La periodista ha narrado cómo ha sido su reencuentro con sus familiares en Vigo, su ciudad natal, adonde se ha trasladado esta semana después de 171 días sin verlos.

Quienes llevamos sangre gallega sabemos bien lo que es la morriña. Un arraigo al terruño que provoca sentimientos de nostalgia o de tristeza cuando se está alejado de la tierra natal o de los seres queridos. Es lo que ha vivido Carlota Corredera en estos casi cuatro meses de confinamiento. Un tiempo en el que la periodista, siguiendo las recomendaciones de las autoridades sanitarias, ha guardado cuarentena en Madrid junto a su marido y su hija Alba, que acaba de cumplir cinco años. En este periodo ha estado bien acompañada, pero le han faltado el calor de los suyos: la familia que tiene en Galicia.

Corredera ha regresado a su Vigo natal

Carlota Corredera

Oriunda de Vigo, la presentadora de 'Sálvame' ya contaba los días para reunirse con su gente en su ciudad. Hasta allí ha podido trasladarse este fin de semana, una vez que el gobierno ha levantado la veda a las restricciones de movilidad dentro del país establecidas después de que fuera decretado el estado de alarma, el pasado 14 de marzo. Al pisar de nuevo su tierra, compartía una foto de su feliz retorno a casa en sus redes sociales. "171 días lejos de ti, mi casa, mi mar, mi hogar ? 132 días sin abrazar a mi madre y a mi hermano, y, por fin... Vigo ♥️ ", escribía hace unas horas en su cuenta de Instagram. Su comentario incluía también un recordatorio a los usuarios de las plataformas digitales, para evitar que bajemos la guardia en lo relativo a las medidas de prevención contra la Covid-19. "Bendita nueva normalidad, seamos responsables, por favor ??  Mascarilla @minailustraciones #vigonocorazon #vigoenelcorazon", señalaba.

"He estado en mi casa y he sido muy feliz"

Carlota Corredera

Esta tarde en 'Sálvame', Corredera se ha emocionado al hablar de su esperada escapada a Galicia después de tanto tiempo sin ver a sus familiares. "Después de 171 días cogí el coche y me fui hasta allí y justo antes de entrar a la comunidad, en la provincia de Zamora, puse música de gaitas a todo trapo", ha revelado. "He sido tan feliz", admitía, visiblemente emocionada. "Ha sido la gloria de poder estar con mi familia. Me emociono. Cuando vives algo tan duro... Mi familia la tengo allí y ha habido muchas preocupaciones", añadía.

Así, Carlota ha compartido la felicidad que ha experimentado en esta fugaz escapada. Un viaje exprés en el que ha podido combatir la morriña que tantas semanas llevaba padeciendo. Por fin ha podido abrazar a los suyos. Y lo más importante: ha visto de nuevo a su progenitora. "Mi madre tiene 70 años y por su cabeza pasaron muchos escenarios. Por suerte está todo el mundo bien. He estado en mi casa y he sido feliz", confesaba en directo ante sus compañeros y la audiencia.

La gallega ha explicado que en estos días en casa ha "pensado mucho" en tantas personas anónimas que han perdido a sus seres queridos por culpa del coronavirus sin poder despedirse de ellos. A tanta gente que ha sufrido la enfermedad en situaciones tan adversas. Por este motivo se ha dado cuenta de que es una privilegiada: las personas de su círculo más cercano están bien y ha tenido la suerte de poder verlos nuevamente. "Soy muy afortunada de haber podido estar con mi madre", concluía.

Las veces que Carlota ha hablado de su morriña en las redes

Carlota Corredera

Durante las semanas de confinamiento, Carlota ha expresado en varias ocasiones cuánto ha echado de menos su tierra. "Mi diosa, mi referente, mi heroína, mi brújula, mi ejemplo, mi religión, pronto nos daremos los besos y abrazos pendientes, te quiero mamá, te necesito, te añoro, te venero". Con este mensaje enviaba unas cariñosas palabras a su madre a través de su perfil de Instagram. En otros de sus posts hacía referencia a su "morriña de Vigo" o en su "día menos para volver a casiña". Su añoranza por el Cantábrico que tanto ama apareció poco después de comenzar el encierro. "Cuánto te echo de menos Vigo, cuánto te echo de menos océano", apuntaba el 24 de marzo, apenas diez días después del estallido oficial de la pandemia en España.