Tamara Gorro (37 años) es una de las mayores influencers que ha dado nuestro país con más de 2 millones de seguidores en Instagram. Si algo está claro es que Tamara Gorro engancha a sus followers por lo clara que es a la hora de mostrarse tan cual en redes, una apertura absoluta y sin filtros que se han convertido en su seña de identidad. Y es que su forma de transmitir tanto lo bueno como lo malo ha hecho de Tamara un referente para muchos que ven en ella una figura pura y real que no se esconde.

Bien pues Tamara ha mostrado esta mañana cómo ha encarado uno de los palos más grandes que ha sufrido en su vida: El fallecimiento de su abuelo.

Tamara Gorro siempre ha demostrado que su familia lo es todo para ella, por lo que no es de extrañar que esté viviendo un momento de lo más duro. Su imagen de madraza siempre ha estado acompañada de la de buena hija que es con su madre y de lo vinculada que está a sus abuelos, a los que ella denomina yayos en sus redes sociales. Tamara era una habitual de retratar los encuentros con estos en comidas y visitas que posteriormente compartía en redes. Y es que la influencer ha disfrutado de estos hasta el final, y así hemos sido testigos todos sus seguidores.

Tamara, absolutamente rota de dolor

“No soporto este dolor… Te amo yayito mío” así de escueta y sentida mostraba su dolor en Instagram, acompañando este texto con una foto en blanco y negro sobre la que rezaba los siguiente “Te has ido yayito… No me sueltes nunca por favor” en compañía de los siguientes emoticonos: Un lazo negro, una estrella y un corazón, que ilustraban a la perfección el luto que esta viviendo por la muerte de este y cómo le sigue teniendo  y sintiendo como ángel de la guarda desde el cielo.

Desde hace unos meses ya venía informando del delicado estado de salud que su abuelo, que había tenido varios ingresos hospitalarios en los que ella le había acompañado sin dudarlo. Un vínculo eterno que siempre ha demostrado, cuando con cada ingreso ha movido cielo y tierra para dejar a sus hijos bien cuidados mientras ella se desplazaba al hospital a cuidar personalmente a su yayo.

Tras el último y más preocupante ingreso, le dieron el alta para que pudiera descansar en casa. Tamara acompañó  durante varias noches a su abuelo hasta que finalmente ha tenido que anunciar su pronta despedida, quedando rota y abatida ante la marcha del que ha sido el gran apoyo de su vida.

La ‘culpabilidad’ de Tamara Gorro

Tras unos meses muy complicado acompañando no solo a su abuelo, sino también a su yaya, que también ha estado muy enferma en los últimos tiempos…Tamara tuvo que hacer frente a su realidad más inmediata, los compromisos.  Y es que, hacía escaso un mes que había vuelto a la rutina de su vida, abandonando el hospital y domicilio de sus abuelos, y comenzando a hacer vida normal, afrontando los quehaceres acumulados de su vida como influencer.

Bien, pues esto le hacía sentir tremendamente mal y culpable tal y como adelantaba en sus redes comentando lo siguiente: “Sabes que pasa, como llevo todo el día… durante muchos días con el yayo, el hecho de irme hoy a comer, con los peques, porque tengo a los peques. Me siento mal, es como te vas a disfrutar y no estas cuidándole.  Y eso que en mejores manos no puede estar, que esta con la yaya y con mi madre, pero tengo ese sentimiento de culpabilidad, que no os lo podéis imaginar. Y mañana empiezo a trabajar…que tengo que trabajar pero tengo ese sentimiento…” explicaba bastante afectada a sus seguidores.

Carmen Lomana

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El último deseo del yayo

Tamara ha estado muy preocupada por cubrir de la mejor forma que ha podido las necesidades de los suyos, en especial, también las sentimentales. De esta forma contaba en un pasado post de Instagram cómo, pese a no encontrarse bien de salud, su abuelo seguía teniendo inquietudes y ganas de relacionarse con la gente de su entorno. De este modo contaba lo siguiente: 

"Hoy yayo se reencontró con su gran compañero de trabajo después de muchos años…Estando en el hospital yayo llamó a Lorenzo, cuando colgó no paraba de decir que le encantaría verle…Le prometí que le llevaría y su deseo se cumplió. Se han fundido en un precioso abrazo, emocionados, llenos de amor.
Hemos comido felices, con esta maravillosa persona que estaba pendiente de yayo y de todos nosotros, le estaré eternamente agradecida por este día porque jamás lo olvidaré. Dos personas que fueron felices, Lorenzo y yayo", de esta forma y compartiendo un enternecedor vídeo del encuentro, mostraba lo feliz que le hacía cumplir los últimos deseos de su abuelo en vida.