Dos días después de dar a luz, María Castro y su marido, José Manuel Villalba, han abandonado el hospital con su hija Olivia. Se trata de la segunda hija del matrimonio, que se casó hace dos años. La pequeña se convertirá en la mejor compañera de juegos de su hermanita Maia, de cuatro años.
Los orgullosos papás salían del centro médico con la obligatoria mascarilla, tan solo se la quitaban para que los reporteros gráficos captasen estas instantáneas. María, con un vestido 'print' floral, lucía su mejor sonrisa sosteniendo con mimo a la benjamina de la familia arropado en una cálida mantita rosa.
El bebé nació por cesárea como sucedió con el primer parto de la actriz. Siempre activa en redes, la gallega ha querido compartir con sus seguidores cómo ha vivido esta segunda experiencia compartiendo la última imagen antes de dar a luz. "Esta es la última foto en la que monitorizada y con contracciones, guardaba aún la esperanza, de parir por vía vaginal.... Me apetecía vivir ese otro tipo de parto… Me apetecía irme a casa sin una operación mayor en el cuerpo".
Finalmente, no pudo ser. María tuvo un parto programado: "Por necesidades de guion, y una cesárea anterior, de la que no conocíamos 100 por 100 el estado de su cicatriz, impidieron hacer otra cosa... había riesgo de desgarro, y yo ya soy madre de una que espera en casa, así que no nos la podíamos jugar".
A pesar de este primer disgusto, ha confesado que contó con el apoyo incondicional de su marido y relativizó todo. "No había tiempo y sí muchas ganas", indicaba. Añadía lo siguiente: "Que sí, que ahora la operación me la llevo yo… Pero qué importancia tiene? Cuando todo ha salido bien... Y yo, gallega y dura por naturaleza, tengo salud para soportarlo y una familia maravillosa en quién apoyarme. Ahora, me tocará tomarme la vida con calma… No estoy acostumbrada, ni apenas sé… Pero todavía estoy a tiempo de aprender!".
La magia de la vida
La intérprete quiso compartir la feliz noticia del nacimiento de Olivia con un emotivo 'post' en el que habló de la "magia de la vida". "Cuando creías que lo habías experimentado todo, cuando pensabas que no se podía igualar ese amor tan puro, cuando te parecía imposible vivir en tus propias carnes otro día tan especial como el de hace cuatro años... entonces, llegas tú, Olivia, y tiras por tierra todas nuestras teorías y sentimientos".
Con las siguientes palabras calificó el momento vivido tras dar la bienvenida al nuevo miembro de la familia: "Fue oír tu llanto, a escasos centímetros de nosotros, y el amor más animal, puro e incondicional, brotar por sí solo. Al igual que nuestras lágrimas eh... He de confesaros que, ver a mi marido tan tremendamente emocionado (incluso más que la primera vez), me hizo darme de frente con una realidad, que obviamente tenía en cuenta; y que igual, si cabe, lo hizo todo aún más emocionalmente incontrolable...".