En mi ingenuidad en los 90's le dije yo a Antonia Dell'Attte en el estreno de 'Kika': "No te vayas nunca de España", porque me fascinaba después de 'La máquina de la verdad' y todas esas majaderías maravillosas que soltaba a las primeras de cambio. Con tanto énfasis lo debí de proferir que acabó en la entradilla de una crónica de El País sobre el evento.

Ya digo, el ansia de la juventud, al que cantaba Mónica Naranjo, que me hacía ir a la puerta de los estrenos cuando era un estudiante de Periodismo y quería ver a mis mitos de cerca, en ese caso, Almodóvar. Una época, por cierto, que me encontraba a Massiel en cualquier fiesta a la que iba, en varias ocasiones con Juan Ribó, entonces mucho menos notorio que cuando comenzó su relación con Pastora Vega y su exmujer se dedicó a despotricar sobre él hasta que la historia mediática se fue diluyendo.

El encontronazo entre Massiel y la reina Sofía
Massiel dio una sensacional entrevista a Toñi Moreno en 'Viva la vida'.

Diréis que me estoy yendo por las ramas, pero en realidad esto es un homenaje a la forma de contar las cosas de Massiel, que de una anécdota te puede hacer un 'Guerra y paz' y tenerte embelesado durante horas, si te interesa lo que cuenta (si no, con dolor de cabeza). Así que, ya digo que mi amigo Claudio, que era quien me acompañaba a esas fiestas, porque compartíamos colegio mayor, acuñamos una frase que era: "Si no está Massiel, no hay fiesta". Nos la encontrábamos en la Joy Eslava, en Stella, en presentaciones de libros. Era como para preguntarse si había una cámara oculta, porque con la intérprete de 'Eres' lo nuestro parecía 'El show de Truman'.

Massiel es como Miranda Boranat, un personaje de 'Garras de astracán, una de las mejores novelas de Terenci Moix, que según se levantaba miraba las esquelas de los periódicos para ver a qué funeral tenía que ir ese día. No hay uno al que falte la intérprete de 'Rosas en el mar', porque su entramado de relaciones es más largo que la 'agenda secreta' de María de Mora.

A lo que iba, que estuvo el sábado en Toñi Moreno (me encanta convertir a los presentadores en lugares) y largó lo suyo, con una ironía y un conocimiento de la mediocridad cultural del momento actual que no podía parar de reír. Sobre todo cuando hizo referencia a Bertol Brecht, a quien no hay entrevista en la que no mencione, y dijo que seguramente la mayoría de los que estaban en el plató no sabían ni quién era el dramaturgo y poeta alemán. Por cierto, que el hijo de Loles León se llama Bertoldo en su honor.

El encontronazo entre Massiel y la reina Sofía
Massiel, que siempre ha sido muy 'avant-garde', en 1970.

Una cosa llevó a la otra y acabó contando que la reina Sofía acudió a una actuación suya y que la que entonces era princesa se levantó a la cuarta canción y se marchó, porque pensaba que acababa ahí el concierto. La hoy emérita se dio cuenta después del feo y la invitó a tomar el te en el palacio de la Zarzuela como gesto de desagravio.

Massielona dijo que el día que le proponían no le venía bien (necesitaba ganar tiempo para conseguir un vestido apropiado para la ocasión), así que les propuso una fecha alternativa que Zarzuela aceptó. Y cuando 'la tanqueta de Leganitos' se plantó allí, desestimó el té que le ofrecían, porque a ella no le gusta, e intentó ver al hoy rey Felipe, pero debía de estar en el colegio o en la guardería. La gran conclusión del encuentro: que el rey Juan Carlos estaba muy bueno.

No me diréis que Massiel no es maravillosa y que se merecería un 24 horas como 'Operación Triunfo'. Pocas artistas hemos tenido tan completas, cultas y divertidas como la ganadora de Eurovisión. Sin embargo, España es un país muy ingrato y con menos memoria que Dory, la amiga de Nemo. También os digo que cada vez me siento más identificado con Hilario López Millán, que para mí tiene más valor como historiador que Paul Preston o Ian Gibson, porque se ocupa de folclóricas y personajes que, como dejen de ser narradas, desaparecerán de nuestra memoria colectiva, como si fuéramos los protagonistas de un capítulo de 'Black Mirror'.