fuente de la juventud pero sí que tenía unos hábitos saludables que hicieron que viviera una vida muy larga y con una buenísima salud física y mental. Estos son los secretos de la monarca para una longevidad tan histórica como su reinado.

Una vida sin humo

Era por muchos conocido que Isabel II tenía aversión al tabaco. En un tiempo en que fumar era común, ella optó por mantener sus residencias libres de humo, una decisión que sin duda contribuyó a mantener su buena salud y bienestar general.

Aunque la reina madre llegó a las 101 años siendo fumadora, Isabel tenía una postura muy firme contra el tabaco y nunca fumó ni sintió la tentación de hacerlo, así lo ha explicado el que fuera su secretario de prensa, Dickie Arbiter. Y no nos extraña nada habiendo muerto su padre a causa de un cáncer de pulmón.

Isabel II

La reina Isabel II no fumó nunca y no permitió que se fumara en sus casas.

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Como bien sabía Isabel II, el consumo de tabaco está directamente relacionado con una amplia gama de enfermedades graves, incluyendo varios tipos de cáncer, enfermedades cardiovasculares, problemas respiratorios y trastornos digestivos. Además, el tabaco no solo afecta a los fumadores activos, sino también a los no fumadores expuestos al humo de segunda mano, aumentando su riesgo de padecer enfermedades relacionadas con el tabaquismo. La única manera de minimizar estos riesgos es abstenerse completamente de su consumo y no exponerse, algo que la reina de Inglaterra llevaba a rajatabla.

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Leer a diario

La reina Isabel II pasaba cada día muchas horas leyendo y estudiando documentos sobre temas políticos y asuntos constitucionales, manteniendo su mente muy despierta, ágil y comprometida con los deberes de la monarquía.

La mente aguda de la reina era el resultado de su constante búsqueda de conocimiento y su participación activa en todos los asuntos de estado. Se mantenía informada sobre los acontecimientos mundiales y dedicaba tiempo a la lectura y al estudio, lo que le permitía estar siempre preparada para sus deberes reales y mantener su mente en forma. Leer regularmente mejora la memoria, la concentración y la capacidad de análisis crítico, algo de lo que la monarca podía presumir.

Reina Isabel II

La reina de Inglaterra leía a diario y se mantenía informada de lo que acontecía en el mundo.

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Llevar una alimentación muy saludable

La reina de Inglaterra se caracterizaba por su alimentación equilibrada, priorizando el pescado, las frutas y las verduras de temporada. Eso sí, evitaba los excesos y prefería las comidas sencillas, manteniendo los carbohidratos y alimentos con almidón al margen de su dieta.

Su dieta era un claro modelo de moderación y equilibrio. Su enfoque en comidas pequeñas y controladas le permitía disfrutar de la variedad sin caer en excesos. Además, se dice que tenía un capricho muy particular por el chocolate negro, un pequeño placer que se permitía de vez en cuando pero siempre con moderación.

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Ejercicio regular

A pesar de su apretada agenda, Isabel II nunca descuidó su actividad física. Era una ávida amazona y se mantenía activa con paseos a caballo, lo que le proporcionaba no solo ejercicio sino también un momento de tranquilidad y conexión con la naturaleza.

Reina Isabel II

Isabel II montó a caballo toda su vida.

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Todos recordamos las imágenes de la reina vestida con su atuendo de campo, paseando con sus queridos perros en largas caminatas. Sus paseos por los vastos jardines de sus residencias eran una parte esencial de su rutina diaria y eran un momento magnífico para practicar la atención plena o mindfulness que se ha demostrado una forma muy eficaz de ayudar a controlar el estrés y la ansiedad al reducir los niveles de cortisol. Promueve también una mayor conciencia emocional y cognitiva, y para mejorar la calidad del sueño.

El ejercicio moderado y diario le permitió a la reina mantenerse siempre activa y mejorar sus salud física y mental.

Exponerse poco al sol

Isabel II se exponía al sol con mucha precaución, complementando su atuendo con coloridos sombreros elegantes que la protegían y, al mismo tiempo, definían su icónico estilo.

Isabel II

La monarca inglesa no se exponía al sol y se protegía siempre con sombreros.

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La reina sabía que la exposición excesiva al sol puede tener efectos perjudiciales para la salud, especialmente si no se toman las medidas de protección adecuadas. Los rayos ultravioleta (UV) del sol pueden causar daños significativos en la piel, como eritemas, que se caracterizan por el enrojecimiento y pueden preceder a las quemaduras solares.

A largo plazo, la exposición continua y sin protección al sol puede llevar al envejecimiento prematuro de la piel, manifestándose en arrugas y una textura endurecida debido a la hiperqueratosis. Además, el sol es un factor de riesgo conocido para el desarrollo de cáncer de piel, incluyendo melanomas, que son particularmente peligrosos y potencialmente mortales.El sol también puede tener consecuencias negativas para la salud ocular. 

Isabel II y Carlos

La reina Isabel II y su hijo Carlos en sus tierras.

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Estos hábitos, combinados con la fortaleza y dedicación a su trabajo, no solo ayudaron a Isabel II a mantenerse saludable sino que también le permitieron cumplir con sus responsabilidades reales hasta una edad muy avanzada.

Fue una monarca muy valorada y de gran influencia, logrando transformar de forma paulatina la institución monárquica convirtiéndose así en el paradigma de los monarcas europeos. Su estilo de vida le ayudo a mantener el cuerpo y la mente activos y con salud hasta su muerte. God Save the Queen.