Este martes, Aida Domenech, más conocida como Dulceida, ha ido a divertirse a 'El Hormiguero 3.0'. Allí, la 'influencer' ha contado los aspectos más destacados de su vida. Desde su trabajo como "creadora de contenido" en las redes sociales a su mujer, Alba Paul, cuya historia de amor a recordado en el programa de Pablo Motos.
También ha revelado dos de sus curiosas costumbres. Una de ellas es que aún se chupa el dedo. Sí. Lo que están leyendo. Por increíble que parezca, a sus 31 años, la 'instagrammer' sigue teniendo el mismo hábito que cuando era pequeña. Tanto se chupa el dedo que tiene un callo en el dedo gordo de su mano izquierda.
"Mi máxima manía es chuparme el dedo y chupar orejas"
Otra de sus extrañas aficiones consiste en chupar orejas. "Mi máxima manía es chuparme el dedo y chupar orejas", confesaba, ante la atónita mirada del presentador. "La oreja de mi mujer es bonita, pero es muy fina. Me gusta que estén súper frías".
Dulceida, a la que siguen 2,8 millones de usuarios en Instagram, ha compartido con la audiencia de Antena 3 cómo se enamoró de su mujer. Una historia que Motos ha destacado de manera especial: "En cuanto la nombrabas te emocionabas y yo me emocionaba. Te subía el pavo y a mí también". La joven respondía: "En todo en general me he dejado llevar. Yo la conocí, súper tímida, y era como... qué chica más guapa. Tampoco conocía a muchas chicas lesbianas. La vi y me sorprendió. Dije: 'Es diferente'. Noté algo. Un día me dijo mi madre: ¿Te gusta Alba, verdad? Y ya a mí misma me dije: 'Sí'. Me dejé llevar y fue maravilloso".
Ha recibido amenazas de muerte en las redes sociales
La joven ha narrado también cómo fue su primer beso con Alba. Fue un momento digno de un largometraje. "Nuestro primer beso fue como el de las películas. Ella fue la que se lanzó. Me dio un beso que yo no esperaba. ¡Me empujó contra la pared". Tras empezar su relación con ella, le sorprendió la reacción de su abuela, que recibió a su pareja con los brazos abiertos. "Le dijo: 'Dame un beso. Ya tengo otra nieta más".
También ha recordado que en las redes sociales no todo es tan bonito como parece. Ahora lleva bastante bien las críticas. Pero ha sufrido el acoso de los 'haters' e incluso ha recibido amenazas de muerte. "Ahora no me afecta porque ha sido un aprendizaje. Me he acostumbrado. Recuerdo una persona que se abrió Twiter y empezó a decir que por mi culpa su hija estaba con una mujer y que me iba a matar".